Es el asesinato de un niño que más tiempo ha estado sin resolverse en la historia reciente de la Policía Metropolitana de Londres.
Hace 20 años, un niño africano fue asesinado en un brutal ritual: le quitaron la cabeza y las extremidades y arrojaron su torso al Támesis.
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Este martes, la Policía Metropolitana hizo un renovado llamado para que los miembros del público “sean valientes” y presenten cualquier información que pueda ayudarles a resolver este caso.
La identidad del niño sigue siendo un misterio. Es conocido simplemente como “Adam”, el nombre que le dieron los detectives británicos.
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A lo largo de los años, ha habido arrestos y avances forenses. Pero nadie ha sido acusado de su asesinato.
Hemos seguido el caso desde el principio, incluso viajando al lugar donde se cree que pudo haber nacido el niño, en un esfuerzo por averiguar qué sucedió realmente.
Veinte años después, hablamos con las personas más cercanas al caso. Algunos, hablan aquí por primera vez.
Y visitamos la tumba sin nombre de Adam en un cementerio extenso en el sur de Londres.
21 de septiembre de 2001: el descubrimiento
El cuerpo fue hallado por un transeúnte.
Aidan Minter cruzaba el Tower Bridge, en el centro de Londres, para asistir a una reunión de negocios.
Fue solo 10 días después de los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos y la ciudad todavía estaba extrañamente tranquila.
“La marea estaba bastante alta en ese momento, pensé que era un maniquí de sastre”, recuerda Aidan.
Rara vez habla del caso. “Luego pasé por debajo del puente, y fue entonces cuando vi el detalle: las heridas y el cuerpo en sí”.
La policía sacó el cuerpo del agua, río arriba, cerca del Globe Theatre. Es un recuerdo con el que Aidan vive hasta el día de hoy.
“Todavía pienso en él. No lo olvidaré por el resto de mi vida”.
La primera semana
El niño, que era negro, pudo haber estado en el agua hasta por 10 días.
Había muerto degollado. Sus brazos, piernas y cabeza habían sido amputados por expertos. Nunca se han encontrado.
No había señales de abuso físico o sexual y estaba bien alimentado. En el cuerpo no había nada más que un par de pantalones cortos naranjas, algo que daría a los agentes su primera pista en el caso.
La etiqueta era de la marca “Kids & Company” y el tamaño y el color solo se podían encontrar en un pequeño número de tiendas en Alemania.
Nick Chalmers, entonces sargento detective, fue uno de los agentes de policía asignados al caso, el más extraño y complejo de su carrera.
“Definitivamente desarrollas un vínculo con un caso, y existe este impulso por encontrar respuestas. Lo único que ha persistido durante 20 años es la frustración de que no encontramos todas las respuestas”, explica.
Tiene un conocimiento enciclopédico del caso y guarda copias de muchos de los archivos de su investigación en su casa.
Casi una semana después de que se encontrara el cuerpo, los detectives pidieron ayuda al público a través del programa “Crimewatch UK”, de la BBC.
Cerca de 60 personas llamaron, pero no hubo ningún avance.
Conexiones africanas
Los detectives tomaron la decisión, sin precedentes, de darle un nombre al niño, y se ofreció una recompensa de £50.000 a cambio de información.
Las pruebas forenses mostraron que Adam tenía entre 4 y 7 años y que había vivido en África hasta poco antes de su muerte.
También se encontraron rastros de jarabe para la tos en su estómago.
Si estaba enfermo, ¿acaso quienes lo mataron se habían preocupado lo suficiente como para darle medicamentos? ¿O lo usaron para adormecerlo antes del asesinato?
Los expertos coincidieron en que, debido a que el cuerpo de Adam había sido asesinado por expertos, había sido un asesinato ritual.
Algunos pensaron que había sido uno de los inusuales asesinatos conocidos como “muti”, que ocurren en el sur de África, cuando las partes del cuerpo de una víctima son extraídas y utilizadas por los brujos como “medicina” para un cliente que quiere, por ejemplo, ganar un trato comercial o garantizar la buena suerte.
Otros expertos creían que era más probable que fuera un sacrificio humano relacionado con una versión retorcida de los sistemas de creencias yorubanos de Nigeria.
Una ofrenda pervertida a la diosa Oshun, una deidad típicamente asociada con el agua y la fertilidad. La evidencia forense posterior dio más credibilidad a esa teoría.
Abril de 2002: la súplica de Mandela
En abril de 2002, el equipo de policía viajó a Sudáfrica para reunirse con el expresidente del país Nelson Mandela.
Este hizo un llamamiento en todo el continente para que la familia de Adam se presentara.
