El jefe de la ultraderecha italiana tiene 45 años, es hincha del Milán y, además de ministro del Interior, es vicepresidente del Consejo de Ministros. Fue miembro del Parlamento Europeo durante 14 años. (Foto: AFP)
El jefe de la ultraderecha italiana tiene 45 años, es hincha del Milán y, además de ministro del Interior, es vicepresidente del Consejo de Ministros. Fue miembro del Parlamento Europeo durante 14 años. (Foto: AFP)

No es el primer ministro de , pero es como si lo fuera. es desde hace cuatro meses el ministro del Interior, la figura principal del gobierno encabezado por el discreto Giuseppe Conte y el hombre que pone los pelos de punta a diversas autoridades de la (UE).

Dos son los temas que le suben hoy la fiebre a la UE: lograr un buen acuerdo en torno al ‘brexit’ y consolidar una política migratoria común.

Mucho tiene que ver Salvini con la dificultad de hallar consenso en lo segundo. “Se acabó la buena vida, empiecen a hacer las maletas” fue la frase con que el líder de la Liga –agrupación de ultraderecha– dio la ‘bienvenida’ a los inmigrantes el mismo día que asumió el Ministerio del Interior.

Salvini y el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, se han convertido en los personajes más visibles del eje antiinmigración dentro de la UE. “Salvini es mi héroe, mi compañero de destino”, se derritió hace un mes el polémico político húngaro frente al ministro italiano en una cita en Milán.

Que un Estado miembro más bien secundario se rebele a las preceptos de la UE puede no ser tan grave, pero sí lo es que un país fundador de dicha unión esté en manos de un gobierno populista. Jamás había ocurrido hasta el 1 de junio, cuando la alianza formada por el Movimiento 5 Estrellas y la Liga tomó las riendas de Italia.

–Cruce de espadas–

Esta preocupación llevó al presidente de Francia, Emmanuel Macron, a hacerle frente hace menos de un mes: “No cederé frente a los nacionalistas y a quienes predican discursos de odio. Si [Salvini] ha querido ver en mí a su mayor oponente, tiene razón”.

El canciller español, Josep Borrell, tensó más la cuerda esta semana al trazar así la cancha en la UE: “Tenemos dos bloques: uno de fronteras abiertas y reguladas, y otro que plantea que cada país se organice como pueda y que practica una democracia que no es respetuosa con los derechos de las minorías”.

Pero quien acabó perdiendo la calma en una reunión de alto nivel en Austria fue el ministro de Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn, luego de que Salvini lo criticara por haber dicho que Europa necesita inmigrantes ante el envejecimiento de su población.

“En Italia sentimos la obligación de ayudar a nuestros hijos a tener hijos. Y no tener nuevos esclavos para reemplazar a los hijos que ya no hacemos”, espetó Salvini.

(Foto: EFE)
(Foto: EFE)

Además de desatar la ira de la Unión Africana por presuntamente comparar a los habitantes de ese continente con esclavos, en ese mismo momento Asselborn no se aguantó: “¡Eso es abusar! ¡Esto es una mierda!”.

–El huracán Salvini–

Espoleado por los últimos sondeos, que muestran que más del 60% de los italianos aprueba la línea dura del gobierno en el tema migratorio, el líder ultranacionalista y euroescéptico defiende hasta con los dientes sus posturas.

“No aceptamos lecciones de nadie, y menos todavía de la ONU, que se muestra incapaz, inútilmente costosa y desinformada”, le lanzó hace un par de semanas a Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los DD.HH. que cuestionó la política de Roma con los refugiados.

El politólogo italiano Francesco Tucci, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica, reconoce que el Gobierno Italiano proyecta una “imagen negativa”, pero encuentra matices en un contexto complejo.

“Hay fallos en el reglamento de la política migratoria de la UE que urge repensar, hay falta de solidaridad en muchos países, sobre todo del este, pero también una falta de gobernanza brutal. Ojo que el tema de la migración puede ser crucial para el futuro y eventual caída de la UE”, nos dice Tucci.

En cuanto a Salvini, lo califica de un político “que polariza y atiza el sentimiento de la población, que ve un sistema de acogida caótico y costoso proveniente de gobiernos anteriores, y que por tanto se lanza contra los inmigrantes”.

Además, se aprovecha y divulga “aquello de que hay una invasión cuando lo cierto es que en el último año las llegadas de migrantes ilegales han disminuido en un 80%”.

Lo más peligroso de la popularidad de Salvini, según Tucci, es que “dificulta la opción de un debate serio sobre la migración que busque soluciones duraderas, ya que su discurso populista confunde todo y alienta la intolerancia y la xenofobia”.

Medidas drásticas

Aquí no bajan
A diez días de llegar al cargo, Salvini cumplió su promesa de cerrar los puertos del país a los migrantes. Los 600 ocupantes del barco Aquarius tuvieron que ir hasta Valencia. 

Gitanos desalojados
A fines de julio, ordenó el desalojo del mayor campamento gitano de Roma, en el que vivían 200 personas. El Tribunal Europeo de DD.HH. había pedido aplazar la medida.

Descarga eléctrica
Desde inicios de este mes, la policía usa en 12 ciudades la pistola eléctrica Taser, que paraliza el cuerpo unos segundos, aunque algunas ONG dicen que puede ser mortal.

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