está empecinada en tomar la ciudad ucraniana de . Es tanto así que, a pesar de la visita de Charles Michel, presidente del Consejo , Moscú sigue bombardeando la zona con miras a controlar su puerto, el más grande del país.

El objetivo se puede entender de dos maneras, explica el especialista en seguridad y coordinador del World Political Analysis Laboratory, Rubens de S. Duarte. La primera es que Odesa “clama ser independiente desde hace buen tiempo”, lo cual música para los oídos de , quien busca desmembrar Ucrania y, así, asegurar su influencia en la región.

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La segunda es evidente: su puerto.

Rusia tiene bastante tiempo buscando el acceso a aguas calientes, es decir, a aquellas que no se congelan durante el invierno. Recordemos que en el norte del país, solo se puede navegar durante ciertas temporadas y no todo el año”.

Tomar Odesa significaría la posibilidad de aumentar las exportaciones e importaciones.

También tiene que ver con asegurar el control del acceso al mar. “El puerto es una puerta de acceso de los suministros y armas que llegan de Occidente para apoyar a Ucrania, así que tomarlo es vital para asfixiar a la resistencia”.

Rusia ya controla el norte, gracias a Bielorrusia, y está tratando de controlar el sur, de forma que Kiev solo podrá abastecerse de armas y agua por tierra”.

Pero esta situación está generando un serio problema. El mismo presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha a Occidente que los ayude a desbloquear el puerto porque su paralización podría generar una seria crisis alimentaria.

” anota que Ucrania fue “el cuarto mayor exportador de maíz del mundo en la temporada 2020/21 y el sexto exportador de trigo, según datos del Consejo Internacional de Granos”.

Y agrega: “Pero cerca de 25 millones de toneladas de grano ahora están atrapadas en Ucrania, dijo recientemente un funcionario de la agencia de alimentos de la ONU”.

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Un problema de mayor complejidad

Es impreciso señalar que la posible crisis alimentaria se debe únicamente al bloqueo de los puertos de Ucrania. El bloqueo económico a Rusia, otro gran proveedor de suministros vitales para el agro, también es de temer.

El asunto se viene discutiendo desde el inicio de la guerra, pero ni Moscú ni las fuerzas occidentales están dispuestas a relajar las medidas.

Jack Nicas, periodista de “The New York Times” en Brasil, ha sobre este asunto.

Que esté en el país sudamericano no es menor: uno de los productores de comida más importantes del mundo”.

Pero también es uno de los principales importadores de fertilizante ruso. Y no solo es Brasil. No solo es fertilizante ruso”.

Rusia y Ucrania son fundamentales para el suministro mundial de alimentos. Y este tipo de disrupción no solo se produjo en Brasil sino en todos los países del mundo. La guerra ha interrumpido la forma en la que el mundo se alimenta a sí mismo”.

El puerto de Odesa antes de la guerra. Fotografía del 4 de noviembre del 2016. REUTERS
El puerto de Odesa antes de la guerra. Fotografía del 4 de noviembre del 2016. REUTERS
/ Valentyn Ogirenko

Según Nicas, ambos países producen enormes cantidades de trigo, maíz y cebada, así como aceite de girasol y fertilizante. Tanto así que, juntos, “representan casi el 30% de las exportaciones mundiales del trigo que alimenta a miles de millones de personas en forma de pan, harina, pasta y productos envasados”.

Un estudio calculó que juntos representan el 12% de las calorías del mudo”, contó Nicas a “”.

Según , entre Moscú y Kiev producen el “20% del maíz y el 75% del aceite de semilla de girasol” del mundo.

¿Crisis para rato?

La guerra entre Rusia y Ucrania a la volatilidad de los mercados financieros internacionales, elevando los precios de las materias primas”.

A esto se le suma lo que reporta Euronews: “Casi 25 millones de toneladas de granos están atrapadas en Ucrania y no pueden salir del país debido a problemas de infraestructura y a los puertos bloqueados en el Mar Negro”.

