Liz Truss no pudo evitar convertirse en la primera ministra más fugaz de la historia británica. Un día después de haber prometido que lucharía hasta el final, la conservadora renunció al cargo que ostentó por tan solo 45 días, una salida inminente ante la crisis desatada por un polémico plan económico que fue su ruina.
LEE TAMBIÉN: Liz Truss renuncia como primera ministra del Reino Unido tras 45 días en el cargo
“No puedo cumplir con el mandato sobre el cual fui elegida”, declaró la mandataria. Por seis semanas, la incertidumbre de los mercados financieros por sus políticas alimentó las voces que pedían que salida desde la oposición y que pronto se empezaron a replicarse dentro del propio Partido Conservador.
La debacle de Truss inició a fines de setiembre, cuando presentó un paquete de medidas económicas que planteaba recortes de impuestos masivos y un colosal apoyo a las facturas energéticas que fueron recibidos con incertidumbre en los mercados.
La presión fue tal que Truss se vio obligada a desechar su propuesta y a cambiar a su ministro de economía, lo que llevó a algunos legisladores conservadores a pedir su sustitución. El nuevo representante de la cartera de Hacienda, Jeremy Hunt, desechó la mayor parte de su plan de reducción de impuestos.
El miércoles, la crisis se profundizó con la renuncia de la ministra de Interior, Suella Braverman, quien dimitió tras haber cometido el “error” de compartir información confidencial a través de su teléfono personal.
Todo llevó a la inminente renuncia de Truss como primera ministra, aunque permanecerá en el puesto unos días más mientras el Partido Conservador batalla para encontrar un nuevo líder y así evitar elecciones, lo que, según las encuestas, le supondría una derrota segura en los laboristas.
Javier Carbonell, profesor asociado del Instituto de Ciencias Políticas de París, Sciences Po, afirma que la salida de Truss era inminente. “Su gobierno ganó las elecciones dentro del Partido Conservador con un programa y luego tuvo que darle la vuelta totalmente. En el Reino Unido no se mantiene un gobierno así, a Truss no le quedaba otra alternativa que renunciar. Era la solución más evidente a este punto”, dice a El Comercio.
Golpe a los conservadores
La pregunta es qué pasará ahora. La dimisión de Truss llevará al Partido Conservador a organizar una votación interna de aquí al final de la próxima semana para designar a su reemplazante, una tarea que se prevé compleja.
“El reto más obvio para el Partido Conservador es encontrar un líder que pueda unificar al partido. El partido está totalmente divido, especialmente en temas económicos y eso es importante porque ahora lo económico es mucho más clave que antes por la guerra en Ucrania y la inflación. Conseguir un líder que consiga unificar al partido es bastante complicado”, dice Carbonell.
La situación ha puesto en jaque al Partido Conservador, que siempre ha vendido la imagen de partido competente, algo que remarcaban electoralmente contra el Partido Laborista.
Carbonell explica que lo que estamos viendo ahora es “cómo es el Partido Conservador el que es incompetente económicamente y cómo son las políticas de corte más liberal las que se están mostrando fallidas”.
“Hay que entender que el contexto económico después de la pandemia es bastante distinto al que había antes, al igual que la inflación y el costo de la energía por la guerra en Ucrania hacen que se haga necesaria una mayor intervención del Estado. Todo esto finalmente ha tocado algo fundamental para el Partido Conservador: su reputación”, explica.
En suma, lo que se ve ahora es que hay división en temas económicos y poca competencia, dos elementos que el Partido Conservador considera claves de su prestigio.
En busca de un nuevo líder
En la búsqueda del reemplazo de Truss suena fuerte el nombre del exministro de Economía Rishi Sunak, así como el de la líder conservadora en la Cámara de los Comunes, Penny Mordaunt, tercera en las últimas primarias ‘tories’. También se han disparado los rumores sobre un eventual regreso de Boris Johnson, quien se vio forzado a dimitir hace menos de cuatro meses, en medio de escándalos.
En un sondeo entre los afiliados “tories” publicado esta misma semana, el 32 % de las bases del partido quieren que vuelva al poder, mientras que el 23% prefiere a Sunak.
Carbonell explica que por el lado económicamente más responsable Rishi Sunak y Penny Mordaunt, quienes perdieron en los últimos comicios y que representan a una corriente liberal no tan exagerada como la de Truss.
“La pregunta es si van a presentar una candidatura conjunta o no, lo que se tendrá que decidir en los próximos días. Y luego en el lado más conservador el nombre que más se ha escuchado es el de Boris Johnson, que es una figura claramente muy divisoria dentro del partido porque lo echaron hace unos meses. Entonces ahora mismo el ala moderada tendría la ventaja, pero está dividida entre Sunak y Mordaunt, mientras que el ala conservadora no tiene candidato”, considera.
RODRIGO MURILLO
Historiador, novelista y catedrático peruano radicado en Francia
La dimisión de Liz Truss pone ante un enorme desafío al Partido Conservador, que en menos de seis meses ha sufrido la renuncia de dos primeros ministros. El golpe a la imagen de la agrupación es inminente.
— ¿La renuncia de Truss era la salida más evidente a la crisis?
Sin duda. Desde que tuvo que dar marcha atrás en su plan de reducción de impuestos y luego renunció la ministra del Interior ya su oferta política estaba completamente deslegitimada.
— ¿Cuál fue su peor error?
Prometer la reducción de impuestos más ambiciosa de los últimos 50 años sin que el Reino Unido tenga la espalda productiva para financiarlo. Truss, en sus convicciones thatcheristas y de conservadurismo puro, pensó que un plan que no tenía ni pies ni cabeza era realizable. Los mercados reaccionaron con pavor, la libra se devaluó, tuvo que intervenir el banco de Inglaterra.
— ¿Cómo queda el Partido Conservador tras su salida?
Está muy debilitado ante sus votantes, está deslegitimado. Se está sintiendo la crisis que existe en el Partido Conservador, no solo en el plano moral con los escándalos que se vieron en el gobierno de Boris Johnson, sino ahora también en el plano de la incompetencia económica. Ahora, las elecciones son en dos años, por lo que, en el plazo de siete días, el partido puede proponer a un nuevo jefe de gobierno.
— La consigna es evitar nuevas elecciones...
Muy difícilmente los conservadores van a permitir que se realicen nuevas elecciones porque según las encuestas perderían ante los laboristas. La pregunta central es si el Partido Conservador está en capacidad de estar a la altura de las ofertas económicas y productivas que le hizo al pueblo británico en el marco del Brexit. Se ha consumado el Brexit y esos resultados no se han dado, lo que le puede costar en otras elecciones.
— ¿Qué tipo de líder están buscando los conservadores? ¿Qué tan probable es el regreso de Boris Johnson?
Hay otro fantasma que acechando y es la figura de Boris Johnson en el contexto que suponen Rusia y el crecimiento desmedido de China. Yo creo que los británicos buscan un líder quizás no tan preparado económicamente como decía ser Liz Truss, sino un jefe en toda regla. En el Partido Conservador no hay nadie de ese tipo, fuera de Boris Johnson. Creo que su retorno es probable fundamentalmente por la situación geopolítica que atraviesa Europa.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- Mike Pence reprende a los republicanos “apologistas de Putin”
- Por qué Chile es el único país de América Latina que sufrirá una contracción económica el próximo año
- El turista canadiense que se subió a una baranda de las Cataratas del Iguazú, cayó al vacío y murió
- Cómo Ucrania está consiguiendo salvar su economía pese a la invasión rusa
- Dejar a Ucrania sin electricidad: ¿Por qué Rusia tiene esta nueva estrategia en la guerra?