Gisella López Lenci

Durante siete décadas, los británicos –y el mundo– se acostumbraron a la presencia tranquila y casi imperturbable de Isabel II, una monarca que fue protagonista y testigo de los cambios más trascendentales ocurridos desde el siglo XX. Pero ahora es el turno del eterno heredero, hoy Carlos III, quien tiene la inmensa tarea de tomar la posta, imprimir su marca en la historia pero sin manchar el inmenso legado de su madre.

Contenido Sugerido

Contenido GEC