El neerlandés Joost Knevel es un conocido en su país por ser un teórico de la conspiración y un negacionista del COVID-19. Según la prensa local, el hombre forma parte de un grupo que en julio divulgó el nombre de varios sanitarios del Servicio municipal de Salud contra la pandemia e hizo un llamado para “cazar y sacar de las calles a estos asesinos” que ponen vacunas.
Por ello, su detención en España hace dos semanas fue tomada como una excelente noticia en los Países Bajos. La algarabía aumentó esta semana cuando Knevel, de 43 años, fue extraditado a la nación de las bicicletas para enfrentar a la justicia.
Sobre el negacionista pesa una Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE) desde hace varios meses como sospechoso de delitos de terrorismo, amenazas e incitación a la violencia contra figuras públicas relacionadas con la gestión de la pandemia en los Países Bajos. Ahora, el sujeto está a la espera de saber si debe permanecer en prisión preventiva durante el juicio que llevará a cabo un tribunal del distrito de La Haya.
Según la prensa holandesa, Joost Knevel y dos asociados -identificados como Wouter Raatgever y Micha Kat- son responsables de un grupo de Telegram llamado De Bataafse Republiek (“La República Bátava”), que tiene cerca de 8.000 miembros y en el que el negacionista y sus compinches se dedicaban a lanzar teorías conspirativas.
Amenazas y conspiración
Además de llamar a “cazar” a los sanitarios del Servicio municipal de Salud contra la COVID-19, en ese grupo de Telegram se lanzaron amenazas contra Jaap van Dissel, director del servicio de control de infecciones del Instituto Estatal de Control de Infecciones y del Medio Ambiente (RIVM) y uno de los principales asesores del Gobierno neerlandés durante la pandemia.
Al hablar de Van Dissel, el detenido afirmó que “quién le dé su merecido tiro en la nuca es un héroe”. Sobre el primer ministro saliente, Mark Rutte, dijo que “hay que perseguirlo hasta donde haga falta”, al igual que a los sanitarios movilizados durante la campaña de vacunación, que tildó de “asesinos”.
A Knevel también se le acusa de publicar en Internet un video editado en el que se podía ver a Rutte y Van Dissel, entre otros, con una soga alrededor del cuello.
El diario español “El País” señala, además, que a través de la plataforma de Internet Red Pill Journal (“Diarios de la Píldora Roja”) el trío difundió teorías de la conspiración sobre la existencia en los años ochenta de una presunta red de pederastas y asesinos de niños en la localidad de Bodegraven.
Pedían dinero a sus seguidores, y el Ayuntamiento afectado les demandó ante los tribunales. Los jueces ordenaron en julio al grupo que cesaran de inmediato sus actividades “porque no hay pruebas objetivas de la existencia de una red pederasta satánica en la localidad”.
Los sospechosos también animaron a que depositaran flores en el cementerio, en las tumbas de los menores que, según ellos, habían sido asesinados. La situación creó desconcierto y desánimo en Bodegraven.
Knevel fue detenido durante un examen médico periódico en la localidad valenciana de Gandía. Vivía en España con su mujer y sus hijos y había evadido a las autoridades.
Según medios de su país, el sujeto Knevel, que nació en Bodegraven, era conocido en su ciudad por su uso de drogas y por sus choques con la policía.
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