El histórico triunfo de los laboristas en el Reino Unido y qué cambios habrá con el fin de la era conservadora

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Los laboristas, liderados por Keir Starmer, supieron aprovechar las luchas internas y la profunda crisis en las filas de los conservadores, que se vieron obligados a cambiar sus liderazgos en varias ocasiones, lo que avivó el desencanto entre sus partidarios.

Según un sondeo a pie de urna divulgado por las televisoras del país, los laboristas obtuvieron 410 escaños de los 650 que tiene la Cámara de los Comunes. El Partido Conservador, del primer ministro Rishi Sunak, se quedó con 131 asientos, en la que ha sido la peor derrota de su historia, según la prensa británica.

Sunak llegó al cargo en octubre del 2022 tras el desastroso mandato a nivel económico, de apenas 49 días, de Liz Truss, que había sustituido a Boris Johnson, envuelto en el escándalo de las fiestas en su residencia oficial durante la pandemia.

Sunak lideró el gobierno del Partido Conservador en tiempos de turbulencia debido al Brexit, el COVID-19 y las guerras internacionales, eventos que dañaron gravemente la economía británica y desencadenaron el incremento del costo de vida.

Además, varios conservadores cercanos al primer ministro están siendo investigados por sospechas de que utilizaron información privilegiada para apostar sobre la fecha de las elecciones antes de que se anunciara.

“Más que a un triunfo laborista, hemos asistido a la derrota conservadora. No creo que los laboristas tengan grandes méritos o un programa extraordinariamente convincente, pero lo que esta elección representa es un fracaso y un derrumbe de los conservadores, que no han sabido gestionar los grandes temas o grandes expectativas después del Brexit, que fue fue impulsado por ellos”, dice a El Comercio Enrique Banús, director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Piura.

El experto hace referencia a la situación económica y al control de la migración, dos aspectos que han sido la piedra en el zapato para los últimos gobiernos conservadores. Explica que los cambios de primer ministro en la reciente era conservadora se dieron precisamente como consecuencia de que las cosas no salían bien a causa de la incapacidad del gobierno. “Era un intento de frenar una nave que iba cuesta abajo y sin frenos”.

Del otro lado, aunque el Partido Laborista no ha despertado gran emoción con sus promesas económicas, tuvo un buen desempeño en la campaña bajo la batuta de Starmer, quien trabajó para acercar a su agrupación hacia posiciones más de centro tras la derrota en las elecciones del 2019 de su antecesor, Jeremy Corbyn, de corte más izquierdista.

Starmer se las ha arreglado para tener una posición favorable en los sondeos y para generar altas expectativas con sus promesas de una gestión cautelosa de la economía, que incluye un plan para potenciar los criticados servicios públicos, en particular la sanidad.

“El programa de los laboristas suena muy bonito, pero los expertos dicen que no es financiable”, señala Banús, quien enfatiza que hay que esperar a ver qué modificaciones realiza el nuevo gobierno respecto al programa electoral.

En cuanto a cambios inmediatos, se espera que los laboristas modifiquen la política migratoria, concretamente en lo que respecta a la política de Sunak para trasladar a inmigrantes ilegales a Ruanda, una medida que en realidad ya se ha frenado y que los laboristas han dicho que no van a continuar. Sin embargo, aún no está claro cómo van a regular el flujo migratorio.

Otro giro visible en el corto plazo será un acercamiento un poco más amable a la Unión Europea. Banús detalla que los laboristas son algo más proeuropeos que los conservadores y han prometido renegociar las condiciones del divorcio con un reacercamiento al bloque, aunque sin volver a la membresía.

“La Unión Europea tampoco es que esté emocionada de acercarse demasiado o derribar barreras y dificultades. Sí, habrá algunos pasos. Mejorará un poquito la situación, pero no tanto como lo están prometiendo”, dice el analista.

En cuanto a la gran incógnita de la política económica, expertos citados por la prensa británica señalan que las promesas de crecimiento económico y de reducción de la inflación, manteniendo lo que los laboristas han prometido, que es una bajada de impuestos para la clase media y clases populares, son irreales.

“Habrá que ir viendo en el día a día político qué sucede en la economía y si al final van a tener que recurrir a no bajar los impuestos, con la decepción que eso puede traer”, apunta Banús.

Por el momento, Starmer ha conseguido mantener unidos a los laboristas y convencer también a la opinión pública. Por lo que se prevé que el éxito de su gobierno esté vinculado al cumplimiento de sus promesas.

Más allá de eso, el Reino Unido entra en un nuevo ciclo con la ciudadanía decepcionada de la clase política.

“Todo está por verse. Es muy distinto actuar en la oposición que actuar en el gobierno. Pese a eso, debería haber más estabilidad en el país porque hasta que se empiece a ver si las promesas electorales se pueden cumplir pasará un cierto tiempo”, explica Banús.