Esta conversación sucede mientras la periodista argentina Elisabetta Piqué, corresponsal de guerra del diario “La Nación”, se dirige a Bucarest, la capital de Rumanía. Ha viajado 18 horas en auto y le faltan unas ocho más para llegar a su destino. “Tuve que irme, pero me hubiera gustado quedarme”, sostiene la también madre de dos hijos que, hasta hace poco, estuvo informando desde Kiev. Desde la capital de Ucrania y por varios días, ella compartió detalles de la invasión rusa y, en paralelo, se volvió viral en las redes sociales por haber sido una supuesta víctima del ‘mansplaining’. El contacto con Piqué (quien cubrió Afganistán, Irak, Libia, Egipto y otros conflictos) duró un poco más de diez minutos por el escaso acceso a internet.