La advertencia al Congreso está dada. La Casa Blanca alertó el lunes que si no se aprueba el desembolso de fondos a Ucrania, Estados Unidos “le dará un disparo en la rodilla en el campo de batalla”, y a fin de año el presidente ruso, Vladimir Putin, podría ganar la guerra que inició en febrero del 2022.
En una carta firmada por Shalanda Young, jefa de la Oficina de Administración y Presupuesto de Estados Unidos, el gobierno del presidente Joe Biden asegura que, sin una acción del Congreso, “hacia fin de año” el Gobierno se quedará sin recursos para adquirir más armas y equipos para Ucrania.
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“Quiero ser clara: sin la acción del Congreso, a finales de año nos quedaremos sin recursos para adquirir más armas y equipos para Ucrania y para proporcionar equipos de las reservas militares estadounidenses. No hay un pozo mágico de financiación disponible para hacer frente a este momento. Nos hemos quedado sin dinero, y casi sin tiempo”, dice la carta que está dirigida al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson; al líder demócrata de esta cámara, Hakeem Jeffries; al líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, y al líder republicano del Senado, Mitch McConnell.
Young precisó los riesgos de no aprobar la financiación y dijo que cortar el suministro de armas y equipos estadounidenses aumenta la “probabilidad de victorias militares rusas” y que la financiación continuada de Ucrania es clave para evitar un conflicto mayor en la región.
“Debo subrayar que ayudar a Ucrania a defenderse y asegurar su futuro como nación soberana, democrática, independiente y próspera favorece nuestros intereses de seguridad nacional”, dijo.
“Nuestros paquetes de asistencia de seguridad ya se han vuelto más pequeños y las entregas de ayuda más limitadas. Si nuestra ayuda cesa, causará problemas importantes a Ucrania”, remarcó.
Young sostuvo que gracias al dinero otorgado a Kiev “ha detenido los avances de Rusia en Ucrania, ha ayudado a Ucrania a lograr importantes victorias militares y ha revitalizado la Base Industrial de Defensa estadounidense (DIB)”.
“Si la economía de Ucrania colapsa, no podrán seguir luchando. Putin lo entiende bien, razón por la cual Rusia ha hecho de la destrucción de la economía de Ucrania un elemento central de su estrategia, lo que se puede ver en sus ataques contra las exportaciones de cereales y la infraestructura energética de Ucrania”, afirmó en la carta.
Tras conocerse la carta de Young, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, reiteró en una rueda de prensa que Estados Unidos “se está quedando sin dinero” para Ucrania.
“El Congreso tiene que decidir si continúa apoyando la lucha por la libertad en Ucrania... o si ignorará las lecciones que hemos aprendido de la historia y dejará que Putin prevalezca”, dijo Sullivan a los periodistas en la Casa Blanca. “Es así de simple. Es una elección así de dura”.
Hasta la fecha, Estados Unidos ha aportado 111.000 millones de dólares en financiación para apoyar a Ucrania. De ellos, 67.000 millones, aproximadamente el 60 %, ha reforzado las capacidades de defensa de Estados Unidos, indicó la agencia EFE.
“Ha mejorado nuestra propia preparación militar, ya que el Departamento de Defensa está comprando nuevos equipos para reemplazar los que enviamos a Ucrania, impulsando y ampliando líneas de producción y apoyando empleos bien remunerados en docenas de estados de todo el país”, detalló la carta de Young.
La exigencia de los republicanos
La contraofensiva lanzada en junio por Ucrania para recuperar territorio ha fracasado y el país gobernado por Volodymyr Zelensky está pidiendo más fondos y armas a Estados Unidos y sus aliados.
¿Cuál es el problema? ¿Por qué no se aprueban más fondos para Ucrania? El pasado mes de octubre, el presidente Biden solicitó más de US$ 100.000 millones para seguridad nacional, incluidos US$ 61.400 millones para Ucrania y US$ 14.300 millones para Israel, e instó al Congreso a aprobar la ley suplementaria como un “acuerdo integral y bipartidista”.
La petición de Biden también incluye US$ 9.150 millones para ayuda humanitaria, US$ 7.400 millones para Taiwán y la región Indopacífico y US$ 13.600 millones para la seguridad en la frontera entre Estados Unidos y México, indicó la cadena CNN.
Pero el Congreso de Estados Unidos lleva meses paralizado por las luchas internas de los republicanos debido a que la derecha radical se opone a proporcionar más ayuda a Ucrania.
