A pesar de sus discrepancias, los partidos de la derecha han construido un matrimonio de conveniencia que con toda probabilidad aupará al poder a la ultra Giorgia Meloni en las elecciones del próximo domingo en Italia, mientras que el líder del Partido Demócrata (PD), Enrico Letta, se ha presentado solo contra todos, con aliados de poco peso que le han convertido en una nueva víctima de un centroizquierda incapaz de ponerse de acuerdo.
Debido a la ley electoral, la gran coalición en la que se unen los liberales de Forza Italia de Silvio Berlusconi, los soberanistas de la Liga de Matteo Salvini y los ultraderechistas de Hermanos de Italia de Meloni sumarían el 45 % de los votos e incluso podrían llegar al 70 % de la representación parlamentaria.
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Mientras que el PD puede conseguir un 25 % de los votos y sus aliados no contribuirán mucho, pues la lista de Verdes e Izquierda Italia, que es a la que se atribuye el mejor resultado, podrá superar por poco el umbral del 3 por ciento, al igual que + Europa de Emma Bonino y Compromiso Cívico Luigi Di Maio.
¿LA UNION DE LA DERECHA SE MANTENDRÁ EN EL EJECUTIVO?
Los tres líderes de la coalición de la derecha han tenido que limar algunas rencillas que han surgido a raíz de varias promesas electorales, pero el cierre de la campaña con los tres representantes de la derecha juntos dio la imagen de unidad que les premiará en las urnas.
Salvini ha tenido que digerir el ascenso de Meloni en pocos meses, robándole los votos del electorado de derechas que le han rebajado al tercer o incluso cuarto partido si finalmente lo adelanta el Movimiento 5 Estrellas (M5S).
Pero además, la campaña ha mostrado las diferencias tanto en materia económica como en cuestiones internacionales de los tres partidos: Salvini crispó la coalición con sus declaraciones en contra de las sanciones a Rusia, al considerar que eran nocivas por repercutir sobre el precio del gas, mientras que Meloni se ha mostrado siempre contra la invasión rusa y se ha declarado “atlantista”.
Salvini también se mostró favorable a destinar ayudas para mitigar la inflación y la subida de los precios de la energía aumentando la deuda pública, mientras que para la líder de Hermanos de Italia no se debería producir la desviación del gasto público.
La foto de los tres partidos unidos en la plaza del Popolo de Roma no eliminará la vergüenza de Berlusconi de ver como sus socios se desmarcaban de aliados históricos como Alemania y Francia para votar en contra de la resolución de la Unión Europea que aseguraba que Hungría no era una democracia
La fuerza de Hermanos de Italia es que ha sido “la única formación coherente y contrapuesta a la política en un periodo de gobierno extremadamente difícil, agravada en los últimos meses con la inflación, el encarecimiento energético, del gas y de esta manera, recoge el voto de todos los descontentos, que son muchos” , explicó a Efe el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Pisa, Alberto Vanucci.
LA SOLEDAD DE LETTA
Las alianzas que podrían haber ayudado al PD al derrotar a la derecha se disgregaron por diferentes y a veces fútiles motivos que han dejado al PD sin esperanza de acercarse a la victoria.
Primero se consumó la ruptura con el M5S y Giuseppe Conte, reo de haber hecho caer el gobierno de Mario Draghi que Letta defendía a ultranza, una alianza probada ya probada en comicios locales.
Esa ruptura no sólo limita la presión de la derecha, sino que -según los analistas- ha inclinado muchos votos progresistas de nuevo al M5S que, a pesar de los últimos batacazos electorales, estaría muy cerca de igualar a la Liga (12 % de votos) y por delante de Forza Italia (8 %).
Letta se vio empujado a buscar nuevas alianzas e incluso se anunció el acuerdo con Azione de Carlo Calenda, un partido centrista que acude a sus primeras elecciones generales.
Por sorpresa y siguiendo la historia de desencuentros de la izquierda italiana Calenda abandonó a Letta y firmó una alianza con Italia Viva de Matteo Renzi, que corría el riesgo de no superar el 3 % que permite tener representación parlamentaria, para formar lo que han definido “el tercer polo”, alternativo a la izquierda y a la derecha.
Calenda y Renzi no superan el 5 % en las intenciones de voto aunque su objetivo era llegar al menos al 15 %.
Los analistas destacan que a la soledad de Letta ha contribuido también el abandono de la CGIL, el sindicato mayoritario del país, de izquierdas, y que siempre le ha dado su apoyo, pero en los últimos tiempos su secretario general, Maurizio Landini, ha sido uno de los más críticos hacia el gobierno de Draghi, mostrando una sintonía cada vez menos disimulada con Conte.
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