Londres. Documentos oficiales dados a conocer recientemente revelaron que el gobierno de la ex primera ministra Margaret Thatcher consideró la posibilidad de rehacer un arsenal químico británico ante la amenaza soviética a principios de la década de 1980.
Los documentos, que se habían mantenido en secreto, señalan que a los jefes de defensa de Thatcher les preocupaba que Gran Bretaña no pudiera responder a un posible ataque químico soviético excepto contraatacar con armas nucleares.
En ese entonces, el Ministerio de Defensa creía que la Unión Soviética contaba con más de 300.000 toneladas de gas nervioso y otras armas químicas.
Gran Bretaña para entonces había entregado de manera voluntaria su arsenal químico, y Estados Unidos —también miembro de la OTAN y aliado cercano— contaba con viejos suministros que representaban solo una décima parte del arsenal soviético.
En los documentos, Thatcher señala que podría considerarse "negligente" que el Gobierno no desarrollara una respuesta creíble a un ataque químico soviético aparte del uso de armamento nuclear. También sugirió que debía exhortarse a los estadounidenses a modernizar su arsenal químico.
La falta de una capacidad química fue considerada una "brecha importante" en la capacidad militar de la OTAN por el secretario de Defensa Michael Heseltine en un documento secreto de 1984. De acuerdo con Heseltine, la amenaza de una respuesta nuclear carecía de credibilidad.
Estudios secretos indicaban la probabilidad de numerosas víctimas: los funcionarios calculaban, por ejemplo, que 33.350 personas morirían si la Unión Soviética llevaba a cabo exitosamente un ataque químico en el importante astillero en Southampton.
Las notas también advertían que los soldados de la OTAN tendrían que usar equipo protector durante cualquier conflicto con las tropas del Pacto de Varsovia respaldadas por la Unión Soviética, lo que limitaría enormemente su movilidad, mientras que las tropas del Pacto de Varsovia no tendrían que tomar ninguna de esas precauciones dado que sus adversarios no contarían con armamento químico.
Thatcher concluyó que el momento no era el adecuado para la creación de armas químicas pero exhortó al público a estar consciente del "enorme desequilibrio" entre las capacidades soviéticas y las de Occidente.
Otros documentos indican que Gran Bretaña analizó construir "refugios químicos" en hogares a fin de proteger a los civiles de los ataques soviéticos pero no logró llegar a un diseño factible.
Las armas químicas eran legales en ese entonces. Gran Bretaña se unió a la Convención sobre Armas Químicas que las prohíbe. Entró en vigor en 1997, y las autoridades británicas han trabajado para persuadir a otros países a entregar sus arsenales químicos.
Los documentos secretos fueron desclasificados por los Archivos Nacionales bajo la norma de 30 años que regula la publicación de documentos del gobierno.
Fuente: AP