Washington. Hillary Clinton ha inflamado el debate sobre inmigración con su exhorto a permitir que las personas que están sin permiso en el país se naturalicen, un desafío a una de las principales características de la posible candidatura presidencial del republicano Jeb Bush.
El énfasis en el tema de la inmigración pone de relieve la creciente disposición de los aspirantes presidenciales republicanos —incluidos aquellos que se opusieron a una reforma sobre la materia en el Congreso— a permitir que los inmigrantes en tales condiciones se queden en Estados Unidos.
Tal postura es vista como "amnistía" por republicanos del movimiento conservador Tea Party, pero poco a poco se va transformando en la visión de la mayoría de los precandidatos presidenciales republicanos ávidos por atraer votantes hispanos en las elecciones del 2016.
Clinton, aspirante a la candidatura demócrata a la presidencia, está igual de ávida de proteger la ventaja demócrata entre ese grupo de electores.
"Este será un tema que defina la elección", dijo el miércoles Robby Mook, gerente de campaña de Clinton, al canal CNBC.
La víspera, Clinton trazó una aguda distinción entre ella y los republicanos, como Bush, que respaldan una forma de que los inmigrantes obtengan el estatus legal para residir en el país, pero que no conduce a la naturalización.
"Cuando ellos hablan sobre estatus legal, realmente quieren decir estatus de segunda clase", afirmó la ex secretaria de Estado.
No está claro qué tanto les importa la distinción entre naturalización y estatus legal a los votantes hispanos, un creciente porcentaje del electorado a nivel nacional y un factor importante en estados que pueden sufragar mayoritariamente por un partido o por otro en los comicios presidenciales, tales como Florida, Colorado y Nevada. Para muchos de ellos, la prioridad es simplemente evitar la deportación.
Todos los republicanos están ansiosos por evitar el destino del candidato presidencial de su partido en el 2012, Mitt Romney, que sólo obtuvo el 27% del voto latino después de respaldar la "autodeportación" como una política viable.
La retórica de los candidatos republicanos refleja un amplio apoyo para permitir que ese tipo de inmigrantes se queden, pero solo Bush se ha enfocado en ese punto en su mensaje a los electores.
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LA PROPUESTA DE JEB BUSH
Como suele hacer en la mayoría de sus presentaciones en público, Bush mencionó a los "11 millones de personas que deberían salir de las sombras y recibir un estatus legal que se han ganado" en su discurso de la semana pasada ante la Conferencia Nacional Hispana de Liderazgo Cristiano. A ese tipo de inmigrantes, dijo, se les debería requerir que paguen impuestos, trabajen y no reciban prestaciones gubernamentales.
Los asesores de Bush ven los comentarios de Clinton como una crítica directa y un indicio de que a los demócratas les preocupa perder el voto hispano ante él. Bush habla español con fluidez y lo usa en su campaña. Su esposa es mexicana, y él ha vivido en Venezuela y Puerto Rico.
En su libro "Immigration Wars" ("Las guerras de la inmigración") del 2013, Bush escribió que el impedir la naturalización sería una penalización adecuada para la gente que ha ingresado a Estados Unidos sin permiso.
Pero Clint Bolick, su coautor y asesor, dijo que Bush promulgaría un proyecto de ley que confiera la naturalización siempre y cuando halle que las otras partes que lo integran son aceptables para él.
En ese punto, "está abierto a alcanzar una solución negociada", declaró Bolick a The Associated Press recientemente. Asesores de Bush dijeron que los comentarios de Bolick reflejan con precisión el punto de vista del posible aspirante presidencial.
Mientras tanto, Marco Rubio, rival de Bush en el Partido Republicano, ha hecho énfasis en su propia ascendencia cubano-estadounidense y en los antecedentes de su familia en la pobreza.
Después de no lograr obtener el apoyo suficiente para su propia propuesta de ley, que les habría ofrecido la naturalización a los inmigrantes que se encuentran sin permiso en el país si cumplían con ciertas condiciones, el senador por Florida continúa respaldando el darles la oportunidad de solicitar la residencia permanente, siempre y cuando no hayan violado otras leyes.
El senador Rand Paul votó en contra del proyecto de ley de Rubio, pero dice que no es posible deportar a los millones de personas que ya se encuentran sin permiso en el país.
Incluso Ted Cruz, senador por Texas y uno de los favoritos de los conservadores que ha mostrado una oposición relativamente constante a lo que él llama "amnistía", no cierra la puerta a una ruta para obtener el estatus legal.
Scott Walker, el gobernador de Wisconsin que había respaldado el otorgar la naturalización pero cambió de parecer en marzo, les dijo en privado a los republicanos en los estados donde se vota anticipadamente que aún respalda un proceso para que los inmigrantes no autorizados obtengan el estatus legal.
Walker tuiteó el miércoles que el que Clinton "adopte totalmente la amnistía es injusto para los estadounidenses que trabajan duro y para los inmigrantes que cumplieron con lo que marca la ley para lograr estos derechos".
Fuente: AP