Santa sede de la Iglesia católica para unos y territorio de oscuros secretos para otros, la Ciudad del Vaticano es, quizás, una de las naciones que más misterios esconde en su interior. Desde macabros exorcismos hasta nexos con criminales, obispos homosexuales y extrañas desapariciones de niños, detrás de esa “fachada de centro neurálgico de los católicos”, el país más pequeño del mundo oculta innumerables enigmas sin resolver.
Emanuela Orlandi es el nombre que, cuatro décadas después, sigue retumbando por los rincones del hogar del Papa y eclipsando las noticias de los medios internacionales. No se trata de una santa beatificada, ni tampoco de una niña más de la ciudad estado: para este momento y por muchos años, su nombre ha sido sinónimo de crimen, injusticia y mafia.
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Más que un misterio, por ahora, indescifrable. La desaparición de esta niña de 15 años se ha convertido en la lucha de sus familiares, que claman justicia; en el reto de los investigadores, que exploran hasta la más mínima pista; y en el temor latente de los ciudadanos italianos, que no han vuelto a conocer la paz desde aquel 22 de junio de 1983 en el que Emanuela salió de su clase de música para nunca más volver, al menos, con vida.
Emanuela Orlandi: se fue para nunca más volver
El 22 de junio de 1983 fue un día sombrío para los habitantes de la Ciudad del Vaticano pero, especialmente, para la familia Orlandi, quien no se imaginó que Emanuela, tan solo una joven de 15 años, desaparecería misteriosamente luego de asistir a su clase de flauta en el conservatorio de la Plaza de San Apolinar, en el centro de Roma.
Emanuela era la cuarta de cinco hijos. Su padre, Ercole Orlandini, trabajaba en la Prefectura del Vaticano organizando audiencias papales, según el medio ‘HuffPost Italia’; mientras que la quinceañera no solo tomaba lecciones de música, sino que formaba parte del coro de la iglesia Sant’Anna dei Palafrenieri, la sede parroquial del Vicariato.
Lo último que se sabe es que fue vista por última vez en una parada de autobús en el centro de Roma -algunos testigos apuntan a que se estaba subiendo en un BMW de color oscuro- y, después, se desvaneció sin dejar rastro alguno.
Su hermano, Pietro Orlandi, confesó para la cadena ‘BBC Mundo’ que la última vez que la vio fue en circunstancias para nada agradables: “Tuvimos una pelea porque ella tenía una clase de música. Hacía mucho calor, me negué a ir con ella porque tenía otras cosas que hacer. Ella cerró de un portazo y se fue. Ese es el último recuerdo que tengo”.
Aunque, inicialmente, las autoridades no consideraron la desaparición de Emanuela como un secuestro -pues pensaban que tal vez podría haber escapado para encontrarse con un novio-, poco a poco, los días se fueron acumulando para dar paso a la angustia, la tristeza y, por supuesto, a las teorías menos esperanzadoras.
¿Estaría muerta? ¿Habría sido raptada por un miembro del Vaticano o, más bien, por una banda criminal? ¿Dónde la habrían enterrado? ¿Acaso no hay lugar más seguro que donde habita el Papa? Son algunas de las preguntas que, por años, han atormentado a la familia Orlandi. Pietro, en especial, ha luchado incansablemente por llegar al fondo de la verdad, incluso si eso implica enfrentarse a la mayor autoridad de la iglesia católica.
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“Con el papa Francisco, el muro se hizo más alto. Le conocí unos días después de que fuera electo (en 2013) y me dijo: ‘Emanuela está en el cielo’”, contó Pietro Orlandi en diálogo con ‘BBC Mundo’ hace tan solo tres años.
Y agregó: “Yo pensé: ‘El papa Franciso sabe algo’. Luego rellené todo tipo de solicitudes para reunirme con él de nuevo para obtener una explicación. Pero nunca quiso verme otra vez”.
Los datos recolectados por los investigadores vinculaban el hecho con servicios secretos de otras naciones, pedofilia y actividades mafiosas dentro de Italia; sin embargo, lo que más conmocionó a la opinión pública fue el enterarse de que, tal vez, el Vaticano habría encubierto todos estos eventos.
Tumbas de princesas y otras teorías del caso de Emanuela Orlandi
A casi cuatro décadas del inicio de la investigación, son muchas las teorías que han surgido alrededor de la sospechosa, misteriosa e irresoluble desaparición de Emanuela. Quizás el momento en que más cerca se estuvo de conocer la verdad del caso fue en el año 2019 cuando una enigmática carta llegó a manos de la familia Orlandi.