“Scotland Yard me informa que los primeros indicios de sus investigaciones son que el niño proviene de algún lugar de África, por lo que si en algún lugar, incluso en el pueblo más remoto de nuestro continente, hay una familia a la que le falta un hijo de esa edad que podría haber desaparecido por esa época, por favor póngase en contacto con la policía”.
Julio de 2002: un avance
En julio de 2002, los trabajadores sociales de Glasgow empezaron a preocuparse por la seguridad de dos niñas. Vivían con su madre, una mujer africana de unos 30 años.
Los trabajadores del ayuntamiento encontraron objetos rituales extraños en su casa. En una audiencia judicial, la mujer, Joyce Osagiede, contó una historia sobre cultos, asesinatos y sacrificios.
Un agente de policía observador pensó que era lo suficientemente extraño como para justificar una llamada a la unidad de homicidios de Londres.
El detective Nick Chalmers registró la casa de Joyce y encontró ropa con la misma etiqueta de “Kids & Company” y de la misma talla que los pantalones cortos naranjas de Adam. Joyce fue arrestada.
Los agentes estaban convencidos de que ella era una parte importante de la historia, pero la mujer estaba confundida y seguía cambiando su versión de los hechos.
Dijo que no sabía nada sobre Adam, pero no pudo explicar la extraordinaria coincidencia sobre la ropa.
Los agentes no pudieron acusar a Joyce. Permaneció en Glasgow esperando los resultados de su solicitud de asilo.
Septiembre de 2002: conexiones nigerianas
En septiembre de 2002, un año después de que Adam fuera encontrado, se llevó a cabo un servicio conmemorativo en el Ayuntamiento de Londres para celebrar su vida.
Asistieron cerca de 30 policías, científicos, patólogos y diversos expertos involucrados en el caso.
“Probablemente lo más parecido que tenía [Adam] a una familia eran las personas que lo conocían gracias a la investigación”, dice Nick Chalmers.
El trabajo forense continuó, y en diciembre estaba claro que el ADN de Adam apuntaba a una ascendencia de África Occidental.
Pruebas innovadoras en muestras de huesos ubicaron el lugar de nacimiento de Adam en una franja de tierra alrededor de la ciudad de Benin en el sur de Nigeria, la ciudad natal de Joyce Osagiede.
Las muestras de polen en su intestino mostraron que había estado viviendo en el sureste de Inglaterra durante solo unos días o semanas antes de su muerte.
También en su estómago había una sustancia inusual hecha de arcilla de río africano, que incluía vegetación, hueso molido y rastros de oro y cuarzo.
La presencia de ceniza mostró que la mezcla se había quemado antes de que el niño se viera obligado a comerla.
¿Quizás eso explica el medicamento para la tos, algo dulce para ayudar ingerir el desagradable brebaje?
Noviembre de 2002: la conexión alemana
Joyce Osagiede, la mujer que había sido arrestada en Glasgow pero no acusada, fue deportada después de que el Ministerio del Interior rechazara su solicitud de asilo.
Nick Chalmers y su jefe, el inspector detective Will O’Reilly, viajaron con ella a Nigeria en un jet privado alquilado especialmente para la ocasión: la esperanza era que durante el vuelo se abriera y revelara información crucial sobre el asesinato.
Pero no lo hizo. Los detectives no bajaron del avión cuando aterrizaron en Lagos y volaron directamente a casa. Joyce luego desapareció.
Poco después, la policía alemana reveló que Joyce había vivido en Hamburgo hasta finales de 2001, la ciudad donde se compraron los pantalones cortos naranjas que se encontraron en el cuerpo de Adam.
Más arrestos
En Londres, a finales de 2002, se produjo lo que pareció un gran avance. Cuando la policía había arrestado a Osagiede descubrieron que solo tenía dos contactos en su teléfono: uno era un hombre llamado Mousa Kamara.
Fue rastreado hasta una casa en Londres. Allí, los agentes encontraron un cráneo de animal perforado con un clavo, pociones líquidas y pequeños paquetes que contenían lo que parecía ser arena o tierra.
También había un video con la etiqueta “rituales”, que contenía un drama en el que decapitaban a un adulto.
Los elementos hallados parecían estar asociados con rituales nigerianos conocidos como Juju.
Los detectives también descubrieron que el verdadero nombre de Mousa Kamara era Kingsley Ojo.
Sin nada que lo vincule directamente con el asesinato de Adam, fue puesto en libertad bajo fianza.
Pero había pruebas claras de que Ojo estaba involucrado en la trata de personas, por lo que fue puesto bajo vigilancia.
A las pocas horas de ser liberado, volvió a hablar con sus socios criminales que organizaban la entrada ilegal de nigerianos a Reino Unido.
Se le consideraba un actor importante en una pandilla que traficaba personas al país.