António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, se ha involucrado en el asunto. Según sus , en sus reuniones con Putin y Zelensky, discutió la “necesidad de actuar rápidamente para garantizar un flujo constante de alimentos y energía para los mercados abiertos”.

La recuerda lo conversado en dichas cumbres:

Destacó que una solución significativa a la inseguridad alimentaria mundial requiere reintegrar la producción agrícola de Ucrania y la producción de alimentos y fertilizantes de Rusia y Bielorrusia en los mercados mundiales, a pesar de la guerra”.

De todos los países, los primeros grandes afectados están en el Medio Oriente y África, Nicas. Al estar muy cerca de Rusia y Ucrania, sus importaciones de trigo son muy importantes, además que “el trigo es importante culturalmente, un alimento básico en la región”.

Según un de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, “Eritrea, Armenia, Mongolia, Azerbaiyán” dependen en su totalidad de Rusia y Ucrania.

Egipto, el gran importador de trigo, recibe las 3/4 del suministro de Rusia y Ucrania. Turquía, el 85%. Arabia Saudita, casi la mitad”, agrega Nicas.

O, por ejemplo, Yemen, que recibe cerca del 30% de su trigo de Ucrania.

Yemen ha sido asolado por el hambre durante años desde que estalló la guerra civil en el país. Y ahora mismo, 17 millones de personas pasan hambre en Yemen, según el Programa Mundial de Alimentos, la agencia de la ONU”.

El Programa dice que alimenta a 13 millones de personas en Yemen en este momento, incluidos 5 millones que están al borde de la inanición. En enero, el Programa Mundial de Alimentos ya redujo a la mitad las raciones para los otros 8 millones de personas que allí alimentan, que pasan hambre, pero no mueren de hambre”.

Una mala cosecha

Los fertilizantes son otro asunto clave. Según Nicas, Rusia es el más grande exportador, con cerca del 15% de la producción mundial. Y aquí hay un gran problema.

Por las sanciones, Moscú no puede exportar, lo que el precio de toda la cadena de producción. La situación se complica porque mucho de ese fertilizante está compuesto por nitrógeno, que viene del gas natural, recurso que ha duplicado sus precios.

Y así, durante el último mes, en toda Europa hemos visto que muchas de las principales plantas de fertilizantes están restringiendo su capacidad o cerrando por completo”, explica el periodista.

No es lo peor. Nicas que el mundo ya venía de una crisis de fertilizantes provocada por China. Resulta que sus plantas suelen funcionar con carbón y, como parte de su “política de cielo azul para reducir la contaminación antes de los Juegos Olímpicos”, “recortaron la producción”.

La cadena, entonces, se reconfigura: los fertilizantes se encarecen, los granjeros usan menos, lo que impacta en la calidad de la siembra, cada vez más pequeña y con menos proteínas. Y cuando el rebaño la consuma, no engordará como de costumbre.

Además…
La industria en jaque

Según Jack Nicas, periodista de “The New York Times”, Rusia y Ucrania representan "casi el 30% de las exportaciones mundiales del trigo". Al respecto, AP añade que, entre ambos países producen "20% del maíz y el 75% del aceite de semilla de girasol" del mundo.

¿Qué se viene?

Si la guerra continúa, “la crisis alimentaria se extenderá por más de un año o dos”. Pero su fin tampoco será una solución mágica.

Nicas sentencia: “Ciertamente sería de gran ayuda, pero aun así, la solución llevará tiempo”.

El Programa Mundial de Alimentos cree que, incluso si la guerra termina mañana, el mercado de alimentos tardará de seis a nueve meses en recuperarse por completo”.

Y lo que también sabemos es que, políticamente, es poco probable que las sanciones desaparezcan con el final de una guerra. Por lo tanto, es probable que aún persistan muchos de los problemas relacionados con los fertilizantes y los altos precios de la energía”.