Esta mañana, el Kremlin redobló la apuesta en la creciente tensión con Occidente tras la invasión rusa a Ucrania al suspender los suministros de gas a dos países miembros de la Unión Europea (UE), Polonia y Bulgaria, que se negaron a pagar por el suministro en rublos.
Los ministros de ambas naciones europeas consideraron la medida un “chantaje” de Gazprom, la megaempresa rusa que proporciona el gas natural, y una “grave violación” de los contratos internacionales pactados.
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En el caso de Polonia, el premier Mateusz Morawiecki indicó que su país no sufrirá ninguna consecuencia ya que hoy sus depósitos están ocupados en un 80% por reservas de gas. Mientras que Bulgaria, que recibe un 90% de su gas importado de Rusia, podrá cubrir la demanda de gas de los usuarios durante al menos un mes, según advirtió el ministro de Energía, Alexander Nikolov.
“Hay alternativas de suministro disponibles y Bulgaria espera que las rutas y suministros alternativos se aseguren también a nivel de la UE”, dijo, Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, quien describió la decisión de Moscú como una “instrumentalización de los suministros energéticos” y dijo que dejó “más claro que nunca que Europa necesita actuar rápidamente para reducir su dependencia de la energía rusa”.
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Los funcionarios de la Unión Europea mantuvieron este miércoles conversaciones de emergencia en Bruselas para buscar soluciones a esta situación. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, señaló que se trataba de “otro intento de Rusia de utilizar el gas como instrumento de chantaje” y que cualquier país europea que accediera a pagar por el suministro en moneda rusa estaría violando los contratos comerciales.
En este sentido, Von der Leyen aseguró que es un buen momento para acelerar la transición europea a las energías verdes y marcar “el fin de la era de los combustibles fósiles de Rusia en Europa”.
En marzo de este año, la Comisión Europea lanzó el REPowerEU, su plan de acción conjunta para reducir su dependencia a la energía rusa y abastecerse de una energía “más asequible, segura y sostenible”. El bloque importa un 90% de su consumo de gas, y Rusia proporciona más del 40% del consumo total de gas de la UE. El país también representa el 27% de las importaciones de petróleo y el 46% de las de carbón.
Entre los países miembros de la UE, el más dependiente del gas ruso es Hungría, según la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Gas (Entsog). El 25% de su matriz energética es el gas que proviene de Rusia. Al mismo tiempo, el país importa de Rusia el 95% del gas que consume, de acuerdo a los datos de Eurostat.
En esta lista de países dependientes del gas ruso siguen Eslovaquia (que tiene un nivel estimado de dependencia del 22% respecto al total de la energía que utiliza), Moldavia (17%), Austria (15%), Alemania (14%) y Bulgaria (12%).
En tanto, Polonia se encuentra en el noveno puesto, detrás de Ucrania, ya que ambos países dependen en un 11% del gas ruso dentro del consumo total de su energía.