En julio de 2003, después de seguir todos sus movimientos e identificar a sus socios criminales, 21 hombres y mujeres fueron arrestados en redadas coordinadas en nueve direcciones de Londres, incluido Ojo.
Octubre de 2003: la planta del día del juicio final
Las muestras de restos de plantas encontrados en el intestino de Adam habían sido enviadas a los expertos del jardín botánico de Kew Gardens.
En octubre de 2003 llegaron a una conclusión sorprendente: Adam había sido alimentado con partes de dos plantas diferentes.
Primero, había pequeñas cantidades de frijol Calabar, también conocido como la planta Doomsday (día del juicio final) o del calvario, que se usa tradicionalmente en las ceremonias de brujería en África occidental. En esa dosis causa parálisis, pero no previene el dolor.
En segundo lugar, se descubrieron semillas molidas de la planta Datura, que actúa como sedante y causa alucinaciones.
Los detectives creían que la mezcla se le dio a Adam antes de que le cortaran la garganta. Lo habría dejado paralizado e indefenso, pero aún consciente de lo que le estaba sucediendo.
Julio de 2004: Kingsley Ojo encarcelado
La policía tenía pruebas suficientes para acusar a Kingsley Ojo, no en relación con la muerte de Adam, sino con cuatro cargos de tráfico de personas y uso de documentos falsos para obtener un pasaporte y una licencia de conducir.
En julio de 2004 se declaró culpable y fue sentenciado a cuatro años de cárcel, con la recomendación de que fuera deportado al ser puesto en libertad.
Ojo, quien también era conocido por varios alias, según los investigadores encabezó una red “sustancial” que se cree ha traído a cientos de personas a Reino Unido para trabajar en el comercio sexual, como esclavos domésticos o para cometer fraude con ayudas sociales.
Los detectives esperaban que Ojo todavía tuviera la clave para resolver la muerte de Adam.
Nos enteramos de que en la prisión de Brixton se ganó la reputación de ser un “hombre importante”. Se alega que realizó ceremonias de Juju por dinero para otros presos, según relató un informante a la policía.
Diciembre de 2004: el veredicto
En diciembre de 2004, la pesquisa sobre la muerte de Adam registró un veredicto de homicidio ilegal.
Se concluyó que murió a causa de las heridas en el cuello que sufrió mientras aún estaba vivo.
2005: Kingsley Ojo se ofrece a ayudar
Desde su celda, Ojo se puso en contacto con el equipo que investigaba la muerte de Adam.
Dijo que tenía grabaciones secretas de Joyce Osagiede grabadas en Nigeria por sus asociados.
Afirmó que quería ayudar a localizar al asesino y limpiar su propio nombre.
Los agentes lo entrevistaron al final de su sentencia, mientras esperaba para ser deportado.
Convenció a las autoridades de que podía ayudar, y a fines de 2005 fue liberado y vivió en el este de Londres, aparentemente ayudando en la investigación.
Durante más de dos años proporcionó información a la policía, en un momento afirmando que Osagiede estaba de regreso a Reino Unido, cosa que resultó falsa.
También acusó a otra mujer de dirigir la ceremonia de sacrificio en septiembre de 2001.
La policía colocó a un agente encubierto en su iglesia durante meses, pero los detectives concluyeron que no había base para las afirmaciones.
En diciembre de 2006, el cuerpo de Adam fue enterrado en una tumba sin nombre en un cementerio de Londres.
Al servicio no confesional asistieron un puñado de agentes de policía que habían trabajado en el caso desde el principio, incluidos el sargento Nick Chalmers y Will O’Reilly, quien pronto sería ascendido a inspector jefe de detectives.
2008: Kingsley Ojo deportado a Nigeria
Los detectives concluyeron que no podían confiar en Kingsley Ojo: todavía se creía que estaba usando una identidad falsa para cometer fraude con la ayuda social incluso después de su liberación.
En 2008, fue deportado a Nigeria. A lo largo de su audiencia de deportación, Ojo afirmó que siempre había “hecho todo lo posible” para ayudar en la investigación.
También en Nigeria, Joyce Osagiede reapareció y fue interrogada por la policía. Finalmente admitió que había cuidado de “Adam” cuando vivía en Hamburgo, en el norte de Alemania, y que había comprado los pantalones cortos naranjas que se encontraron en su cuerpo.
Pero no dijo más y volvió a desaparecer.
Después de años de búsqueda, finalmente logramos localizar a una mujer que conoció a Joyce en Alemania. Nunca antes había hablado con los medios.
Ria Matthes, una trabajadora social que evalúa las solicitudes de ayuda social, se reunió con Joyce y sus dos hijas en varias ocasiones cuando estaban en Hamburgo.