“Busquen donde indica el ángel”, fue la escueta pero reveladora descripción que acompañaba la imagen de un ángel sobre la lápida dedicada a la princesa Sofía y al príncipe Gustavo von Hohenlohe, quien en 1857 fue nombrado arzobispo por el papa Pío IX.
Sin pensarlo dos veces, la familia Orlandi decidió hacer una petición, que fue concedida por un tribunal estatal, para exhumar la tumba de la princesa Sofía von Hohenlohe -que se encuentra en el cementerio alemán dentro del Estado pontificio-; no obstante, lo que encontraron fue aún más desolador: no habían rastros humanos ni restos funerarios de Emanuela y tampoco del miembro de la realeza.
También se abrió la tumba adyacente, en la que estaba enterrada la duquesa Carlota Federica de Mecklemburgo-Schwerin pero, al igual que había sucedido con la primera, también se encontraba vacía.
“Sinceramente, tenía mis dudas de que pudiéramos encontrar allí los restos de Emanuela, pero abrir esas tumbas y no encontrar ni siquiera los de las princesas ha aumentado los problemas. Sobre todo para el Vaticano”, aseguró a la sección ‘Crónica’ del medio español ‘El Mundo’ Pietro Orlandi y, una vez más, mostró su inconformismo con el caso que se ha ido hundiendo en un cúmulo de especulaciones, pistas falsas y laberintos sin salida.
“Las personas que durante más de un año nos dijeron que mi hermana estaba enterrada allí, deberán dar explicaciones porque no se trata de anónimos, son personas importantes dentro del Vaticano”, contó Pietro al medio citado anteriormente.
Según informó Laura Sgrò, abogada de la familia, la tumba de Sofía von Hohenlohe podría haber sido abierta, al menos, una vez, pues tanto la fecha de la estatua como la de la lápida no coincidían, de acuerdo con una investigación realizada por la familia luego de recibir la carta.
A la lista de hipótesis acerca de la desaparición se suma una que podría estar relacionada, nada más y nada menos, que con la mafia italiana. En su momento, se barajó la posibilidad de que Emanuela pudiese haber sido secuestrada por miembros de la Banda della Magliana, una organización criminal que tenía como jefe a Enrico De Pedis, un poderoso gángster y criminal italiano.
De acuerdo con el testimonio del exmafioso Salvatore Sarnataro dado en 2008, De Pedis ordenó a su hijo -Marco Sarnatoro- que siguiera a la joven, la capturara y la llevara al distrito de los lagos Eur en Roma con el objetivo de entregarla a otro jefe criminal.
Por esa misma línea investigativa, Sabrina Minardi, examante de ‘Renatino’ -como también era conocido Enrico De Pedis- aseguró en 2005 que, supuestamente, ella había sido la autora intelectual del secuestro de Emanuela.
Cuatro años después, específicamente en 2009, habría dado a la Fiscalía de Roma una reveladora confesión: presuntamente, ella fue la encargada de introducir a la joven en su automóvil y llevarla hasta el lugar donde le dijo su amante.
La revista estadounidense ‘GQ’, por su parte, asegura que la desaparición de la joven italiana podría hacer parte de un plan “para presionar al Vaticano para que pagara un préstamo que le habían realizado para financiar a una organización dedicada a luchar contra el comunismo, e incluso se llegó a decir que la niña era parte de un plan para conseguir la liberación de Mehmet Ali Ağca, el hombre que le disparó al Papa Juan Pablo II”.
La desaparición de Emanuela Orlandi es un caso que, después de cuatro décadas, sigue generando aún más preguntas que respuestas entre investigadores, periodistas y ciudadanos a lo largo y ancho del mundo.
Aunque, por mucho tiempo, parecía haber quedado enterrado en el pasado, fue Netflix el encargado de traer al presente una historia en la que los misterios y los laberintos sin salida se erigen como los principales protagonistas.
‘La Chica del Vaticano’ es la serie documental que promete recorrer, capítulo tras capítulo, los enigmas que envuelven la misteriosa desaparición de Emanuela, una quinceañera que, aparentemente, se llevó a la tumba los oscuros secretos del Vaticano.
Dirigida por el escritor, productor y escritor australiano Mark Lewis, contará con la participación de Pietro Orlandi -hermano de Emanuela- y Andrea Purgatori, un periodista que, desde el inicio, se dedicó a la investigación del caso.