"¿Vacunación? NO. Libertad", dice esta pancarta durante una manifestación contra las vacunas y las restricciones de la pandemia en Frankfurt, Alemania. REUTERS/Kai Pfaffenbach
"¿Vacunación? NO. Libertad", dice esta pancarta durante una manifestación contra las vacunas y las restricciones de la pandemia en Frankfurt, Alemania. REUTERS/Kai Pfaffenbach
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Gisella López Lenci

Para algunos las vacunas se desarrollaron en un sospechoso tiempo récord y no confían en ellas; para otros, no son necesarias pues el cuerpo es el encargado de combatir las enfermedades; pero para los más radicales, simplemente son un instrumento de control. En esta mezcla, los movimientos -que antes eran marginales- se han reforzado con la pandemia del y, sobre todo, con las restricciones que han venido con ella.

Si hay un país donde este movimiento ha dejado de ser un ruido molesto para convertirse en una verdadera preocupación, ese es . Y no solo una preocupación sanitaria, sino para la seguridad.

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Los antivacunas pasaron peligrosamente de las palabras a la acción, luego que se descubriera que un grupo de ellos estaban planeando, en un chat de Telegram, el asesinato de Michael Kretschmer, el primer ministro del estado de Sajonia, el ‘land’ con la menor tasa de vacunados en el país. Este miércoles, la policía sajona incautó armas, incluyendo ballestas, en las viviendas de seis personas en Dresde que planeaban el atentado.

Los presuntos planes del grupo fueron revelados el pasado 8 de diciembre gracias a un reportaje de la cadena pública ZDF, que tuvo acceso a los mensajes de voz de unos 120 miembros del chat, en los que los sospechosos aseguraban poseer armas de fuego y estar dispuestos a “sacrificarse” para lograr sus objetivos.

Uno de los sospechosos de haber intentado planear un asesinato contra el primer ministro de Sajonia es sacado de esta vivienda en Dresde. Los antivacunas manifestaron sus intenciones en varios chats de Telegram. (Photo by Sebastian Kahnert / DPA / AFP)
Uno de los sospechosos de haber intentado planear un asesinato contra el primer ministro de Sajonia es sacado de esta vivienda en Dresde. Los antivacunas manifestaron sus intenciones en varios chats de Telegram. (Photo by Sebastian Kahnert / DPA / AFP)
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“Lo que existe actualmente en Alemania es la negación de la realidad, las historias de conspiración absurdas, la desinformación deliberada y el extremismo violento”, señaló con disgusto el flamante canciller, Olaf Scholz. “Seamos claros: una pequeña minoría en nuestro país se ha apartado de nuestra sociedad, de nuestra democracia, de nuestra comunidad y de nuestro Estado, y no solo de la ciencia, la racionalidad y la razón”, agregó el socialdemócrata quien acaba de reemplazar en el cargo a Angela Merkel.

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La particularidad sajona

Los movimientos antivacunas son muy activos en Sajonia, un ‘land’ de la ex Alemania oriental (RDA), que además es una de las regiones más afectadas por esta cuarta ola de COVID-19 en el país.

Como detalla el diario , en este estado federal solo se ha vacunado un 58% de la población, la tasa más baja del país.

Lo que pasa en Sajonia es solo una muestra de lo que ocurre en el resto del país, donde el 69% de personas se ha inmunizado, una de las tasas más bajas de Europa occidental, si se compara con España (79,7%) y Portugal (87,7%).

Según un estudio del think-tank alemán Dpart, el número de seguidores de teorías de la conspiración que creen que en realidad el coronavirus no existe cayó en Alemania de un 14% en el 2020 a un 9% en el 2021. Sin embargo, en Sajonia, la tasa aumentó del 23 al 28%, donde además el partido de extrema derecha AfD, fue el partido más votado en las elecciones legislativas del pasado setiembre.

Contra las vacunas

De acuerdo con el Instituto Robert Koch de Alemania, entre 5% y 10% de la población es vehementemente opuesta a la vacunación.

“Los antivacunas radicales no son un grupo enorme, pero es lo suficientemente grande como para causar problemas”, dijo a Pia Lamberty, de CeMAS, una organización de investigación de Berlín. “Demuestra el éxito de los seguidores de la extrema derecha en este tema y el fracaso de los políticos en tomarlos lo suficientemente en serio”.

¿Por qué los alemanes no quieren vacunarse y hay grupos tan radicales con respecto al Covid?

Desde el inicio de la pandemia, miles de alemanes han salido a las calles para protestar contra las restricciones y la vacunación obligatoria. EFE/EPA/CONSTANTIN ZINN
Desde el inicio de la pandemia, miles de alemanes han salido a las calles para protestar contra las restricciones y la vacunación obligatoria. EFE/EPA/CONSTANTIN ZINN
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“Esto estaría relacionado con el enfoque de salud que tiene Alemania. Acá toda la corriente ‘más natural’ en torno a la salud tiene mucha fuerza”, explica a El Comercio la politóloga y socióloga chilena Francisca Castro, experta en movimientos sociales y candidata a Doctora en Ciencia Política por la Universidad de Humboldt en Berlín.

