La mano marchita de un soldado ruso muerto se asoma de una bolsa para cadáveres durante la exhumación de soldados rusos fallecidos en sus antiguas posiciones, el miércoles 18 de mayo de 2022, cerca del pueblo de Malaya Rohan, en las afueras de Járkiv.
La mano marchita de un soldado ruso muerto se asoma de una bolsa para cadáveres durante la exhumación de soldados rusos fallecidos en sus antiguas posiciones, el miércoles 18 de mayo de 2022, cerca del pueblo de Malaya Rohan, en las afueras de Járkiv.
/ AP Foto/Andrii Marienko
Agencia AP

Un niño de 11 años impulsa a su hermana en un columpio a la salida de un hospital de , con las piernas de ella colgando y vendadas donde terminan tras ser amputadas. Su madre también perdió una pierna y consuela a la niña en su cama en el hospital.

Yarik Stepanenko, su hermana gemela Yana y la madre de ambos, Natasha, intentaban tomar un tren que se dirigía al oeste —rumbo a un lugar seguro— desde la ciudad oriental de Kramatorsk cuando un misil cayó en la estación el 8 de abril. Yana perdió ambas piernas: una justo por encima del tobillo, la otra más arriba de la espinilla. Natasha perdió la pierna izquierda por debajo de la rodilla.

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Yarik se quedó en la estación en el caos del ataque y resultó ileso. Ya está de vuelta con su madre y su hermana, que se recuperan en el hospital.

Natasha Stepanenko, de 43 años, se sienta en su cama con su hija Yana, de 11 años, el sábado 15 de mayo de 2022 en un hospital público de Leópolis, Ucrania.
Natasha Stepanenko, de 43 años, se sienta en su cama con su hija Yana, de 11 años, el sábado 15 de mayo de 2022 en un hospital público de Leópolis, Ucrania.
/ AP Foto/Emilio Morenatti

La familia Stepanenko es una de las muchas que están sufriendo las implacables consecuencias de la guerra en Ucrania.

Iryna Martsyniuk, de 50 años, se encuentra con ropa deportiva de color rosa brillante de pie frente a su casa, la cual tiene el tejado reducido a algunas tablas y escombros amontonados junto a la puerta. Martsyniuk y sus tres hijos pequeños estaban en la vivienda cuando ataques rusos destruyeron su hogar en la localidad de Velyka Kostromka, pero todos sobrevivieron ilesos.

Militares ucranianos suben los cuerpos de soldados rusos a un vagón de ferrocarril refrigerado el viernes 13 de mayo de 2022 en Kiev, Ucrania.
Militares ucranianos suben los cuerpos de soldados rusos a un vagón de ferrocarril refrigerado el viernes 13 de mayo de 2022 en Kiev, Ucrania.
/ AP Foto/Efrem Lukatsky

En Járkiv, Roman Pryhodchenko se enjuga las lágrimas cerca de una ventana destrozada dentro de su casa dañada por varios ataques. En otros lugares, personas en duelo lloran ante los féretros de soldados ucranianos muertos.

En una zona recién recuperada cerca de Járkiv, las tropas ucranianas inspeccionan sótanos y edificios abandonados, mientras que en Kiev los militares suben cadáveres de soldados rusos a un vagón refrigerado.

Roman Pryhodchenko llora el domingo 15 de mayo de 2022 dentro de su casa dañada por varios ataques en Járkiv, Ucrania.
Roman Pryhodchenko llora el domingo 15 de mayo de 2022 dentro de su casa dañada por varios ataques en Járkiv, Ucrania.
/ AP Foto/Bernat Armangue

Combatientes ucranianos evacuados de la asediada planta metalúrgica de Azovstal en Mariúpol se sientan cerca de una prisión en Olyonivka, en territorio controlado por la República Popular de Donetsk.

La siderúrgica había sido escenario de combates encarnizados durante semanas. El grupo cada vez más reducido de combatientes había resistido en la planta, atrayendo sobre sí ataques aéreos rusos, la artillería y el fuego de los tanques antes de que su gobierno les ordenara abandonar la defensa y salvar sus vidas.

Iuliia Loseva llora sobre el ataúd de su marido Volodymyr Losev, de 38 años, durante su funeral el lunes 16 de mayo de 2022 en un cementerio en Zorya Truda, región de Odesa, Ucrania.
Iuliia Loseva llora sobre el ataúd de su marido Volodymyr Losev, de 38 años, durante su funeral el lunes 16 de mayo de 2022 en un cementerio en Zorya Truda, región de Odesa, Ucrania.
/ AP Foto/Francisco Seco

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