Las declaraciones del papa Francisco sobre la guerra en Ucrania, en las que pidió que no se tenga “vergüenza de negociar antes de que las cosas empeoren”, siguen levantando polémica en el Viejo Continente. Este lunes 11, el gobierno de Alemania y la Unión Europea se unieron a Kiev en el rechazo a la posibilidad de que los ucranianos se rindan ante la invasión emprendida por Vladimir Putin desde hace más de dos años. El gobierno ucraniano, además, convocó al representante del Vaticano en su territorio para expresar su fastidio con las palabras del líder religioso.
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El sábado 9 de marzo, la estatal Radio Télévision Suisse (RTS, por sus siglas en inglés) publicó una entrevista en la que el líder de la Iglesia Católica abogaba por “negociar” en el conflicto entre Rusia y Ucrania.
“Creo que es más fuerte quien ve la situación, quien piensa en el pueblo, quien tiene el valor de la bandera blanca, de negociar. Y hoy se puede negociar con la ayuda de las potencias internacionales. La palabra negociar es una palabra valiente”, aseguró Francisco.
“Cuando ves que estás derrotado, que las cosas no van, debes tener el valor de negociar”, añadió.
Casi de inmediato, Ucrania respondió a través de su canciller, Dmitro Kuleba, quien aseguró que “nuestra bandera es amarilla y azul. Esta es la bandera por la que vivimos, moriremos y triunfaremos. Nunca levantaremos otras banderas”.
Ante la crítica, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, intentó aclarar el mismo sábado que el Papa ”recogió la imagen de la bandera blanca, propuesta por el entrevistador, para indicar un cese de las hostilidades, una tregua alcanzada con el valor de la negociación”, y no la rendición como algunos podrían haber interpretado.
Sin embargo, de poco sirvieron los intentos de aclaración, pues la controversia se extendió por el Viejo Continente y llevó a que el gobierno ucraniano convocara al representante diplomático del Vaticano en Kiev en señal de protesta.
- Reacción regional -
El domingo 10, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky reaccionó duramente asegurando que su país “nunca” se rendirá ante Rusia. Al día siguiente, la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, dijo no entender las declaraciones de Francisco y pareció criticar de forma indirecta el hecho de que el líder religioso no haya visitado el terreno durante estos dos años de conflicto.
“Creo que algunas cosas solo pueden entenderse si las ves con tus propios ojos”, señaló la ministra, quien ha ido a Ucrania varias veces desde el inicio de las hostilidades.
El gobierno alemán también se pronunció a través de su portavoz Steffen Hebestreit, quien aseguró que “no comparte la opinión del Papa”.
Durante la misma jornada, Peter Stano, portavoz de Exteriores de la Comisión Europea y del alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, aseguró que la paz de Ucrania “está en manos de un solo hombre”, en referencia a Putin.
El vocero, además, añadió que la Unión Europea quiere “una paz justa, una paz que tenga en cuenta a la víctima de la guerra, y esa es Ucrania”.
En la misma línea se pronunció Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, quien aseguró que “puede haber un paso hacia la paz en el momento en que Putin deponga las armas”.
“Él es el agresor, él invadió Ucrania y por ello estoy convencida de que debemos escuchar a los ucranianos. Ellos quieren la paz, pero quieren una paz justa. Quieren seguir viviendo en libertad y con independencia en Ucrania”, enfatizó Von der Leyen.
“Creo que ha sido una declaración bastante delicada porque si muchos gobiernos lo han entendido así y el Vaticano se ha visto obligado a hacer una explicación es porque el mensaje fue complicado”, comenta a El Comercio el historiador especializado en temas religiosos y catedrático de la UPC, Juan Fonseca.
Sin embargo, el experto recuerda que el papel del Papa obliga a que sus mensajes sean analizados desde diferentes perspectivas.
“Siempre hay que entender la doble dimensión en las palabras de alguien como el Papa, porque es tanto un líder espiritual como un actor político en el escenario global. Como líder espiritual creo que es relevante su petición de negociar y buscar la paz, incluso diría que es lo que corresponde. Pero al final también es jefe de Estado y sus palabras tal vez no ayuden mucho a la causa ucraniana ni a cómo el conflicto debería terminar; es decir, sin ceder a lo que plantean Putin y el gobierno ruso”, asegura.
- Rechazo formal -
Este lunes 11 el gobierno ucraniano anunció que había convocado a Visvaldas Kulbokas, enviado del Vaticano a Kiev, en señal de protesta por las declaraciones del Sumo Pontífice.
La diplomacia ucraniana, además, acusó al papa de “legalizar la ley del más fuerte” y de animarlos a “seguir ignorando el derecho internacional”.
“El jefe de la Santa Sede debería haber enviado señales a la comunidad internacional sobre la necesidad de unir inmediatamente fuerzas para asegurar la victoria del bien sobre el mal, y lanzar un llamamiento al agresor, no a la víctima”, señala un comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores.
Durante el fin de semana la embajada ucraniana también había respondido a Francisco asegurándole que durante la Segunda Guerra Mundial nadie habló “de negociaciones de paz con Hitler”.
“Puede tomarse como una forma sutil de mostrarle a la Iglesia Católica que su discurso siempre tendrá ese nivel de ambigüedad. Durante la Segunda Guerra Mundial el Vaticano fue cuestionado por su silencio ante las atrocidades del nazismo, pero a la vez también podría decirse que algunos personajes específicos de la Iglesia Católica sí resistieron al nazismo”, comenta Fonseca.
El experto considera que este nuevo pico de tensión entre Kiev y la Santa Sede tiene como trasfondo la sensación en Kiev de que desde el Vaticano la guerra no ha recibido la condena que merecía. En ese sentido, cabe recordar que el pontífice argentino evitó durante meses referirse a Putin como el agresor que desencadenó el conflicto.
“Recordemos que el Papa, el año pasado, envió al cardenal Matteo Zuppi a Moscú para intentar encontrar una solución pacífica y hasta el momento los resultados no han sido óptimos. Ucrania siempre ha interpretado estas acciones del Vaticano como una forma de debilitar su posición frente a Rusia, algo entendible desde una perspectiva nacionalista frente a un país invasor. Pero a la vez creo que es necesario encontrar caminos para que se negocie”, considera Fonseca.
Pese a la creciente polémica, sin embargo, el experto considera que el líder religioso evitará volver a hacer referencia a este episodio en particular, en base a la forma tradicional con la que el Vaticano maneja este tipo de situaciones.
“Es una tradición del Vaticano no excederse en las declaraciones y si alguna ha sido mal tomadas tranquilizarlas. Lo que me parece interesante es que los últimos años el Papa está hablando más fuerte en varios ámbitos. Cuando se refirió a las bendiciones a parejas del mismo sexo publica un documento pero luego viene el aparato burocrático del Vaticano para aclarar o precisas. El Papa empuja y luego la estructura burocrática lo detiene. Me parece parte de una estrategia válida pero que puede causar algunas dificultades en momentos específicos como este”, explica.
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