Madrid (EFE)
Todos los contactos de alto riesgo de la auxiliar de enfermería española que superó el ébola abandonaron hoy el hospital de Madrid tras haber estado los veintiún días de eventual incubación del virus y sin haber registrado síntomas.
Según confirmaron fuentes hospitalarias, hoy salieron del centro sanitario los diez pacientes que han estado en vigilancia, entre ellos Javier Limón, marido de la enfermera Teresa Romero.
Romero, la auxiliar de 44 años que se contagió del ébola mientras atendía a una de las dos víctimas mortales del virus en España, sigue en el hospital ya que, aunque está curada, debe mejorar de algunos efectos que en su cuerpo dejó la enfermedad.
El resto de pacientes dados de alta eran personal sanitario que tuvo trato con Romero en los primeros días de incubación del virus y antes de que ingresara en el hospital.
Quedan ingresados en el hospital la propia Teresa Romero, así como otro contacto de bajo riesgo (uno de los pacientes que utilizó la misma ambulancia que trasladó a la auxiliar al hospital) que sigue en observación, por razones clínicas, aunque ya dio negativo en las dos pruebas realizadas para descartar un contagio por ébola.
Con estas altas se descarta cualquier contagio en los días previos al ingreso de Romero en el Carlos III, cuando aún se desconocía que la auxiliar de enfermería estaba infectada por el virus del ébola.
Uno de los médicos que atendió a Romero en el hospital de la ciudad en la que vive celebró hoy que todo haya terminado bien.
Juan Manuel Parra dijo a los periodistas que el periodo de aislamiento de tres semanas ha sido duro.
Tras admitir que si volviera a presentarse un caso como el de Teresa Romero lo atendería igual.
"Soy médico de urgencias, es mi trabajo", afirmó. Parra agregó que una vez que ha pasado esta crisis lo único que quiere es olvidar todo, "respirar un poco" y abrazar a su familia.
Romero fue el primer caso de contagio del ébola registrado fuera de África Occidental y permanece en el hospital desde el 6 de octubre.
En España ha habido dos muertos por el virus. Se trata de dos religiosos que fueron repatriados de países africanos con la enfermedad avanzada y que fallecieron el 12 de agosto y el 25 de septiembre.