Javier L.R., el esposo de la enfermera española contagiada de ébola, empleó las redes sociales para denunciar que quieren sacrificar a su mascota. Relata que, en un principio, les ofrecieron que llevarían a su perro a una clínica para que lo atendieran y le hagan análisis, “porque no hay contagio de personas a animales ni viceversa”, señaló Javier.
No obstante, lo han llamado de la Comunidad de Madrid para decirle que “sí o sí tienen que sacrificar a su mascota”. “Me dijeron que si les daba mi autorización y claramente les he dicho que no la tienen”, declaró indignado.
Por ello, le han comunicado que pedirán una orden judicial para entrar y sacrificar al perro.
"Si tanto les preocupa este problema creo que se pueden buscar otro tipo de soluciones alternativas, como por ejemplo poner al perro en cuarentena y observación como se ha hecho conmigo. O acaso hay que sacrificarme a mí por si acaso", replica en un intento de impedir que le quiten la vida a Excálibur.
Javier adujo que ha dejado abastecida a su mascota. “Le hemos dejado toda la casa para él, la terraza abierta, tiene 15 kilos de comida, agua para sobrevivir 20 días. Se porta bien y no molesta”.
Si bien se sabe que el papel de los perros en la transmisión del ébola está poco estudiado, un comunicado del Instituto de Investigación para el Desarrollo de París, que data del 2005, citado por el diario El País, aseguró que existe la posibilidad que animales domésticos puedan infectarse y excretar el virus durante un tiempo determinado, convirtiéndose en una fuente potencial de contagio.