Trabajadores ferroviarios, agentes de pasaportes, empleados postales, enfermeras y ahora miles de trabajadores de ambulancias. Gran Bretaña vive la oleada de huelgas más intensa en décadas en respuesta a la carestía del costo de vida. Las paralizaciones, que van en aumento, dan un mensaje claro: la paciencia se acabó.
Este miércoles 21, paramédicos, telefonistas y técnicos de ambulancias en Inglaterra y Gales iniciaron una huelga que aumenta la presión sobre un sistema de salud sobrecargado que ya el día anterior enfrentó un paro de enfermeros.
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El gobierno pidió a la ciudadanía evitar las actividades que pudieran poner en riesgo la salud -e incluso las borracheras- para reducir la posibilidad de que las personas necesitaran asistencia médica.
El personal de salud se ha unido a otros trabajadores del sector público que han reclamado este mes mejoras salariales. El descontento radica en el aumento de los precios de la comida y la energía a consecuencia de los estragos de la pandemia y la guerra en Ucrania. Además, la inflación ha batido récords de varias décadas y se mantenía en el 10,7% en noviembre, indica la agencia AP.
“Esta huelga no tenía por qué producirse”, declaró a la BBC Sharon Graham, secretaria general de Unite. “(El gobierno) tiene que volver a la mesa de negociaciones para que podamos conseguir un aumento salarial adecuado para que estos trabajadores y todo el mundo pueda volver al trabajo”.
Contra las cuerdas
La presión está lejos de ceder. Las huelgas y paros, con los que también protestan empleados ferroviarios, agentes de fronteras, portadores de equipajes en Heathrow, personal de seguridad del Eurostar y carteros de la antigua compañía estatal Royal Mail, fueron convocados para antes y durante las fiestas navideñas.
De hecho, los enfermeros han amenazado con más paros en enero si el Gobierno continúa rechazando sentarse a la mesa para negociar un aumento por encima del 4,75% establecido. El sindicato que representa a ese colectivo pide un aumento del 19% que el Gobierno hasta ahora ha rehusado negociar.
A pesar de las huelgas, el primer ministro británico, Rishi Sunak, defendió el martes último los actuales mecanismos para fijar los salarios de empleados del sector público en el Reino Unido.
“Admito que es una situación difícil. Es difícil para todo el mundo, porque la inflación está donde está, y el mejor modo de ayudarles a ellos y a todos los demás en este país es tratar de reducir la inflación tan rápido como sea posible”, agregó Sunak.
El analista internacional italiano Francesco Tucci señala que este es un problema gravísimo para el gobierno. “No recuerdo una huelga de esta magnitud en las últimas décadas en el Reino Unido. Hasta ahora han tenido que cancelarse más de 70 mil visitas médicas. Además, la huelga abarca diferentes sectores como transporte, aduanas, sector salud, entonces el gobierno está en extrema dificultad”, dice a El Comercio.
Afirma que en el pasado, sobre todo con Margaret Thatcher, era más fácil que el gobierno pudiera negociar con sindicatos y gremios empresariales pues en el Reino Unido, a diferencia de países como Italia o el Perú, no hay un solo sindicato o gremio principal, hay varios por lo que las autoridades podían mantener contentos a algunos de ellos o dividir sus intereses.
“Lo que me llama la atención es que ahora todos estos grupos portadores de intereses, que se hacen competencia entre sí, en este caso para representar a los trabajadores, van en la misma dirección. Además, el primer ministro no ha pasado por elecciones y eso también es un problema. Habrá que ver qué puede hacer, pero yo veo muy mal la situación, se han programado huelgas hasta finales del año e incluso también enero, no van a parar. Los trabajadores quieren un cambio de salario”, apunta.
¿Mala estrategia?
En un artículo de opinión, el diario “The Guardian” recuerda que la última huelga de ambulancias, en 1989, se prolongó durante varios meses y causó grandes penurias a los implicados. “Terminó porque, para sorpresa del gobierno en ese momento, el sentimiento público se mantuvo firmemente detrás de los trabajadores de ambulancias de primera línea. Los intentos de cambiar el rumbo de la opinión contra el personal del NHS fracasaron miserablemente, y parece notable que el gobierno actual parezca dispuesto a repetir los mismos errores en un momento en que su propia posición es electoralmente tan peligrosa”, dice el medio.
Tucci coincide en que el gobierno está adoptando una posición confrontacional, algo que difícilmente ve como una estrategia ganadora en las circunstancias actuales. “Eso funcionaba cuando había muchísimos sindicatos y gremios con intereses distintos, entonces el gobierno de turno podía actuar con una estrategia centrada en dividir. Así ha funcionado siempre en el Reino Unido, pero ahora todos los sindicatos y gremios no están divididos, sino que todos están en contra del gobierno”, señala.
El experto considera que la propuesta del gobierno de aumentar el salario en 5% no ha sido adecuada, sobre todo si se considera que el país está en medio de una inflación brutal. Explica que el gobierno conservador no quiere ceder porque defiende que si lo hace el crecimiento se va a hundir en el mediano y largo plazo. “El problema es que, si la gente no puede consumir porque la inflación es tan alta, entonces quién comprará y cómo se reactivará la economía del país. Es un desastre”.
“El gobierno se ha equivocado y va a pagar un costo muy alto. El gobierno británico debería considerar la realidad que está atravesando el país y considerar cómo la inflación ha crecido y tomar medidas que lleven eventualmente al incremento de los salarios”, concluye.
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