También recuerda haber visto a Joyce dos veces con un niño pequeño en el verano de 2001, que ahora se da cuenta de que bien pudo haber sido Adam.
Eso la convertiría en una de las últimas personas en verlo con vida.
“Pienso en el caso con asiduidad”, dice. “Para mí, era un niño muy tímido, aunque atento. Era completamente introvertido y retraído. Permanecía en un lugar y no se movía”.
Joyce trataba al niño como si fuera un “mal necesario para ella”, dice Ria. “[Era] como si tuviera que arrastrarlo con ella porque tal vez no quería dejarlo fuera de su vista o como si lo llevara para que él no tuviera que estar solo”.
2011: una foto de Adam
Durante tres años las investigaciones continuaron, pero sin nuevas pistas significativas.
Pero cuando los detectives registraron las pertenencias de Joyce Osagiede, que habían quedado en manos de un amigo en Alemania, encontraron un montón de fotografías.
Una mostraba a un niño de unos 5 años mirando directamente a la cámara; fue tomada en 2001.
El sargento Nick Chalmers se mostró escéptico acerca de si podría ser Adam, pero había dejado la investigación y un nuevo equipo de detectives se había hecho cargo.
A principios de 2011, la foto fue entregada al canal ITV News, que intentó localizar a Joyce en Nigeria.
Joyce confirmó que Adam era de hecho el niño en la foto, y su verdadero nombre era Ikpomwosa.
Dijo que había cuidado al niño, pero que se lo había entregado a un hombre llamado Bawa.
Durante un tiempo pareció que el misterio sobre la identidad de Adam se había resuelto. Pero los detectives no pudieron identificar al niño ni avanzar con la investigación.
2012: encuentro con Joyce en Nigeria
Un año después, averiguamos por qué. De la nada, el hermano de Joyce, Víctor, se puso en contacto con nosotros desde Nigeria.
Dijo que había habido un malentendido: el niño de la fotografía no era Adam y su nombre no era Ikpomwosa. Él y Joyce querían dejar las cosas claras.
Viajamos a la ciudad de Benin con Nick Chalmers, que para entonces se había retirado de la policía.
Encontramos a Joyce viviendo en una casa pequeña en un vecindario deteriorado; estaba contenta de vernos, pero a veces parecía confundida.
Se sabía que tenía problemas de salud mental. Joyce nos dijo que el chico de la foto en realidad se llamaba “Danny”, a quien logramos localizar en Hamburgo.
Joyce también sugirió otro nombre para Adam. Ella lo llamó Patrick Erhabor, algo que no pudimos verificar.
Finalmente, le mostramos a Joyce una fotografía más. Inmediatamente identificó al hombre como alguien a quien llamó “Bawa”, la persona a la que dice que le dio a Adam en Alemania en 2001.
La foto era del traficante Kingsley Ojo. Era la primera vez que hacía esa acusación.
Logramos localizar a Ojo en Nigeria; no quiso reunirse con nosotros, pero accedió a hablar por teléfono.
Insistió en que no estaba involucrado en el asesinato de Adam. De hecho, no hay pruebas que lo relacionen con el asesinato.
Pero el exdetective cree que Ojo aún puede tener la llave para desbloquear el caso.
En respuesta a nuestra investigación, que salió a la luz a principios de 2013, un portavoz de la policía Metropolitana dijo que cualquier información nueva sería “investigada a fondo”.
2021: sigue siendo un caso sin resolver
Desde 2013, la investigación se ha convertido efectivamente en un “cold case” (caso abierto sin resolver), y no ha habido nuevas líneas de investigación significativas.
Pero ha habido un desarrollo importante. Nos mantuvimos en contacto con el hermano de Joyce, Víctor, y el año pasado nos reveló que Joyce había muerto.
Uno de los últimos vínculos que quedaban con Adam, y potencialmente una testigo crucial, desapareció.
Aidan Minter, el hombre que vio el cuerpo en el río, fue diagnosticado con un trastorno de estrés postraumático agudo.
Dice que se sintió completamente impotente, sabiendo que su descubrimiento era el hijo de alguien.
“Es el impacto de... ¿por qué está ahí? ¿Quién lo hizo? Eso es lo más difícil. Era un niño pequeño con una personalidad y se la quitaron cruelmente en una especie de asesinato ritual”.
Para el detective retirado Nick Chalmers, la falta de respuestas es profundamente frustrante.
“Era un niño inocente. Hay personas responsables de su muerte que no han sido llevados ante la justicia”.
“Veinte años después, desearía que supiéramos la identidad de Adam y de sus padres. En realidad, es un niño desaparecido de una familia que probablemente no sepa que está enterrado aquí en Londres”.
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