Melissa McNaughton es una mujer de 33 años que vive en Glasgow, Escocia. Hace algún tiempo, tomó la decisión de ir al hospital para que la revisaran tras sentir cansancio extremo. Ella pensaba que la sobrecarga de trabajo la tenía agotada y eso afectaba su salud, pero había algo más. Los médicos le realizaron varios exámenes, entre ellos de sangre, para descubrir qué tenía. El diagnóstico fue inesperado: el especialista citó a la mujer para comentarle lo que había detectado y no era algo para nada alentador.
Para conocer los resultados de las pruebas, llegó al sitio indicado por el médico, un lugar donde solo había información sobre cáncer, carteles que hablaban de quimioterapias y temas relacionados con esta enfermedad. Melissa se sentía confundida cuando una de las enfermeras se acercó para cerciorarse si tenía cita para quimioterapia. De inmediato, sintió miedo al no saber lo que realmente estaba pasando.
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“Me sentí enferma de miedo. No tenía ni idea de lo que estaba pasando. Me senté y una de las enfermeras se me acercó y me dijo: ‘¿Estás aquí para la quimioterapia hoy?’. Dije: ‘No tengo idea de por qué estoy aquí’. Luego corrí al baño y tuve un ataque de pánico”, relató la joven al medio The Daily Record.
Cuando salió del baño habló con su médico, quien le explicó que tenía un 99 % de posibilidad de tener leucemia crónica (LMC), un tipo de cáncer que se origina en determinadas células productoras de sangre de la médula ósea. La noticia la devastó, ya que jamás se imaginó que se tratara de un padecimiento de tal magnitud.
“Un millón de preguntas pasaban por mi cabeza: ‘¿Qué me va a pasar? ¿Cómo será mi vida? ¿Me voy a morir? ¿Cuánto tiempo voy a vivir? ¿Puedo tener hijos?’”, recordó la mujer, quien aseguró que, en ese momento, se hizo preguntas que no se había hecho antes. Allí se encontraba con sus padres y esposo que tampoco entendían por qué le tenía que pasar eso a ella y se mostraban muy consternados ante la situación.
“Es tan extraño, todas estas cosas pasan por tu cabeza, situaciones en las que nunca habías pensado antes. Estaba mirando a mi mamá y a mi papá y ellos estaban haciendo preguntas. Mi esposo estaba aturdido. No fue agradable ver el miedo en sus ojos”, agregó. Después de conocer la noticia, la escocesa comenzó a sentirse peor: perdió peso, entró en depresión y tuvo que ir disminuyendo su presión en el trabajo y sus horas laborales.
Poco a poco tuvo que enfrentarse con su enfermedad y sacar fuerzas para no dejarse vencer tan fácil. Aunque hubo momentos en los que sentía que no podía, sus ganas de vivir y no dejar solos a sus padres y esposo la motivaron para sobrellevar el cáncer. Se sometió a quimioterapias, diferentes tratamientos para tratar la leucemia y acudió a especialistas para tratar la parte emocional.
Desde entonces, su fuerza de voluntad fue el salvavidas para que, cuatro años después del negativo resultado, Melissa no se dé por vencida. Por el contrario, aún sigue peleando la batalla contra su enfermedad. “El cáncer tendrá que acostumbrarse a vivir conmigo porque de ninguna manera voy a dejar que me venza. Todavía estoy sonriendo y no voy a parar”, aseguró en el medio citado anteriormente.
Dada su experiencia con la leucemia y seguir viviendo con cáncer, hoy en día trabaja con las organizaciones benéficas Leukemia Care y Leukemia UK en la campaña #SpotLeukemia, con la cual logró correr la voz para que las personas conozcan los síntomas más comunes de este cáncer como fatiga, hematomas, sangrado inusual e infecciones repetidas, y así lograr que las personas acudan con tiempo al médico.