La caída de un misil en territorio de Polonia puso al mundo en vilo durante varias horas. La sospecha de que el proyectil fuera ruso hacía prever lo que muchos han temido en estos meses de guerra: que el conflicto se extienda más allá de Ucrania e involucre a un país de la OTAN, y por ende, a Estados Unidos y sus aliados.
El propio Gobierno Polaco ya señaló que el misil era ucraniano y provino de ese país, bajando así el tono de la confrontación, que motivó reuniones de emergencia de alto nivel entre los líderes mundiales.
Sin embargo, lo ocurrido sirve para recordar la posición estratégica de Polonia, su pasado como exrepública soviética y su presente como uno de los Estados de Europa del Este que más ha aprovechado su ingreso a la Unión Europea.
“Nuestra pertenencia a la Unión Europea es una cuestión fundamental. La consideramos un gran éxito”, dijo en el 2006 el entonces presidente Lech Kaczynski.
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Un poco de historia
Polonia fue borrada del mapa de Europa a fines del siglo XVIII luego que su territorio fuese dividido por los imperios de Rusia, Prusia y Austria. La participación final ocurrió en 1795 y Polonia dejó de existir.
Sin embargo, regresó como estado independiente en 1918, un estatus que duró apenas 21 años pues fue invadida y ocupada por los nazis en 1939.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Polonia se convirtió en un país satélite de la Unión Soviética hasta fines de los años 80, cuando por fin pasó a ser un país independiente.
“La memoria destacada de todos estos eventos es esencial para comprender el pensamiento político y geopolítico polaco en la actualidad”, recuerda el think tank New Lines Institute, basado en Washington.
Por eso fue que los polacos no dudaron en entrar a la Unión Europea, una adhesión que se completó el 1 de mayo del 2004.
En el referéndum sobre la adhesión a la UE, más del 77% de ciudadanos polacos votaron a favor de integrarse al bloque europeo.
Desde entonces, la economía polaca ha crecido exponencialmente. Como recuerda Anna Sorka, embajadora de Polonia en España, en un artículo de la revista “Política Exterior”, el PBI per cápita ha pasado en los últimos 18 años de 7.300 euros a 13.500 euros, es decir, del 49% al 76% del promedio de la UE.
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En la OTAN
En 1999 ocurrió otro hito histórico. Polonia entró a la OTAN, la alianza del Atlántico Norte que surgió en la Guerra Fría como un tratado de defensa frente a la Unión Soviética.
Diez años después de cortar los lazos de dependencia con Moscú, Polonia se pasaba al otro bando y se unía al club de países aliados de Estados Unidos.
Para Polonia, ser parte de la OTAN era -y sigue siendo- fundamental para poder sentir que tenía las espaldas cubiertas y las fronteras protegidas ante cualquier intento de incursión militar rusa.
Así, al integrar el club de dos organizaciones occidentales, Polonia ha pasado a ser un actor fundamental y un referente de los países de Europa del Este.
Sin embargo, la historia tampoco es simple. Su pasado complejo también ha abonado en una actual línea dura nacionalista, como en muchos países de la exórbita soviética.
Polonia es gobernado actualmente por el presidente Andrzej Duda, del partido ultraconservador Ley y Justicia.
“El país, por supuesto, está lejos de estar solo con sus políticas de derecha. En Europa Central y del Este, donde muchos países tienen sus propias historias de ocupación y dominio extranjero, los gobiernos o movimientos políticos nativistas son comunes”, recuerdan en una columna de “The New York Times” la socióloga Karolina Wigura y el politólogo Jaroslaw Kuisz, ambos polacos.