Si bien por estas latitudes conocemos cada detalle sobre Papá Noel -San Nicolás, Viejito Pascuero, Santa Claus o como prefiera llamarlo- muy pocos estamos familiarizados con la historia de Pére Fouettard, antagonista del regordete viejito encargado de llevar regalos y alegrías a los niños de todo el mundo durante la Navidad.
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Pére Fouettard -cuyo nombre cambia a Padre La Pouque, Hans Trapp, Rubelz, Ruppknecht, Hanscrouf, Hans Muff, Houseker o Padre Azotador, dependiendo de la ubicación geográfica donde se cuente su leyenda- es un personaje que forma parte del folclore francés y está encargado de castigar a los niños que se portaron mal durante el año o no rezaron lo suficiente. ¿La forma? A punta de latigazos o entregándoles carbón en lugar de los dulces y regalos que lleva Santa.
Para conocer los orígenes de este Papá Noel malvado debemos remontarnos al siglo XII, específicamente al año 1150. Los cuentos sobre Pére Fouettard narran que era un posadero o carnicero que capturó a tres adinerados niños que iban a matricularse a una escuela religiosa.
A partir de aquí, la historia plantea diferentes versiones que repasamos a continuación.
Una apunta a que Pére Fouettard y su esposa asesinaron a los niños para robarles el dinero. Otra, más macabra, señala que la pareja drogó a los niños, los degolló, descuartizó y cocinó en un guiso. Ambas versiones se unen en un punto en común: todo esto pasó en diciembre y Papá Noel justo pasaba por el vecindario. Nuevamente la historia plantea dos versiones, en una Santa resucita a los niños y Le Pére Fouettard, arrepentido, se ofrece a ser su ayudante; en la otra Papá Noel obliga al villano a trabajar para él como castigo a su crimen.
Ambos personajes saldrían juntos el 6 de diciembre, cuando se celebra el día de San Nicolás o el 25 de diciembre, para repartir los regalos.
Otro posible origen de Pére Fouettard se registra entre 1552 y 1553, durante el Asedio de Metz en el que se enfrentaron las tropas francesas dirigidas por Enrique II contra el Sacro Imperio Romano Germánico encabezado por el hasta entonces indestructible Carlos V de Alemania.
En medio del conflicto, que se prolongó desde 1551 hasta 1559, un grupo de locales se unió para crear una efigie con la imagen del emperador alemán y le prendió fuego. Luego, algunos curtidores de la zona se inspiraron en esa imagen para crear al famoso Pére Fouettard.
En algún momento la imagen habría adquirido vida y a partir de entonces se habría iniciado la historia que ya repasamos.
Representado tradicionalmente como un anciano de aspecto maligno ataviado en oscuras túnicas, pelo largo y una descuidada barba; Pére Fouettard está armado con un látigo, un palo o un puñado de varas y ocasionalmente lleva en la espalda un saco lleno de carbón o arrastra unas cadenas.
El tono de su piel varía dependiendo de la representación, algunos señalan que esto se debe a que se inspiró en la imagen carbonizada y otros lo atribuyen al hollín presente en las chimeneas por las que acompaña a Papá Noel durante la Navidad.
Los castigos que aplica van desde la entrega de carbón en lugar de regalos hasta castigos físicos valiéndose del látigo que porta o, en las versiones más extremas, secuestra a los niños malos para descuartizarlos. Un macabro personaje, sin lugar a dudas.