La investidura de Pedro Sánchez para un nuevo mandato como jefe del gobierno de España obtuvo luz verde este jueves en medio de alta tensión política. Para lograrlo, el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) firmó un polémico pacto con el partido del independentista catalán Carles Puigdemont, que huyó a Bruselas en el 2017 tras el fallido intento de secesión de Cataluña y quien ha logrado que se acepten sus principales demandas.
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Luego de semanas de intensas negociaciones, el PSOE llegó al acuerdo en la capital belga por los siete votos de la formación Junts per Catalunya que eran indispensables para que su coalición de centroizquierda se mantenga en el poder, pero, a cambio, aceptó un acuerdo que incluye un proyecto de ley de amnistía para los implicados en el proceso separatista. La controversial medida generó protestas en varias ciudades españolas en los últimos días y había sido duramente criticada por varios sectores, principalmente de la oposición y la derecha radical.
“España ha perdido, los independentistas están ganando y el PSOE ha desaparecido”, sentenció Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular (PP), que, aunque fue la agrupación más votada en las urnas en julio, no logró los apoyos parlamentarios para hacerse con el poder.
El pacto supone un gran impulso para las posibilidades de que Sánchez forme otra coalición de izquierdas para gobernar en minoría. El jefe de gobierno en funciones también cuenta con el respaldo de la formación de izquierda Sumar, con la que gobernado hasta el momento en coalición, y de otras fuerzas nacionalista e independentistas catalanas, vascas y gallegas.
La firma entre el PSOE y Junts per Catalunya se cerró cuando se acerca la fecha límite. Si no se puede formar gobierno antes del 27 de noviembre, se disolvería el parlamento y se llamaría a elecciones en enero. La votación sería la próxima semana.
Estos son los puntos más polémicos de los acuerdos entre los socialistas y los independentistas catalanes.
1. Amnistías para separatistas
Para lograr el apoyo de Junts y su rival Esquerra Republicana de Catalunya -cuyo respaldo obtuvo la semana pasada-, Sánchez aceptó su exigencia de impulsar una ley de amnistía para sus dirigentes y militantes procesados por la justicia española, principalmente por su implicación en la tentativa secesionista de hace seis años.
La amnistía beneficiaría a Puigdemont y decenas de personas, desde funcionarios de baja jerarquía hasta ciudadanos comunes, que se encontraron en problemas con la justicia debido a su papel en la intentona separatista.
El documento del acuerdo establece que la futura amnistía, aunque sin incluir “nombres”, será para todos los relacionados “directa o indirectamente” con el proceso independentista “entre 2012 y 2023″.
Puigdemont advirtió que la estabilidad del Gobierno español en la próxima legislatura dependerá de “una negociación permanente” con el PSOE, pues “se abre un camino incierto y lleno de dificultades”.
Apoyada también por la extrema izquierda y los partidos vascos, la ley de amnistía deberá ser adoptada por el Parlamento, en cuanto Sánchez sea investido por los diputados, previsiblemente la próxima semana.
El PP y Vox se oponen enérgicamente a la amnistía y han convocado movilizaciones en toda España en rechazo a la medida, a la que también se oponen muchos integrantes del poder judicial. Probablemente, será objeto de revisión por parte del Tribunal Constitucional de España.
“España ha perdido, los independentistas están ganando”, gracias a su “chantaje”, lanzó Alberto Núñez Feijóo, mientras que el jefe de Vox, Santiago Abascal, denunció “el principio del fin de la democracia”.
2. Referéndum de autodeterminación
El acuerdo también contempla iniciar conversaciones sobre el “reconocimiento nacional de Cataluña”. Junts ha afirmado que impulsará un referéndum de autodeterminación sobre el futuro político de Cataluña bajo el amparo de la Constitución.
Por ello, se ha pactado una mesa con un mediador internacional donde Junts reclamará un referéndum, una petición que el PSOE rechaza.
“Pese a aceptar negociar con el PSOE, Puigdemont siempre ha mantenido el referéndum de autodeterminación como objetivo. Incluso Pere Aragonès, presidente de la Generalitat, expuso en su intervención en el Senado que la amnistía “es el punto de partida; el destino es votar la independencia”, dice el diario “El Mundo”.
3. Estabilidad día a día
El último punto del acuerdo hace referencia a la “estabilidad de la legislatura” y en él se establece que ésta quedará “sujeta a los avances y cumplimiento de los acuerdos que resulten de las negociaciones”.
Puigdemont ya ha advertido a Sánchez que la estabilidad “se la tendrá que ganar día a día”, algo que pone bajo presión al PSOE, que buscaba lograr un pacto de legislatura y no de investidura con los partidos independentistas.
“A diferencia de la legislatura pasada, en la que Pedro Sánchez tenía la estabilidad garantizada desde el inicio, ahora se la tendrá que ganar acuerdo a acuerdo, día a día. Sin el cumplimiento, la legislatura no tendrá recorrido y acabará en la papelera de la Historia”, advirtió Puigdemont.
Francesco Tucci
Analista internacional
Pedro Sánchez ya debe tener los números para lograr la investidura, el tema es que para hacerlo ha polarizado a la sociedad. Ha habido manifestaciones en contra del acuerdo con los independentistas catalanes, incluso una parte relevante de la base electoral del PSOE está en contra. Este acuerdo puede reducir el liderazgo de Sánchez y su imagen puede ser duramente golpeada.
Deberíamos preguntarnos si con este tipo de pacto se va a generar una mayoría estable para gobernar. El problema de Sánchez es que tuvo que ceder a las demandas de los partidos independentistas catalanes. Es una situación crítica. Hay que recordar que el órgano de gobierno de la magistratura publicó esta semana una declaración en contra del indulto.
Es probable que el descontento en las calles crezca. Se ha visto una gran movilización, sobre todo por parte de los partidos más nacionalistas. Hay un cierto malestar en la sociedad civil. Sánchez es un político muy ambicioso, que apuesta mucho, toma riesgos, como fue el adelanto de las elecciones después de la derrota de su partido en las elecciones locales, cuando ya el PP y Vox estaban ganando posiciones en el electorado.
Sin embargo, el tiro que le salió por la culata porque el PSOE se ha visto obligado a negociar con los nacionalistas catalanes, algo que el PP nunca hubiera hecho. Sánchez hace muchas apuestas, pero a veces éstas pueden costarle la estabilidad del gobierno español. Ahora sus alianzas pueden traducirse en un aumento de su desaprobación. La decisión de dar amnistías a los independentistas puede generar más inestabilidad por cómo se ha negociado.