A medida que los contagios por coronavirus en Italia se multiplican, la prensa local recoge testimonios conmovedores de quienes han contraído la enfermedad que ya ha matado 1.809 personas en el país europeo.
Solo el domingo, 368 personas fallecieron por el Covid-19. El número de enfermos actualmente en Italia es de 20.603 personas y los curados son 2.335.
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Gianni Zampino, de 40 años, fue entrevistado por el telediario de RAI Uno, el de mayor audiencia de Italia, que presentó su testimonio en un video de tres minutos que fue grabado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital. Él llevaba una mascarilla para recibir oxígeno.
Zampino empezó su declaración reflexionando sobre la gravedad de la enfermedad. "Demasiada gente se toma a la ligera este maldito virus. Personalmente, me destrozó la vida, que hasta hace poco tiempo transcurría tranquilamente. Trabajaba, cuidaba de mi padre y practicaba deporte. Como otros muchos, no di importancia a este virus, pero desgraciadamente ha entrado en mi cuerpo y en mi vida, matando a la persona para mi más querida del mundo: Mi padre”, manifestó.
Luego hizo un llamado a la gente: “Todos dicen que se trata de una normal gripe, pero les puedo asegurar que no lo es en absoluto. El virus ha tomado posesión de mi y de mis vías respiratorias. Transcurro el día conectado a un respirador. No logro dormir y tengo la sensación de encontrarme en una película de terror. Les pido que se queden sus casas. Esto no es un juego”.
Por su parte, el médico Angelo Vavassori, de 53 años, fue entrevistado por el diario “Repubblica”. El médico reanimador del hospital de Bérgamo narró cómo era su trabajo con enfermos de Covid-19 y cómo luego contrajo el mal.
“Al no poder respirar temí no ver nunca más a mi mujer y nuestros cuatro hijos. Hasta ese momento había curado a otros. He visto pacientes morir, conozco la agresividad del virus. Pero a quien está luchando le digo que no se debe paralizar por el miedo”.
“En pocas horas pasé de 15 a 40 respiraciones por minuto. No me entraba aire en los pulmones y casi perdí la vista. Si estoy aquí se lo debo a mis colegas médicos. Mi historia, en horas negras, puede ayudar a muchos a no perder la esperanza”, dijo al recordar cómo empezó todo.
Vavassori remarcó que desde el 22 de febrero curó a los primeros infectados. El sábado 29 tuvo fiebre, el lunes por la mañana estaba bien, pero en la tarde la fiebre llegó a 38,9. No fue al hospital porque sabía que estaba desbordado, prefirió empezar la cuarentena en su casa.
“Durante dos días, mi familia me dejaba la comida delante de la puerta cerrada. La retiraba con los guantes y mascarilla, después desinfectaba todo. Nos comunicábamos por teléfono. No fue suficiente: mi mujer y el hijo más grande de 18 años se contagiaron. Los gemelos de 14 años y la niña de once, por ahora no”.
El doctor Vavassori recordó los momentos duros de la enfermedad.
“El miércoles comencé a respirar con fatiga. En pocos minutos perdí el olfato y gusto, cada vez veía menos. Por la carencia de oxígeno tuve dolor de cabeza y disentería. Llamé al hospital, pero no había puesto. Sabía que no podía resistir durante mucho tiempo. Respiraba, pero a mis pulmones no entraba ya oxígeno. A las 23 me llamó un colega para decirme que se había liberado un puesto. La radiografía confirmó la neumonía”.
"Intenté evitar ser sedado y entubado. Pero se pierde el conocimiento. El momento más duro fue al inicio. En el caso de la ventilación el ruido es ensordecedor, el flujo del oxígeno es caliente. Se suda y parece que te ahogas más todavía. Pero poco a poco te das cuenta de sentirte mejor, porque entra aire. Soy un reanimador y curé a otros contagiados: conocer sus reacciones me ayudó a resistir. Me dieron un cóctel de antirretrovirales previsto en el protocolo. Sirve para dar tiempo a los anticuerpos, que bloquean el virus antes de que comprometa los pulmones. Los macrófagos absorben después tanto los virus muertos como los anticuerpos. Durante un par de días estuve ausente. En el sueño advertí que médicos y máquinas me infundían oxígeno y me hidrataban. El tiempo se concentra en un instante: ahora sé en qué consiste esta aceleración que cancela pasado y presente, el confín entre la vida y la muerte. Cuando me desperté pensaba que estaba en casa, me encontraba adormecido. Pero estaba en la camilla y a mi lado había un paciente que yo había curado porque se contagió con el Covid-19. Como a los niños, cualquier cosa parece nueva y extraordinaria. Este drama nos enseña el valor de cada pequeña cosa”.
“Ahora respiro con una mascarilla que me da oxígeno al 70%, alrededor de 12 litros al minuto”.
“No se deben paralizar por el miedo. Es necesario estar tranquilos y confiar en los médicos. Pido a todos que ayuden a los médicos quedándose en sus casas”, recomendó el médico al concluir su relato.
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¿Qué es el coronavirus?
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).
El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.
El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.
Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.
Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.
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