Esta es una historia de la vida real que supera a la ficción. El caso de “El monstruo de Austria” recorrió y conmocionó al mundo entero. Durante 24 años, Elisabeth Fritzl estuvo secuestrada en el sótano de su casa por su propio padre.
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El hombre la violó y torturó durante años, y como resultado de sus abusos nacieron siete niños, sin embargo, en 2008 Elisabeth logró escapar de este infierno. Hasta el día de hoy su padre se encuentra pagando su condena, y aunque lo que hizo merece más años de prisión, podría quedar libre en el 2024.
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Trece años después, en el 2021, se decidió llevar la historia a la gran pantalla y se estrenó la película ‘La chica en el sótano’. Esta cuenta y muestra espeluznantes detalles que vivió en ese entonces la joven.
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Los secretos de Fritzl
Josef Fritzl, el padre de Elisabeth, lo tenía todo planeado antes de su secuestro. Construyó durante seis años un sótano en su propia casa, en donde ni su esposa y seis hijos tenían permiso de acercarse.
Fritzl nunca fue un padre ejemplar, lleno de secretos, el hombre en 1967 había sido denunciado por violar a una mujer, quien en un futuro se volvería su esposa. Por este delito pasó un año y medio en la cárcel. Cuando recuperó su libertad, Rosemarie volvió aceptarlo y decidió crear una vida con él como si nada hubiera pasado.
Esta unión dejó seis hijos y Elisabeth fue la cuarta bebé en llegar al hogar. Desde el principio el padre tenía comportamientos abusivos y violentos. Fritzl era experto en generar terror y concentró la mayoría de su maldad en su cuarta hija, quien desde muy pequeña controló y evitó que se acercara a las demás personas.
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El infierno de Elisabeth
Desde los 11 años Elisabeth fue violada por su padre. Cansada de esta situación, empezó a planear cómo podría escaparse de la casa. Empezó trabajando como camarera en un restaurante para reunir dinero y después huyó a Viena con un amigo. Estar lejos de su casa no duró mucho, ya que su padre la localizó y trajo de vuelta.
Una tarde cuando la casa estaba sola, Fritzl le pidió el favor a Elisabeth de ayudarlo con una tarea en el sótano. Ella, sin saber que esa sería la última vez que viera el exterior, aceptó. En ese entonces, la joven austriaca tenía 18 años y fue vista por última vez en 1984.
Su padre ya lo tenía todo planeado y le dijo a su esposa e hijos que Elisabeth había decidió huir para unirse a una comunidad religiosa. Al principio su familia dudaba de esta historia, pero con el paso del tiempo se fueron convenciendo poco a poco.
Encerrada en una habitación hermética de 18 metros cuadrados debajo de su casa, se encontraba Elisabeth.
Fritzl tenía conocimientos como ingeniero y promotor inmobiliario, los cuales fueron claves para construir este espacio que tenía un cuarto, un pequeño baño y una cocina. Al estar debajo de la casa, no entraba ni un sólo rayo de luz y no se escuchaban ruidos del exterior.
En ese lugar ella sufrió de violencia y múltiples abusos sexuales que dieron como resultado siete hijos. Su primera hija nació en 1988 y la llamó Kerstin, después le siguieron Stefan, Lisa, Monika, Alexander, Michael, Félix y Michael, quien murió a los pocos días de haber nacido. Después se supo que fue Josef quien incineró los restos del bebé.
La habitación en el sótano era muy pequeña y con la llegada de los niños representó un problema para su padre, así que decidió idear un plan: obligó a su hija a escribir una carta donde decía que en la comunidad religiosa en la que estaba no aceptaban bebés, así que los dejaría a cargo de sus abuelos.
Esta carta ayudó a reforzar la versión que Fritzl dio cuando desapareció Elisabeth. De esta manera, tres de sus hijos vivieron en la parte de arriba de la casa.
Un día, una de las niñas en el sótano se descompensó y Josef aceptó que fuera trasladada a un hospital. Días después Elisabeth pudo salir a verla y ese fue el día que su infierno terminó.
En ese entonces era 2008 y Elisabeth ya no era una adolecente sino una mujer de 42 años. Ella aprovechó la situación y le comentó lo que estaba viviendo a los médicos, quienes se encargaron de llamar a la policía y detuvieron a su padre.
Después de un tiempo se daría a conocer toda la verdad de lo que este hombre le hacía a su hija. Cuando el caso se hizo famoso, la prensa bautizó a Josef Fritzl como “El monstruo de Austria”.
La historia llega a la pantalla grande
En febrero del 2021 se lanzó la película ‘La chica en el sótano’, que cuenta el escalofriante relato de lo que pasó Elisabeth en su encierro. Claramente, la cinta tiene algunas diferencias como que la historia ocurre en Estados Unidos y su nombre no es Elisabeth sino Sara.
La protagonista también es secuestrada a sus 18 años y llevada al sótano de su casa, donde tuvo cuatro hijos. En el filme se puede apreciar el amor y la dedicación que tenía como madre, ya que ella les enseñó a leer, escribir e intentaba con un pequeño televisor y un reproductor de video que tuvieran una vida ‘normal’.
Como en la vida real, una de sus hijas se enferma y es llevada al hospital. A Sara le permiten ir a visitarla y allí cuenta su historia y sale a la libertad.
Este relato muestra crudamente el dolor y horror que tuvo que vivir su familia y su hija, quien estaba encerrada en el sótano.
El final, no tan feliz, de esta historia
Cuando su padre fue detenido, tanto Elizabeth como sus hijos han tratado de rearmar sus vidas. Se mudaron a otra ciudad, la cual no es revelada por la autoridades para evitar que la familia sea revictimizada.
Josef Fritzl, quien actualmente tiene 86 años, fue condenado a prisión perpetua el 19 de marzo de 2009. Pero a comienzos de este año 2022, el Tribunal Regional de Krems aprobó el traslado del hombre a una unidad especial para criminales dementes en cárcel normal.
Esto significa que Fritzl podría solicitar la libertad anticipada al cumplir 15 años de condena, lo que sucederá en 2024. Lo triste de esta historia es que el hombre pasará menos tiempo encerrado del que estuvo su hija, lo que ha causado gran indignación social.
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