En noviembre, recordó Univisión, el Congreso evitó por muy poco una parálisis de financiamiento en el país conocida como “cierre de gobierno” pero el acuerdo para seguir a flote hasta mediados de enero no incluyó la ayuda a Ucrania e Israel.
Tras la prórroga presupuestaria aprobada en noviembre y ratificada por Biden, los legisladores tienen hasta febrero para negociar el presupuesto fiscal para el año fiscal 2024, que ya ha empezado.
El líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, afirmó en una carta enviada en noviembre a sus colegas demócratas que presentará en la primera semana de diciembre un paquete de medidas de seguridad nacional que incluya la financiación de Ucrania e Israel.
Mientras que el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y el líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, han insistido en que el apoyo del Partido Republicano a una mayor financiación para Ucrania está supeditada al endurecimiento de las leyes de inmigración para poner freno a la llegada de migrantes en situación irregular por la frontera con México.
También dijo que “la administración Biden no ha abordado de forma sustancial ninguna de mis preocupaciones legítimas sobre la falta de una estrategia clara en Ucrania”.
CNN indicó que las negociaciones del Senado sobre el tema fronterizo se toparon con un obstáculo importante durante el fin de semana, cuando los demócratas afirmaron que los republicanos estaban presionando por políticas que se parecían demasiado al proyecto de ley de inmigración de la Cámara, HR2.
Fuentes con conocimiento de las conversaciones le dijeron a CNN que las negociaciones se encuentran en un punto muerto crítico que podría poner en peligro la capacidad de aprobar la ayuda a Ucrania e Israel a través de ambas cámaras del Congreso.
El fracaso de la contraofensiva
En junio de este año, Ucrania lanzó su contraofensiva tras haber acumulado armamento enviado por Occidente durante el invierno. El presidente Zelensky dijo que el objetivo final era recuperar Crimea, península anexionada por Rusia en el 2014. Pero seis meses después los avances son mínimos y la operación ya es considerada como un fracaso, pues llega el invierno este mes de diciembre y habrá más dificultades para el combate.
Es más, un análisis de la agencia EFE remarca que las fuerzas rusas han recuperado claramente la iniciativa desde octubre y estrechan el cerco en torno al bastión de Avdivka, en el corazón del Donbás y también en Kúpiansk (Kharkiv), en el noreste.
Desde junio las tropas de Ucrania han avanzado casi 20 kilómetros entre campos minados y trincheras fortificadas, liberaron varias localidades y recuperaron más de 500 kilómetros cuadrados. Pero no son los resultados que se planearon para esta contraofensiva.
EFE remarca que el plan inicial de Ucrania era alcanzar la costa en 60 o 90 días, lo que permitiría al ejército neutralizar el corredor terrestre ruso que une el Donbás con Crimea.
Antes del inicio de la contraofensiva, los asesores estadounidenses aconsejaron a los ucranianos atacar en una zona concreta del frente -en dirección a la ciudad de Melitópol-, pero los generales ucranianos prefirieron avanzar también hacia el puerto de Berdiansk (Azov) y Bajmut (Donetsk), indicó el diario The Washington Post.
Según ese medio estadounidense, Zelensky y el jefe militar Valeri Zaluzhni temían que Rusia optara por lanzar un nuevo ataque contra la región nororiental de Kharkiv y desde ahí envolver a los contingentes rusos en Donetsk (Kramatorsk y Sloviansk).
Además, dice el Post, Estados Unidos insistió en que, para sorprender al enemigo, los ucranianos debían lanzar su contraofensiva apenas terminó el invierno en abril, pero Kiev la retrasó hasta junio, lo que permitió a los rusos ampliar las fortificaciones y la superficie de campos minados.
Tanto Estados Unidos como Ucrania también subestimaron la capacidad de Rusia para soportar un gran número de bajas en sus filas.
En cuanto al armamento occidental entregado a Ucrania, EFE indicó que los ucranianos han asegurado que algunos de los vehículos de combate Bradley y Marder, y los tanques Leopard llegaron malogrados o carecían de orugas y equipos de radio, lo que los convertía en poco más que chatarra.
Estados Unidos ha negado que ello sea así.
Otro factor que jugó en contra de Ucrania es que carece de equipos de desminado.
El Washington Post indicó que en el cuarto día de la contraofensiva el jefe militar Valeri Zaluzhni personalmente ordenó frenar el uso de blindados para detener la masacre que estaban experimentando y no perder todo el armamento suministrado por los países de la OTAN, ya que el 60 % de los equipos empleados en dicho avance fue destruido o resultó dañado.
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