El nivel de alerta de terrorismo en Reino Unido es “severo”. Por ello, esta semana se levantó una campaña para concientizar a sus ciudadanos.
“Corre, escóndete y avisa”, indican los panfletos que fueron distribuidos por la policía con el fin de que su población esté prevenida en caso de un atentado terrorista.
La campaña recibió fuertes críticas de parte de sectores civiles quienes “consideran que se busca crear alarmismo y justificar la ofensiva política que dirige el gobierno de David Cameron”.
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El material informativo fue distribuido en los paraderos del metro, hasta donde llegan más de 6 millones de pasajeros.
Minutos después la ministra del Interior, Theresa May, se presentó en la Cámara de los Comunes para recordar los atentados en Londres del 7 de julio del 2005. Desde ese año, el gobierno de Reino Unido ha evitado 40 intentos terroristas.
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May acotó que se encuentra en una “lucha generacional contra una ideología mortífera”. “En una sociedad abierta y plural nunca se podrá eliminar el riesgo del terrorismo”, sentenció. Sin embargo, las nuevas leyes “están para mantenernos a salvo”, agregó la funcionaria.
Esta ley permite que la policía confisque pasaportes y “relocalice a cualquier ciudadano británico ante la sospecha de que participó en la yihad”.
Además, la legislación pretende luchar contra el radicalismo en las escuelas y universidades, por lo que el gobierno ha sido acusado de “convertir a los ciudadanos en espías”.
A eso se suma que David Cameron está convencido que se debe extender la vigilancia a las redes sociales.
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Desde que la advertencia de terrorismo se elevó a grado cuatro, las autoridades han detenido a una veintena de personas sospechosas. Sin ir muy lejos, tres jóvenes radicales —Nadir Ali Sayed, Yousaf Shah Syed and Haseeb Hamayoon—fueron acusados ante los tribunales de Westminster por planear decapitar a británicos en las calles de Londres.