Un grupo de expertos en defensa y seguridad de origen británico tuvo acceso a un documento clasificado que revela cuál era el plan secreto del presidente de Rusia, Vladimir Putin, para “borrar a Ucrania de la faz de la tierra”, como lo denominó Euromaidan Press, uno de los principales medios de comunicación locales.
El escrito, que lleva la firma del líder del Kremlin, da a conocer detalles inéditos sobre el plan de “diez días” de Moscú para apoderarse del territorio ucraniano, sostuvo el Instituto Real de Servicios Unidos para Estudios de Defensa y Seguridad (RUSI), institución que tiene estrecho vínculo con el ejército británico.
MIRA: El país de Europa que entrenará a 4.000 soldados ucranianos para luchar contra Rusia
Para la obtención del registro, RUSI trabajó con el teniente general ucraniano Mykhaylo Zabrodskyi y el exasesor del Servicio de Inteligencia Oleksandr Danyliuk.
A grandes rasgos, y según se desprende del análisis de los expertos, la estrategia del gobierno ruso tenía dos pilares básicos: ataques masivos con misiles y aviones y el asesinato de funcionarios. Para empezar, la administración Putin confeccionó una “lista negra” de políticos y otros personajes.
MIRA: Rusia advierte del “enorme” riesgo de una guerra nuclear entre potencias atómicas
Los nombres de aquellas personas fueron divididos en cuatro categorías: las personas a las que el Kremlin quería matar, las que “necesitaban represión e intimidación”, aquellos que podrían llegar a colaborar con Rusia y las personas que Moscú había establecido que ya estaban preparadas para colaborar.
Con respecto a la población en general, planificaron que soldados rusos fueran puerta por puerta y decidieran si arrestar o terminar con la vida de tal o cual residente. A los capturados, se los reeducaría con ayuda de maestros rusos y otros funcionarios mediante el uso de propaganda.
También se dejó en claro cuáles eran las ubicaciones claves a conquistar, ya sea mediante la infiltración del ejército ruso o a fuerza de bombardeos. El inventario daba prioridad a las siguientes localizaciones: centrales eléctricas y nucleares, los aeródromos, el banco central y el Parlamento de Ucrania.
Putin tenía un as bajo la manga para controlar el avance tanto de Occidente como de sus aliados: Una vez Rusia tuviera control sobre las plantas nucleares en territorio ucraniano, chantajearía a vecinos europeos con riesgo de ser contaminados por radicación.