Antes de una guerra, los países involucrados suelen retirar a su personal diplomático y pedir a sus ciudadanos que salgan de la nación con la que hay disputa. Y lo primero es justamente lo que acaba de mandar el gobierno de Estados Unidos para sus trabajadores en Kiev.
Pero antes de explicar la estrategia, vale repasar brevemente lo que sucede entre Rusia y Ucrania, y el papel de Estados Unidos en el conflicto.
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“La situación en Ucrania ha ido empeorando en virtud de varias acciones ucranianas, rusas y estadounidenses”.
Así lo enmarca el analista y profesor en UCLA Octavio Pescador.
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“En primer lugar, Ucrania fue muy desafiante contra un vecino gigante sin tener en cuenta que al menos el 40% de ucranianos simpatizan culturalmente con Rusia”.
“Allí es que el gobierno ruso se aprovecha de la debilidad y de la distancia de Occidente para tratar de tener más influencia sobre ellos y evitar que se instalen las fuerzas occidentales en sus fronteras”.
La situación se complica, además, porque al menos el 60% de los ucranianos quieren “occidentalizarse” culturalmente y militarmente, es decir, sumarse a la OTAN.
En esa lógica es que aparece EE.UU., país que tiene que “ser congruente con lo que ha prometido, con la OTAN, con la defensa de Europa”, así que tiene que promover esa inclusión.
Rusia, en respuesta, puso las cartas sobre la mesa hace un mes y medio, cuando los presidentes Vladimir Putin y Joe Biden se reunieron telemáticamente.
Pescador comenta: “Es muy difícil que EE.UU. no haga algo que lleve a un conflicto más serio, porque no puede retractarse y dejar que Rusia se salga con la suya”.
Luego de autorizar que los países bálticos envíen apoyo a Ucrania, de enviarles armamento y amenazar a Rusia de graves consecuencias si invade el país, Estados Unidos ha decidido retirar al personal no diplomático de sus embajadas.
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Suenan los tambores
El Departamento de Estado de EE.UU. ordenó que los trabajadores no esenciales y familiares de diplomáticos abandonen su embajada en Kiev y el país.
Australia y el Reino Unido han tomado una decisión similar, aunque la Unión Europea ha pedido desistir y “no dramatizar”.
En el caso de EE.UU., es la respuesta ante “la amenaza de una invasión de Rusia, que lleva semanas amasando tropas en la frontera entre ambas exrepúblicas soviéticas”.
El gobierno de Biden también ha pedido a sus ciudadanos que evalúen dejar el país porque quizás más adelante no estén en condiciones de “prestarles ayuda en el caso de un ataque”.
El País escribe:
“Fuentes del ministerio citadas por The Wall Street Journal temen que este anuncio mande el ‘mensaje peligroso’ a Moscú de que Estados Unidos ya da por hecha la guerra”.
Al respecto de la estrategia, Pescador opina que tomar esta decisión “no necesariamente significa que vaya a haber conflicto”.
“Es una decisión unilateral de Estados Unidos que no comparte la mayoría de la Unión Europea”.
“Esta semana, Francia y Alemania van a tener pláticas con Rusia, y allí sabremos más sobre el futuro de esta tensión”.
Entonces, ¿es un golpe de efecto?
El retiro de diplomáticos o la expulsión de ellos se ha vuelto más frecuente en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia.
En abril del año pasado, por ejemplo, y como respuesta a las sanciones del gobierno de Biden “por los ciberataques y la injerencia en las elecciones”, Rusia expulsó a 10 diplomáticos estadounidenses.
Además, “recomendó” que el embajador de EE.UU. en Rusia viajara a Washington para ordenar sus asuntos, lo que, según El País, “significa una expulsión encubierta”.
Y, claro, habría que recordar que, desde inicios del mes, Rusia empezó la “lenta evacuación de su embajada en Kiev”.
El Confidencial recuerda:
“El 5 de enero, 18 personas, en su mayoría hijos y esposas de diplomáticos rusos, se marcharon en autobuses a Moscú, según un alto funcionario de seguridad ucraniano […] Y unos 30 más siguieron el mismo destino en los días siguientes, desde Kiev y un consulado en Lviv, en el oeste de Ucrania”.
“A los diplomáticos de otros dos consulados rusos se les ha dicho que se preparen para salir de Ucrania, según el funcionario de seguridad, que habló con el ‘New York Times’ bajo condición de anonimato”.
¿Jugando al despiste?
El asunto es que esa jugada, así como la de EE.UU., puede ser leída tanto como “la preparación para un conflicto que se avecina” o “una simple maniobra de despiste”.
El analista político Hernán Molina considera que la jugada de Estados Unidos y del Reino Unido responde a información de inteligencia.
“Incluso, los británicos no solo hablan de una incursión inminente de Rusia sino de su intención de cambiar al presidente Volodímir Zelenski por uno como Víktor Yanukóvich, quien era prorruso”.
“Esta decisión responde a ciertas estimaciones o evidencias que tienen, y quizás a no repetir lo que pasó en Afganistán”.
Molina recuerda que, cuando cayó el gobierno afgano, se puso en riesgo la vida de los estadounidenses y afganos que trabajaron para las fuerzas aliadas, que se les dejó a la “intemperie”.
Al contrario, la decisión del gobierno de Biden es una manera de aceptar las altas probabilidades de guerra.
“Y no te olvides que los rusos fueron los primeros en evacuar al personal de su embajada de Kiev. Pareciera que ellos lo hicieron más como una estrategia, para decir que no estaban jugando”.
Estados Unidos responde de la misma manera, aceptando la inminencia del conflicto.
“Ahora, cuándo o cómo empezará, nadie sabe”.
“Puede ser con una pelea a golpes entre los militares en la línea de frontera, con una bala, tanques que entran y arman un desarme y se van, o una ocupación regional o total del país”.
“Todo es posible”.
La representación peruana
Según la cancillería peruana, en la actualidad no se cuenta con una embajada en Ucrania sino un consulado honorario, una figura externa al ministerio en la que un ciudadano residente se encarga de algunas funciones consulares ad honorem.
Actualmente, según la web oficial del consulado, Igor Balenko es el representante. Él responde a la embajada peruana de Polonia, la representante oficial de la nación en esa región del mundo.
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