El Kremlin es un lugar muy diferente desde el punto de vista del poder si lo comparamos con la Casa Blanca en Washington, el Palacio del Elíseo en París, o el despacho del primer ministro británico en el 10 de Downing Street en Londres.
La palabra Kremlin significa "fortaleza".
Durante cientos de años, eso es exactamente lo que ha sido, con muros altos, torres y un foso; asediado por invasores extranjeros, desde el ejército polaco en el siglo XVII, hasta Napoleón 200 años más tarde.
Hoy en día no hay ejércitos extranjeros que llaman a las puertas. Sin embargo, una vez más, el Kremlin se siente amenazado.
Aún cuando estos temores fantasmales están bien fundamentados, están alimentando una mentalidad de asedio en el corazón del poder ruso que está determinando la política del Kremlin hacia Ucrania y Occidente.
"Putin cree sinceramente que la 'Revolución Naranja' en Ucrania fue instigada por el Departamento de Estado de EE.UU. y que el Acuerdo de Asociación de Kiev con la Unión Europea es una conspiración de la UE para establecer su dominio sobre Ucrania", dice el analista político Andrei Piontkovsky.
"Por esto odia y desprecia a Occidente", agrega.
Esta semana, uno de los periódicos más populares de Rusia, el Komsomolskaya Pravda, publicó un artículo titulado, "América le está apretando el nudo de la anaconda a Rusia".
En la nota, un analista militar de Rusia afirmó que la doctrina geopolítica de Washington se orienta a apretar a Moscú hasta sucumbir como si fuera una gran serpiente.
Sostuvo que el colapso del Pacto de Varsovia y la Unión Soviética fueron los dos primeros "lazos de serpiente" de los estadounidenses sobre Moscú.
"Ahora", concluyó, "quieren construir sobre su éxito apartando a la fuerza a Ucrania de Rusia".
"El objetivo de EE.UU. es bastante claro: la dominación global", afirma el congresista simpatizante del ejecutivo ruso Vyacheslav Nikonov.
"La manera de lograrlo es evitando el surgimiento de centros de poder que puedan desafiar su dominación mundial. Rusia se parece cada vez más a un creciente centro de poder, así que el juego consiste en debilitar a Rusia".
LA RUPTURA DE LA CONFIANZA
Cuando Vladimir Putin llegó al poder hace 15 años, el lenguaje que salía de Moscú era muy diferente.
En marzo de 2000, Putin invitó al entonces primer ministro británico Tony Blair a San Petersburgo y lo elogió diciendo que era un "socio maravilloso".
Unos días antes, en una entrevista con la BBC, el líder ruso planteó incluso la posibilidad de que Rusia ingresara a la OTAN.
"No veo por qué no", Putin dijo en ese entonces: "yo no descartaría esa posibilidad... siempre y cuando los puntos de vista de Rusia sean tomados en cuenta como la de un socio igual que los otros".
Desde entonces, Moscú considera que sus puntos de vista han sido ignorados.
La OTAN sostiene que la ampliación de la alianza hacia el Este de Europa ha ayudado a propagar la libertad, la paz y la estabilidad en todo el continente.
Pero Moscú lo ve distinto.
El Kremlin ha visto que la OTAN se mueve cada vez más cerca de la frontera rusa.
"Es parte de la mentalidad de Putin, le teme a eso", asegura Sergei Aleksashenko, exviceministro de Finanzas en el gobierno ruso.
"Cree que la ampliación de la OTAN ha cambiado el equilibrio geopolítico en Europa y genera más peligros para Rusia.
"Podemos estar en desacuerdo con esas opiniones, pero si el líder de Rusia tiene miedo, eso significa que nadie en Occidente fue capaz de explicarle que no es cierto o de llegar a un acuerdo".
"Es muy fácil culpar a Putin y llamarlo paranoico, pero la política es un juego de dos personas, de dos partes".
INSTRUMENTOS DE PODER
Pero los líderes de Occidente creen que es al revés, que es el presidente ruso quien ha cambiado el balance geopolítico en Europa al anexar Crimea y al haber fomentado el levantamiento en el este de Ucrania.
Temen que la política del presidente Putin sobre Ucrania esté creando grandes peligros para Europa.
En este ambiente de acusaciones mutuas ahora parece existir una total desconfianza entre Moscú y Occidente.
Un alto estratega político ruso con estrechos lazos con el Kremlin me comentó que no hay ningún político de Occidente con quien Putin se sienta cómodo para negociar sobre Ucrania.
Aseguró que el Kremlin previno a Occidente "decenas de veces" de que no se inmiscuyera en Ucrania, pero que todas las advertencias de Moscú fueron ignoradas.
"No veo a nadie ahora en Rusia o en Occidente capaz de detener esto", concluyó.
El presidente Barack Obama ha acusado a Rusia de haber llevado a cabo un "asalto descarado" sobre Ucrania.
Existen evidencias crecientes sobre la participación directa militar rusa en el conflicto.
¿Qué es lo que está tratando de conseguir Putin?
"Su objetivo final es quedarse en la presidencia de por vida. De manera que Ucrania no alcance su derecho de convertirse en una nación democrática y abierta económicamente. Desde el punto de vista de Putin, esto generaría un muy mal ejemplo en Rusia", cree Andrei Piontkovsky.
Anticipa que el Kremlin intentará "congelar" el conflicto en las regiones de Donetsk y Lukans de tal manera que Kiev resulte debilitado y Moscú fortalecido.
"Si a estas dos regiones se les diera un estatus especial dentro de Ucrania, se convertirían en las herramientas de desestabilización de Putin dentro de ese país, su manera de amarrar a Ucrania en ciertos límites geopolíticos, como los Trans-Dniester en Moldavia u Osetia del Sur y Abjasia en Georgia".
¿Cómo responderá el Kremlin a la presencia de más tropas de la OTAN y equipo militar en los países del antiguo bloque soviético?
"En apuestas políticas, Putin sólo respeta la fuerza bruta", dice Sergei Aleksashenko.
"Él no cree en soluciones ganar-ganar. Cree que en la política sólo existe el ganar o perder.
"Si cree que las bases de la OTAN en el Báltico o en Europa del Este pueden ser un peligro para Rusia, tomará la decisión contraria".
"El cree que si le permite a la OTAN mover sus bases en el Báltico o el Este de Europa a las fronteras rusas, significaría una derrota para Rusia. Y a Putin no le gustan las derrotas".