“En ese contexto, creo que la sospecha frente a las vacunas es una consecuencia de este enfoque de salud: de tratar de ser más ‘natural’ y no tomar medicamentos. Y, por otro lado, en Alemania la orientación hacia las libertades es muy fuerte. Entonces, el enfoque naturista más enfoque en las libertades es un caldo de cultivo para posiciones antivacuna”, señala.

Sin embargo, no todos los no vacunados están “cortados por el mismo patrón”, explica a EFE el profesor de estudios religiosos de la Universidad de Gotinga Andreas Grünschloss, que destacó que entre ellos hay “individuos con argumentos racionales para creer que la vacuna no es segura”. Sin embargo, según Grünschloss, también existe entre un 8% y 10% de la población abierto a ideas esotéricas y con preferencia por la medicina alternativa y la homeopatía.

El artículo de EFE agrega que también hay factores culturales, como el individualismo, una característica especialmente marcada entre los negacionistas del virus, según Tobias Spöri, un investigador de la Universidad de Viena. “Los negacionistas confieren mucho valor a sus derechos individuales y tienden a rechazar la solidaridad con los demás,” explica.

Casi un 70% de alemanes se ha vacunado, mientras que un 10% no tiene ninguna voluntad de hacerlo. REUTERS/Christian Mang
Casi un 70% de alemanes se ha vacunado, mientras que un 10% no tiene ninguna voluntad de hacerlo. REUTERS/Christian Mang
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Raúl Castro, antropólogo y decano de Comunicación de la Universidad Científica del Sur, le dijo a este Diario semanas atrás que los movimientos antivacunas se han vigorizado, “principalmente fuera del Perú”.

El bloque germánico tiene grados de escepticismo y de renuencia bastante altos. No se trata de una población que no esté enterada y que, en la medida de que se vaya informando, se irá convenciendo. No, es un bloque ciudadano creyente de los tratamientos alternativos”, comenta.

Esta información nos aleja de la figura del alienado, de pensar que les han lavado el cerebro, o de que se trata de personas mayores que son víctimas de procesos de desinformación o ‘fake news’”.

El aumento de personas que no quieren vacunarse contra el coronavirus responde también a los “dictámenes legítimos de los Estados por garantizar el bienestar de la mayoría”. “Prohibir el libre tránsito, restringir el libre acceso a lugares públicos a los no vacunados, ha acrecentado la renuencia, rebeldía y resistencia”.

¿Antivacunas recargados?

El desbaratamiento del mostraría que los movimientos antivacunas se han fortalecido o quieren hacer más ruido que antes.

Desde el año pasado, las protestas en Alemania contra las restricciones por la pandemia han sido constantes. Las manifestaciones se han vuelto más seguidas y numerosas ante la cuarta ola, que ha limitado los accesos de las personas no vacunadas a la mayoría de los lugares públicos, como restaurantes y bares.

Para Francisca Castro, los antivacunas alemanes parecen más resignados: “Fueron muy fuertes al principio, cuando recién empezó la campaña de vacunación. Hacían muchas manifestaciones acá en Berlín. El hecho de que el gobierno estuviera en una especie de ‘limbo’ desde septiembre, luego de las elecciones legislativas, definitivamente le jugó en contra al país y yo creo que gran parte del descontrol de la cuarta ola ha sido por eso: porque las medidas han sido insuficientes, y cuando han llegado, ha sido demasiado tarde”.

La sospecha frente a las vacunas es una consecuencia de un enfoque de salud muy enraizado en el país, donde los métodos alternativos ganan terreno sobre la medicina tradicional. REUTERS/Christian Mang
La sospecha frente a las vacunas es una consecuencia de un enfoque de salud muy enraizado en el país, donde los métodos alternativos ganan terreno sobre la medicina tradicional. REUTERS/Christian Mang
/ CHRISTIAN MANG

Según el titular del Partido Socialdemócrata, Sebastian Fiedler, experto en temas de seguridad, unas 20 mil personas están dispuestos a la violencia contra las medidas sanitarias en el país.

La semana pasada, unas treinta personas se presentaron con antorchas ante la residencia de la responsable de Sanidad de Sajonia, . El pasado martes, unos 400 manifestantes intentaron llegar a la casa de la primera ministra de la región federal de Mecklenburgo-Pomerania Occidental, Manuela Schwesig, aunque la policía les cerró el paso. Además, durante el fin de semana, un hombre que según los medios pertenecía a círculos negacionistas, por temor a perder la custodia tras haber falsificado certificados de vacunación.

La cadena DW recuerda que, en setiembre pasado, , a manos de un cliente que se negaba a ponerse la mascarilla, desató conmoción en Alemania.

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