Carlos y Ana, los hijos mayores de la reina Isabel II, fueron los únicos que estuvieron junto a su cama cuando falleció este jueves, en el castillo de Balmoral. La reconstrucción de las últimas horas de la soberana fue realizada por los medios británicos, según los cuales los otros miembros más cercanos de la familia real llegaron después de que se produjera la muerte.
El destino quiso que el hijo mayor de Isabel y nuevo rey, junto con la segunda, Ana, estuvieran en Escocia, quienes ante una situación médica que se precipitó para la soberana de 96 años lograron llegar a tiempo. No fue el caso de los otros dos hijos de la reina, Andrés y Eduardo; la esposa de este último, Sofía, y el príncipe Guillermo, que llegaron juntos en coche, pero demasiado tarde.
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Y también arribó después el nieto rebelde, Harry, casualmente en Inglaterra estos días para participar en algunos compromisos públicos: él se encontraba en vuelo hacia Escocia cuando se anunció la muerte de su abuela.
La reina había estado de buen humor en los últimos días a pesar de sus “problemas de movilidad” recientes y de haber contraído el coronavirus en febrero. Incluso el martes presidió un acto oficial en Balmoral donde recibió a la nueva primera ministra Liz Truss. El único detalle que allí se observó fue que su mano derecha estaba muy amoratada.
La condición de Isabell II empeoró repentinamente durante la noche del miércoles al jueves.
La tensión en el castillo aumentó a las 6.48 (hora local) del jueves, cuando los ayudantes de Isabel II enviaron el helicóptero de la reina desde Windsor, en las afueras de Londres, para pasar a buscar a su hijo en Dumfries House en Ayrshire (sudoeste de Escocia), donde había pasado la noche después de participar en algunos compromisos oficiales.
Así, Carlos logró llegar a Balmoral a las 10.27, y a partir de ese momento se quedó al lado de su madre, en su querida residencia escocesa. Su esposa, Camilla, ahora reina consorte, ya estaba en Birkhall, el retiro escocés de la pareja, y se dirigió directamente a Balmoral.
Por su parte, la princesa Ana estaba con su madre ya que tenía algunos compromisos en la zona.
A las 12.32, el Palacio de Buckingham difundió el primer comunicado en el que se decía que los médicos estaban preocupados por la salud de la reina. En ese momento, la situación ya estaba empeorando. “Tras una evaluación adicional esta mañana, los médicos de la reina están preocupados por la salud de Su Majestad y han recomendado que permanezca bajo supervisión médica”.
El personal real intentó lo que resultó ser una hazaña imposible: hacer que los otros miembros más cercanos de la familia también volaran desde Londres. El grupo de cuatro, Guillermo, Andrés, Eduardo y su esposa, aterrizó en Escocia a las 16 y tardó una hora en llegar a Balmoral.
Según The Washington Post, los primeros rumores de que la reina ya había fallecido surgieron en las redes sociales a las 15. La primera ministra fue notificada sobre la muerte de Isabel II a las 16.30, exactamente dos horas antes del tuit oficial del sitio de la realeza.
El comunicado del Palacio dijo que la reina había muerto “pacíficamente”, pero de acuerdo con la tradición real no dio ninguna causa de muerte. Algunas fuentes le dijeron al periódico Daily Mail que no había “ninguna condición crónica”.
Los fotógrafos inmortalizaron el Range Rover con el príncipe Guillermo al volante y los demás integrantes de la familia al llegar al castillo alrededor de las 17.
El último en llegar fue Harry, el “príncipe rebelde”, que desaprovechó la posibilidad de al menos una reconciliación definitiva con su abuela tras el histórico desgarro de hace dos años, cuando se fue a vivir a Estados Unidos con su esposa, la norteamericana Meghan Markle. Ella prefirió no viajar con su marido a Escocia, como lo hizo la mujer de Guillermo, Kate, pues la duquesa de Sussex quería evitar una atención excesiva por las todavía turbulentas relaciones con los Windsor, según fuentes cercanas.
Agencias ANSA, AFP y AP