En los últimos meses, Vladimir Putin y Joe Biden han conversado en varias ocasiones: tan solo en diciembre del año pasado hubo una llamada telefónica y otra virtual entre los mandatarios de Rusia y Estados Unidos. El tema: Ucrania, su posible anexión a la OTAN y el desplazamiento de tropas rusas en sus fronteras.
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No era un tema nuevo: la espina estaba en las agendas de ambas potencias desde junio del 2021, mes en el que Putin y Biden se vieron las caras en Ginebra y no llegaron a ningún consenso.
La BBC recuerda que, entonces, Biden dijo que sostendría su promesa de defender la “soberanía” e “integridad” de Ucrania. En tanto, Putin acusó a Kiev “de romper los términos del acuerdo de alto el fuego con los rebeldes prorrusos del este” del país.
Las posturas de ambos mandatarios siguen siendo las mismas, mientras que la falta de acuerdos da cuenta del desinterés por dar el brazo a torcer.
Por ello sorprendió que -el fin de semana y luego de gestiones del presidente de Francia, Emmanuel Macron- Biden y Putin parecieran accedwe a una nueva cumbre. Primero, sin embargo, se reunirán sus cancilleres, Serguéi Lavrov y Antony Blinken, quienes también han tenido juntas infructuosas.
Por el momento, el Kremlin ha pedido no celebrar. “Hablar de planes concretos de organización de cumbres es prematuro”, sostuvo su portavoz.
¿Qué se puede esperar de esta nueva cumbre? ¿Llegarán a algún acuerdo tras el reconocimiento, por parte de Moscú, de la independencia de dos provincias separatistas prorrusas de Ucrania? El Comercio conversó con dos especialistas.
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Mayte Dongo Sueiro, doctora por la Freie Universität Berlin especializada en relaciones internacionales y profesora de la PUCP, sostiene que, a pesar de las idas y venidas, ninguno de los dos lados quiere empezar un conflicto bélico.
“Pero es difícil que lleguen a un acuerdo porque sus objetivos son difíciles de conciliar”.
“Por un lado, los rusos se preocupan por su seguridad, y, por el otro, mantener la soberanía de Ucrania e invitarlo a la OTAN”.
La pregunta que habría que hacerse, dice Dongo, es qué quiere Rusia a largo plazo. Para ella es evidente que, siendo una potencia emergente, busque cambiar el balance de poder. “Pero es consciente que, en este momento, no le conviene afectar el statu quo sino mantenerlo. Por ese lado, saben que no les conviene entrar a un conflicto”.
“Aun así, creo que han sopesado los peligros del futuro si es que deciden no hacer nada al respecto y dejar que Ucrania entre a la OTAN”.
Dongo sentencia: “Creo que consideran que ese peligro es tan grande que, a pesar de las amenazas de Estados Unidos, vale la pena arriesgarse”.
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En ese sentido, la especialista ve con buenos ojos una posible cumbre entre Putin y Biden. Una vez que hay mecanismos de diálogo, dice, siguen actos de confianza que pueden evitar que el conflicto escale.
¿Una cumbre destinada al fracaso?
“Yo, con respecto de los resultados de una eventual reunión, soy un poco escéptico”. Así opina Enrique Banús, director del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Piura.
“Me parece que Putin está bastante decidido. Además, tiene el apoyo de su país. Tengo la impresión de que eso, unido a su idea de pasar a la historia como el restaurador de la gran Rusia, puede llevar a que esto acabe mal”.
Lo más problemático con Putin es, dice Banús, su hermetismo. “Creo que muy poca gente sabe lo que piensa”.
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Y no es el único involucrado en este asunto que tiene una personalidad “cerrada”. Su canciller Serguéi Lavrov también es conocido por su capacidad de negociar y su impenetrabilidad. Ello puede dificultar la cumbre porque, como se mencionó al inicio, serán los ministros de relaciones exteriores quienes se reunirán primero, aparentemente este jueves 24.
“Lavrov es un personaje bastante siniestro. Pero, finalmente, es otra cosa: Putin puede perfectamente ir en otra dirección y no habérselo explicado. Aunque, claro, es solo una conjetura”.
Por lo menos para la opinión pública, Putin ha sido claro en sus exigencias y, tal como lo ha expresado el Kremlin, no existen todavía respuestas satisfactorias.
“Lo que Putin dice es: ‘He planteado algo muy claro y no me están respondiendo, lo que justifica una invasión’. Si es que se produce, al cabo de un tiempo, nos habremos acostumbrado a esa situación, tal como pasa con Crimea”.
“Espero equivocarme y que esto rebaje las tensiones. Es que lo que pide Rusia no se puede conceder y eso lo saben. Entonces, la cuestión vendría a ser si la presión económica es suficiente. Pero ahí también está China, que ya ha dicho que le interesa comprar gas ruso”.
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