Bruselas. El primer ministro de Grecia Alexis Tsipras llegó el martes a la cumbre de líderes de la Eurozona con una sonrisa radiante, pero lo único que cosechó fue enojo, abatimiento y frustración porque llegó con las manos vacías, sin una propuesta clara por escrito sobre cómo salvar a su país de la ruina financiera.
Mientras Grecia se debate vertiginosamente para evitar el desplome financiero, sus representantes concluyeron el martes las conversaciones con los acreedores escépticos en busca de un nuevo rescate financiero.
Tras la victoria en el referéndum del domingo, muchos esperaban que Tsipras presentara reformas que fueran suficientes para obtener apoyo financiero.
"Estoy extremadamente pesimista sobre esta cumbre. También sobre si Grecia quiere realmente presentar propuestas con una solución", dijo el primer ministro holandés, Mark Rutte.
"Si no hay nada sobre la mesa, significa que Tsipras no es capaz de honrar la petición del pueblo griego de permanecer en la zona euro", dijo el primer ministro belga, Charles Michel.
La situación del primer ministro Alexis Tsipras es delicada: sin un acuerdo, los bancos griegos podrían desplomarse en pocos días, lo que sería el preludio a la posible salida del euro. Los bancos reabrirán el jueves.
Un obstáculo de peso en las conversaciones es la demanda de Grecia de que alivien los términos de los préstamos de rescate.
Los funcionarios europeos están divididos en esa cuestión y Alemania, el principal prestamista de la Eurozona, se muestra renuente.
El Fondo Monetarios Internacional solicitó la semana pasada a las naciones europeas que acepten tasas de pago más prolongadas y menores tasas de interés en los préstamos a Grecia. Muchos economistas dicen que la carga de la deuda de Grecia, que representa casi el 180% del producto bruto anual, es insostenible para un país de su magnitud.
A Grecia le urge convenir un nuevo acuerdo de rescate. Los bancos griegos se están quedando sin efectivo aun después que el Gobierno ordenó su cierre la semana pasada e impuso límites a la cantidad que los depositantes pueden retirar o transferir.
El comercio normal es imposible en este momento. Los pequeños negocios que carecen de tarjetas de crédito dependen del dinero que reciben en efectivo de sus ventas declinantes, mientras los griegos se aferran al efectivo en su poder. Y los abastecedores exigen a los comercios pagar por adelantado.
Giorgos Kafkaris, un pensionista de 77 años, estaba entre los griegos que esperaban el martes para sacar dinero de un cajero automático en Atenas.
El desgarrador llanto de un jubilado que conmueve a #Grecia http://t.co/bVzrZy3P6u pic.twitter.com/GkGb80I95i
— Mundo El Comercio (@Mundo_ECpe) julio 7, 2015
"Vine a sacar los 120 euros, no puedo llevar más. Lo bueno es que teníamos las cosas organizadas antes y teníamos 200-300 euros apartados", dijo. "Espero a algo mejor para todos nosotros. Creo que ocurrirá algo mejor", dijo.
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, indicó que si Grecia quiere seguir en la Eurozona debe hacer reformas que estimulen el crecimiento económico y pagar su deuda.
"Estamos dispuestos a apoyar a Grecia, pero Grecia y su gobierno tienen que cumplir las reglas y los procedimientos que se han dado en la Unión Europea", dijo en entrevista con el noticiero de Telecinco.
El euro cayó un 0,7% el martes antes de la reunión, aunque los mercados se mantenían relativamente estables en Europa. La bolsa griega permanece cerrada desde la semana pasada entre cierres de oficinas bancarias.
Tsipras ha indicado antes que está dispuesto a aumentar los impuestos y recortar algunos gastos si el país recibe algo de alivio para su deuda.
Tras años de agotadora recesión y con el desempleo disparado, Grecia ya ha recibido 240.000 millones de euros (266.000 millones de dólares) en préstamos de otros países de la Eurozona y del FMI. Pero la austeridad presupuestaria exigida como condición de los préstamos ha golpeado al crecimiento, y las reformas han sido más lentas de lo previsto.
Las autoridades europeas siguen divididas ante la petición Grecia de que se suavicen sus condiciones para devolver el dinero, y el principal pagador, Alemania, sigue reacio.
Fuente: AP