El caso penal abierto por organización de rebelión armada contra el jefe del grupo de mercenarios Wagner, Yevgueny Prigozhin, aún sigue abierto, pese a que el Kremlin había asegurado que el empresario no será perseguido judicialmente y que se irá al exilio en Bielorrusia, informa el diario Kommersant.
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La Fiscalía General de Rusia abrió el caso bajo el artículo 279 del Código Penal ruso el viernes por la noche, cuando Prigozhin y sus hombres anunciaron que habían cruzado desde Ucrania la frontera rusa en la región de Rostov, en el sur, y que habían iniciado una “marcha por la justicia” hacia Moscú tras denunciar un ataque del Ejército ruso contra un campamento de los mercenarios en la retaguardia rusa.
Pese a que formaciones como Wagner están prohibidas por la legislación de Rusia, mediada la invasión de Ucrania, se convirtió en el principal destacamento de asalto de las fuerzas rusas que combaten en suelo ucraniano.
El jefe del Grupo Wagner denunció la desastrosa gestión de la cúpula militar rusa, encabezada por el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y el jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, en la guerra en el país vecino, que, dijo, había costado la vida a unos “100.000 soldados rusos”.
Tras anunciar el sábado a primera hora la toma de la ciudad rusa de Rostov del Don, sede del Estado Mayor del Distrito Militar Sur de Rusia, y de acercarse por la tarde una columna de mercenarios a 200 kilómetros de Moscú, la mediación del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, logró frenar la rebelión.
El acuerdo alcanzado con Prigozhin, que se retiró a continuación junto con sus hombres de Rostov del Don y a lo largo del domingo también de las regiones de Moscú y Vorónezh (por donde pasa la carretera que une el sur con la capital), consistía en mandar al empresario al exilio en Bielorrusia a cambio de que se le retiraba el cargo penal, por el que podía ser condenado a entre 12 y 20 años de prisión.
El pacto también incluía que no se perseguiría a los mercenarios que se sumaron a la sublevación de su jefe y que aquellos combatientes que no habían participado directamente en la misma podían suscribir un contrato con el Ministerio de Defensa y subordinarse al mando de Shoigú y Guerásimov.
Tanto Shoigú como el presidente ruso, Vladímir Putin, habían ordenado que todas las unidades “voluntarias” de Rusia suscriban un contrato con Defensa hasta el 1 de julio, algo que Prigozhin antes de la sublevación había rechazado tajantemente.
En estos momentos se desconoce dónde se encuentra el jefe de Wagner.
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