Rachel Ingrim es una mujer del Reino Unido que no pudo orinar con normalidad durante 5 años después del nacimiento de su segundo hijo debido a una rara condición que los médicos tardaron en identificar.
En octubre del 2012, la británica dio a luz a Isla a la edad de 31 años. Horas después del parto, notó algo preocupante: se dio cuenta de que no podía orinar sin importar cuánto bebiera.
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Preocupada, fue a un hospital y los médicos le dijeron que tenía 2 litros de orina en la vejiga. Rachel recordó que parecía una “embarazada de seis meses” y sentía un dolor intenso que no le dejaba vivir con tranquilidad.
“Los médicos no sabían qué me pasaba, no lo habían visto antes. Pude orinar un poco, pero no pude vaciar la vejiga”, declaró la joven en conversación con el medio The Sun. “Me desperté un día y estaba en absoluta agonía, parecía embarazada de seis meses”.
La madre asegura que, en aquel entonces, los médicos la enviaron a casa tras decirle que era “demasiado joven” para tener problemas de vejiga.
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Después de cinco horas en su hogar, tuvo que volver al hospital debido a que las molestias no cesaban. Tras ello, se le colocó un catéter que sirvió para vaciar la vejiga.
Durante los próximo tres años, Rachel utilizó el dispositivo hasta que le pudieron dar un diagnóstico: síndrome de Fowler, condición que consiste en la retención urinaria crónica con infecciones repetitivas, sin obstrucción infravesical.
“Me habían dicho durante ese período de tres años de diferentes cosas que podrían estar mal conmigo. Me dijeron que podría tener esclerosis múltiple, que podrían ser problemas con mi columna vertebral, me hicieron todo tipo de pruebas”, señaló.
Un tratamiento con complicaciones
“Cuando finalmente tuve la cita privada, tres años después, recuerdo haber llorado. El médico me preguntó qué me pasaba y le dije que finalmente me sentía escuchada. Tener una respuesta fue un gran alivio que pude seguir adelante con mi vida”, agregó.
Al siguiente mes, le colocaron un dispositivo que estimula el nervio sacro y que controla mejor la micción. Si bien presentó mejoras, tuvo una complicación y el tratamiento se tuvo que pausar.
“Después de una caída que desprendió el elemento, volví al punto de partida y no pude volver a orinar. Pasé por otra operación para que me lo quiten”, afirmó la mujer.
Luego de un tiempo, en marzo del 2019, pasó por un procedimiento llamado Mitrofanoff, en el que se usa el apéndice para crear un conducto y formar un canal entre la vejiga y la piel del abdomen.
Aunque su estado mejoró, el proceso no estuvo exento de complicaciones. “Inicialmente, después de la operación, los primeros seis meses fueron un infierno. Estaba tan mal que terminé con un coágulo de sangre en la pierna y múltiples infecciones de pecho diferentes, mi cuerpo estaba tan débil y agotado que no pensé que mejoraría. Pero al tiempo mi vida se convirtió completamente diferente… volví al trabajo y me capacité para ser asistente de enseñanza y comencé a ir al gimnasio”, aseguró.
Rachel indica que, aunque aún no se curado del todo, siente que puede seguir con su vida. Ahora, se dedica a contar su historia para ayudar a otras personas que pasen por una similar a la suya.
“No me malinterpreten, no estoy completamente libre de problemas y todavía tengo algún obstáculo en el camino, pero este procedimiento me devolvió a la vida. Quiero concientizar y dar información para que las personas sepan lo que puede estar pasando con su cuerpo”, concluyó.
¿Qué es el Síndrome de Fowler?
El síndrome de Fowler consiste en la dificultad para orinar y la retención urinaria debido a que el músculo del esfínter de la vejiga no se relaja.
La enfermedad de Fowler generalmente afecta a mujeres jóvenes de entre 20 y 30 años, la mitad de las cuales tienen ovarios poliquísticos, señala Bladder Health UK.
La gravedad de los síntomas varía de persona a persona. Algunos experimentan una retención completa mientras que otros luchan por orinar con una cantidad residual en la vejiga.
Las infecciones urinarias frecuentes pueden ser un problema para las personas que padecen el síndrome de Fowler debido a que la vejiga no se vacía correctamente.
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