En el 2013 un catastrófico hecho le dio la vuelta al mundo. Dos trabajadores de apenas 19 y 21 años murieron quemados en la cima de una turbina eólica mientras hacían una reparación a más de 70 metros de altura.
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El hecho ocurrió en la región conocida como Ooltgensplaat, Países Bajos, y el suceso pasó a la historia por el conmovedor momento que se vivió antes de la tragedia. El periódico local “Nu” registró el momento y explicó todo lo que sucedió aquella tarde de hace 10 años.
Operación de rutina
Un día cualquiera fueron llamados dos ingenieros a solucionar problémas técnicos en una de las turbinas eólicas de Ooltgensplaat. Al llegar, se encontraron con que debían reparar un fallo eléctrico en las alturas. Sin embargo, debido a un cortocircuito se produjo una fuerte llamarada que prendió la estación por completo.
Los operarios, que ya estaban en la cima, se vieron perjudicados, pues estaban en la zona delantera del artefacto y la única manera para bajar era por la tubería de acceso, que estaba totalmente cubierta por el fuego. Además, se quemó el cable de seguridad que los devolvía a la superficie.
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Así las cosas, estaban aislados y a merced del avance de la llamas que los iba acorralando hasta el pico de las aspas que aún seguían girando.
El último abrazo
Según reportaron testigos a medio locales, los ingenieros no tuvieron más remedio que esperar el trágico final, se despidieron y asumieron su destino. Ambos se abrazaron y luego no se les volvió a ver más, puesto que una parte de la estructura colapsó.
Reportes manifiestan que uno de ellos decidió lanzarse al vacío y otro fue encontrado quemado en una de las zonas de mantenimiento. Otros operarios que se encontraban en el molino lograron salir ilesos porque estaban situados cerca a la zona de salida cuando inició la propagación.
El gesto de los operarios fallecidos fue registrado en varios portales del mundo, pues pese a la la tragedia, decidieron dar el último adiós.