Un miembro de la unidad de voluntarios ucranianos "Aduana", de 56 años, posa junto a los escombros causados por un dron que se estrelló en una trinchera utilizada por la unidad para contrarrestar las amenazas durante las sirenas de ataque aéreo en un suburbio de Kiev el 28 de febrero de 2023. (Foto: YASUYOSHI CHIBA / AFP)
Un miembro de la unidad de voluntarios ucranianos "Aduana", de 56 años, posa junto a los escombros causados por un dron que se estrelló en una trinchera utilizada por la unidad para contrarrestar las amenazas durante las sirenas de ataque aéreo en un suburbio de Kiev el 28 de febrero de 2023. (Foto: YASUYOSHI CHIBA / AFP)
/ YASUYOSHI CHIBA
Agencia AFP

El coronel “Smak” y su equipo de voluntarios ucranianos consiguieron destruir tres drones de ataque lanzados por los sobre , derribándolos con viejas ametralladoras del

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“El primero fue en octubre. Volaba de día y era claramente visible. Abrimos fuego cuando entró en nuestro sector”, explica el comandante de la unidad, cuyo apodo “Smak” significa entusiasmo.

Rusia ha estado enviando en los últimos meses olas de drones Shahed iraníes, muchos de ellos dirigidos contra redes eléctricas. A diferencia de los misiles de crucero, vuelan relativamente despacio y su pequeño motor es ruidoso, por lo que los soldados pueden seguirlos con la vista y el oído.

“Los otros dos los derribamos el 1 de enero, después de Año Nuevo. Estaba oscuro, pero nuestros colegas encendieron focos y utilizaron cámaras térmicas, así que los localizamos y los derribamos. Yo personalmente les disparé con una ametralladora”, detalla “Smak”, un hombre de 49 años y barba gris.

Dirige un equipo de 80 voluntarios civiles -algunos jubilados, otros aún en activo- que vigilan los drones día y noche. Su base es una pequeña habitación en la planta baja de un edificio en construcción a las afueras de Kiev.

A las 20H00 llega un nuevo equipo para cubrir el turno de noche. Si suenan las sirenas antiaéreas, se suben a los coches y corren a una colina cercana donde toman posiciones de tiro para intentar derribar cualquier avión no tripulado que se acerque a la ciudad.

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Un período más o menos tranquilo

Hay alrededor de una docena de unidades de este tipo vigilando el cielo de Kiev, como parte de la fuerza de defensa territorial.

Además de kalashnikovs, el grupo está equipado con dos ametralladoras degtyaryov, utilizadas originalmente por el Ejército Rojo soviético a finales de la década de 1920, que tienen un característico cargador de gran capacidad. Cuando atacan drones, disparan balas trazadoras que emiten destellos brillantes para corregir su rumbo.

El subcomandante Mykola, de 50 años, subraya que tienen muchas unidades en todo el país que vigilan los drones que entran en el espacio aéreo de Ucrania y transmiten la información. Los drones son disparados desde el mar Negro, al sur, o desde la frontera rusa, al este.

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Desde octubre, los ucranianos han reforzado sus defensas aéreas, y los aliados occidentales han prometido y suministrado modernos sistemas de misiles antiaéreos capaces de derribar numerosos misiles y aviones no tripulados.

Los ataques de Rusia también se han hecho menos frecuentes y potentes. “Por el momento no estamos recibiendo tantas alertas, es un período más o menos tranquilo”, afirma Mykola.

Los voluntarios duermen en camas y sillas, mientras el subcomandante se queda de guardia hasta las 05H00, cuando el equipo y bebe café en medio de un frío glacial.

“Somos la última línea de defensa”, precisa Mykola, con los prismáticos colgados del cuello. “Si tuviésemos algo como la Cúpula de Hierro en Israel, me alegraría”, añade en referencia al innovador sistema de defensa antiaérea del país del Cercano Oriente.

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