Contra todo pronóstico, la divisa rusa se ha convertido en la moneda con mejor desempeño del mundo frente al dólar en lo que va de año, superando incluso al real brasileño.
Ni siquiera han podido frenar su ascenso las sanciones económicas más rápidas y duras de la historia moderna impuestas por Occidente en respuesta a la invasión de Ucrania.
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Solo dos meses después de que el valor del rublo cayera de forma brusca a menos de un centavo estadounidense, la moneda dio un giro sorprendente.
Si el 7 de marzo tocó mínimos históricos en 0,007 rublos por dólar, en lo que va de año la divisa de Rusia se revalorizó aproximadamente un 15% frente a la moneda estadounidense y cotiza en torno a 0,016.
La clave, dicen los expertos, han sido los férreos controles de capitalimpuestos por el Kremlin que dejaron, cuando empezó la guerra con Ucrania, imágenes de la población haciendo cola en los cajeros.
La prohibición de que sus ciudadanos vendieran rublos para comprar monedas extranjeras fue calificada por el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, como manipulación monetaria.
Estos controles sirvieron para congelar gran parte de las reservas de divisas de Rusia en el momento en el que más necesita estos recursos, tanto para compensar el éxodo de inversiones y capitales como para financiar la invasión militar a Ucrania, más prolongada de lo que esperaba.
El caso de Turquía o Argentina
Lo inesperado de esta recuperación es que otros países, como Turquía o Argentina, que se vieron obligados a imponer medidas similares, no solo no lograron los mismos resultados que Rusia, sino que tanto la lira como el peso experimentaron consecuencias desastrosas.
Ambas monedas tocaron mínimos históricos y aún luchan por recuperarse.
En su actuación de emergencia inmediatamente después de conocer el castigo internacional, el Kremlin empezó a adoptar medidas desconocidas para las generaciones que no vivieron la época de la Unión Soviética.
"El banco central ruso se vio obligado a aumentar drásticamente las tasas de interés y aumentar los controles de capital en respuesta a las sanciones occidentales", afirma a BBC Mundo Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión eToro.
"Las tasas de interés se duplicaron con creces al 20%. Los exportadores rusos se vieron obligados a convertir en rublos el 80% de sus ingresos extranjeros, y las personas estaban limitadas en términos de cuánto podían transferir al extranjero", añade.
Y es que una de las sanciones más grandes y de mayor impacto sobre Rusia fue la congelación de sus cuentas en el extranjero.
Otra de las medidas para defender su divisa fue exigir a los países de la Unión Europea que le compran gas natural que paguen sus facturas en rublos, en lugar de dólares o euros.
Represalia estratégica contra Europa
Los países europeos dependen en gran medida del gas ruso y, a pesar de los planes para buscar fuentes alternativas de energía, el proyecto de la Unión Europea para dejar de abastecerse en Rusia llevará años en completarse.
Alemania, uno de los mayores clientes de la estatal gasista rusa Gazprom, ya accedió a pagar en rublos junto con otros grandes compradores europeos.
"La decisión de Rusia es una represalia estratégica contra la UE, aprovechando su poder como principal proveedor de gas natural a Europa. El Viejo Continente recibía alrededor del 40% de su gas de Rusia antes de la guerra de Ucrania", explica Levon Kameryan, analista senior de Scope Ratings.
Por último, los precios más altos de las materias primas también han ayudado mucho.
Un petróleo más caro significa que los clientes de Rusia ahora tendrán que pagar más dólares por cada barril y, por lo tanto, necesitarán más rublos.
Soluciones a corto plazo
Sin embargo, los expertos apuntan que los tres factores -estrictos controles de capital, tasas de interés más altas y precios más altos de las materias primas- solo han conseguido ralentizar lo que será un año "funesto" para la economía rusa.
"El rápido ascenso del rublo es un problema para los exportadores y algunos productores nacionales, lo que se suma a la presión de las sanciones. También significa menos ingresos para el presupuesto", dice Scott Johnson, economista que cubre Rusia para Bloomberg Economics.
Pero ¿puede considerarse el repunte del rublo como un barómetro para saber si las sanciones occidentales están funcionando?
Para Johnson "desde fuera de Rusia es tentador ver el repunte del rublo como una señal de que las sanciones no están teniendo el efecto deseado. Pero eso no es del todo correcto".
"La apreciación ha sido impulsada en gran medida por la conversión obligatoria de los ingresos de exportación y otros controles de capital, lo que limita el flujo de efectivo desde el extranjero", explica.
"El rublo pinta una imagen precisa de la balanza de pagos, pero no de la economía subyacente, donde las perspectivas son más funestas", afirma.
En la misma línea piensa Laidler.
“El repunte del rublo ahora puede haber terminado. La fortaleza de la moneda hizo que las exportaciones rusas fueran menos competitivas y las sanciones estadounidenses más estrictas han aumentado las posibilidades de un incumplimiento de la deuda”.