"Salió el ladrón que todos llevamos dentro", con estas palabras el Papa Francisco contó una anécdota que a varios podría resultar controversial.
La 'palomillada' del Papa se produjo en Buenos Aires, cuando él ya era sacerdote, aseguró en una reunión informal de curas romanos. El objeto ajeno que tomó fue la cruz del rosario de su confesor durante el velorio de este, reportó la Associated Press.
"Vi el rosario que tenía en sus manos e inmediatamente salió el ladrón que todos llevamos dentro y mientras arreglaba las flores, tomé la cruz", confesó Francisco.
El máximo líder de la Iglesia Católica lleva la cruz hasta hoy en una bolsita bajo su sotana, esperando "tener la mitad de la misericordia que el sacerdote", destacó.