La falda de Sarah K. es objeto de polémica en Francia: es por su causa que a esta colegiala le han pedido en dos ocasiones que se retire de su centro de estudios en Charleville-Mézières, en el norte del país.
Y no es porque sea demasiado reveladora u ofensiva para la moral, como uno se ha acostumbrado a esperar en este tipo de casos.
Por el contrario, la falda es negra y larga. Muy larga. Le llega hasta los tobillos.
Tan larga –y tan negra– que la dirección de su escuela la considera "un signo ostensible de pertenencia religiosa".
Y, por lo tanto, violatoria de la ley que prohíbe todo tipo de signos religiosos en las escuelas públicas que fue aprobada en Francia en el 2004.
Hasta ahora, la prohibición al velo había sido el principal protagonista de la polémica. (Foto: AFP)
Sarah, quien profesa la fe musulmana, pero en cumplimiento de la ley se retira el velo todos los días antes de entrar a la escuela, no está de acuerdo con la interpretación de su escuela.
"Esta falda no tiene nada de particular, es muy simple, no tiene nada de ostentoso, no es para nada un signo religioso", le dijo la chica de 15 años al periódico local L’Ardennais.
Y las redes sociales, quienes se han volcado en apoyo a su causa, lo hicieron en torno a la etiqueta #JePorteMaJupeCommeJeVeux ("Yo llevo mi falda como quiero").
LAICIDAD VS. DISCRIMINACIÓN
"Islamofobia y discriminación disfrazada de pseudolaicidad. ¿Desde cuándo una falda larga es un signo religioso?", escribió, por ejemplo, en su cuenta de Twitter @HamduliAllah.
Según las autoridades de la escuela Léo-Lagrange, por la actitud de Sarah era obvio que vestía la falda como una forma de expresión religiosa. (Foto: AFP)
Y trinos con fotos que incluyen desde princesas de Disney hasta estrellas de Hollywood vestidas de largo intentan recalcar el punto, sugiriendo que la protección de la laicidad de las escuelas francesas puede haberse salido de control.
La ministra de Educación francesa, Najat Vallaud-Belkacem, defendió sin embargo la decisión, afirmando que el equipo pedagógico del colegio Léo-Lagrange, donde estudia Sarah, había tomado en cuenta no tanto el largo de la falda como "la actitud de la alumna".
"Ningún alumno puede ser ni ha sido excluido por causa de la longitud ni el color de su falda", declaró Vallaud-Belkacem.
"Se concluyó que había proselitismo de parte de la alumna y lo que se decidió no fue una exclusión, sino un diálogo que ya se abrió con la familia", explicó.
La madre de Sarah no parece compartir el juicio de la ministra, pero todo parece indicar que quiere acabar cuanto antes con la discusión.
"Es una falda simple, sin signos particulares, nada religioso, pero si la escuela no quiere que mi hija la lleve a clases, entonces no se la pondrá. No buscamos problemas", dijo de la prenda, que según su hija contó a medios locales, le costó dos euros.
Aunque, muy probablemente esto no pondrá fin al debate, que tampoco es completamente nuevo.
Según el Colectivo Contra la Islamofobia en Francia, en el 2014 se presentaron 130 casos de alumnos excluidos de clase por causa de su vestimenta.