Durante siete décadas, los británicos –y el mundo– se acostumbraron a la presencia tranquila y casi imperturbable de Isabel II, una monarca que fue protagonista y testigo de los cambios más trascendentales ocurridos desde el siglo XX. Pero ahora es el turno del eterno heredero, hoy Carlos III, quien tiene la inmensa tarea de tomar la posta, imprimir su marca en la historia pero sin manchar el inmenso legado de su madre.
Al respecto conversamos con el historiador peruano Rodrigo Murillo, quien no duda en considerar que el reinado de Carlos será de transición.
—¿Cuál es el principal legado de la reina?
Si analizamos desde una perspectiva histórica lo que ha pasado en estos 70 años desde que Isabel II ascendió al trono, veremos que ha habido un gran declive de la influencia geopolítica y hasta de la capacidad militar de lo que fue el imperio británico. Pero dadas las cualidades que tuvo Isabel II -siempre seria y sobria- le permitieron a ella convertirse en un símbolo mundial, y con esa presencia logró desviar la atención de lo que realmente pasó en la historia con el Imperio británico. Ella se volvió en un símbolo de seriedad política, en un pilar, casi en una institución. Fue una mujer muy neutral, que cumplió a cabalidad el rol de jefa de Estado.
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—¿Cuál es el más grande reto de Carlos? ¿Le será difícil reinar bajo la sombra de su madre?
Carlos es el heredero que por más tiempo permaneció en el cargo. Lo ha sido durante 73 años. Desde niño fue formado para ser rey, y por eso tuvo una infancia muy solitaria, pues su madre se tomó desde el principio muy en serio sus roles.
Pero al ser durante tanto tiempo príncipe de Gales, lo que hizo fue darle una naturaleza que este cargo nunca tuvo en la historia. Entonces, lo vimos abrazando causas militantes como la lucha contra el cambio climático o la medicina alternativa. Incluso llegó al extremo de mandarles cartas a los ministros de Margaret Thatcher o Tony Blair, criticando algunas de sus acciones, algo que se supone nunca puede pasar. Y es que él ha sentido durante muchos años la necesidad de jugar un rol preponderante.
Ahora, lo que ahora se espera de Carlos es que se convierta en una institución neutral como lo fue su madre, pero él tiene una personalidad completamente diferente, porque él busca más llamar la atención y además es una persona que tiene muchas opiniones. Él quiere dejar un nuevo legado, dejar su marca, así que vamos a ver de qué forma termina conciliando su personalidad con este cargo que demanda de él un rol mucho más simbólico.
—¿Podría ser, entonces, un rey más involucrado en política?
El mundo ha cambiado. En este momento tenemos una guerra en Ucrania, una China cada vez más envalentonada. ¿Acaso la monarquía británica no necesita de una voz un poco más activa a favor de la libertad o de la paz? La reina siempre fue muy austera y seria, pero quizá ya es momento de que un nuevo rey de Inglaterra se gane el pleito. Pero, al mismo tiempo, si lo hace también le lloverán críticas.
—Algunos hablan de que será un reinado de transición y que pronto habrá un rey Guillermo. ¿Qué podría llevar a Carlos a abdicar?
El reinado de Carlos será necesariamente de transición y él tiene que preparar el reinado de su hijo. Hay algunos biógrafos que señalan que en varias ocasiones Carlos habría intentado hablar con Isabel para liberarla un poco de sus roles y para que abdicase en su favor, o sea, buscaba ser rey con el apoyo de Isabel, pero ella siempre se negó. La reina se ha muerto en el cargo y Carlos va a ser igual.
—Sin Isabel, que ha sido una figura trascendental para generaciones de británicos, ¿podría reavivarse el republicanismo?
La Casa Real ha pasado por una serie de escándalos, el último el del príncipe Andrés. La reina, al haber adoptado una figura alejada de cualquier debate, logró que la monarquía permanezca más o menos impermeable a severas crisis. Si no hubiese sido por una personalidad como la de Isabel, quién sabe que en el mismo Reino Unido algunos hubiesen pedido con más ahínco otro sistema político. Sin embargo, yo lo creo ahora poco probable porque la familia real siempre ha sido muy patriótica. La corona, o Carlos mismo, tendría que cometer desde ahora errores muy grandes como para que una mayoría de británicos se plantee convertirse en una república.