“Soy un ser humano. A veces también aspiro a la alegría, a la luz y al placer en medio de estos oscuros nubarrones”. Conteniendo las lágrimas, la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, se disculpó una vez más este miércoles por los videos en los que aparece bailando animadamente con un grupo de amigos.
Desde que se filtraron las imágenes, la polémica no ha cesado. De un lado, los que la apoyan señalando que tiene derecho de asistir a una fiesta privada en momentos en que no estaba trabajando; y los que dicen que su conducta no ha sido apropiada para alguien que ostenta el cargo político más importante de un país.
Incluso Marin -con 36 años es la primera ministra más joven del mundo- se sometió a una prueba de drogas, que dio negativo, para despejar cualquier duda de que había consumido algún tipo de estupefaciente durante la fiesta.
Pero el escándalo no quedó ahí. Hace unos días se difundieron fotos de otra reunión, esta vez en la residencia oficial de verano de Kesäranta, donde aparecen dos mujeres besándose con el pecho descubierto y un cartel con la palabra “Finlandia”.
Aunque no ha habido ningún pedido de renuncia desde la oposición, sus rivales políticos, como el Partido de los Finlandeses, de extrema derecha, han querido sacar provecho de la situación cuestionando su seriedad como lideresa.
Para solidarizarse con Marin, mujeres finlandesas compartieron en redes sociales videos suyos bailando o bebiendo en fiestas, tratando de normalizar la actitud de una joven primera ministra, que tiene uno de los trabajos más difíciles del país, pero también tiene derecho a despejarse por momentos de sus responsabilidades.
En medio de esta corriente de apoyo, también hay quienes han puntualizado que el escándalo no hubiese sido tal si el primer ministro era un hombre.
Al respecto, la periodista finlandesa Kukka-Maria Ahokas, comentó a la Cadena SER de España, que hay una brecha generacional en las reacciones a los videos de la primera ministra: “En las décadas anteriores, nuestros primeros ministros se emborrachaban mucho, incluso eran alcohólicos, tomaban vodka con los líderes de la Unión Soviética. Ahora los tiempos han cambiado y es un arma de doble filo para ella. La atacan por ser mujer, tiene muchas mujeres jóvenes en su gobierno, es fuerte políticamente y esto irrita a bastantes sectores conservadores de la sociedad”.
Por ello, acá recordamos los casos de otros primeros ministros en Europa, cuyos escándalos fueron mucho más allá que los bailes de Sanna Marin.
1. El ‘partygate’ de Johnson
El primer ministro británico, Boris Johnson, fue multado en abril pasado por la policía por haber infringido la ley al participar en una fiesta de cumpleaños en el 2020 en Downing Street, la residencia oficial, cuando las restricciones de la pandemia impedían al resto de la población participar de reuniones sociales.
La prensa fue revelando que no se trató de una sola fiesta, sino que fueron varias las celebraciones realizadas en la sede de Gobierno, lo que provocó la indignación de la ciudadanía, pero que no hicieron pestañear a Johnson.
El polémico político conversador solo anunció su salida del gobierno cuando más escándalos se fueron sumando a su gestión, como denuncias sexuales contra varios de sus allegados.
El Partido Conservador está en proceso de nombrar a un nuevo líder de la formación, quien en las próximas semanas deberá reemplazar a Johnson en el cargo.
2. Las fiestas ‘bunga bunga’ de Berlusconi
A sus 85 años, Silvio Berlusconi no ha abandonado la política. De hecho, el millonario exprimer ministro de Italia está en plena campaña para convertirse en senador en las próximas elecciones de setiembre.
No importa que aún sus juicios no hayan concluido y que se le siga investigando por prostitución de menores, fiestas con “esclavas sexuales” vestidas de odaliscas y soborno para que los testigos no sigan contando lo que veían en las veladas devenidas en orgías. Todo esto mientras ostentaba el cargo de primer ministro.
El proceso de las infames fiestas ‘bunga bunga’ ha dado lugar a tres juicios. En el primero fue acusado, aunque finalmente absuelto, de extorsión y prostitución de menores; el segundo está relacionado con una serie de personalidades que habrían contratado a las chicas; y el último por falso testimonio y soborno de testigos.
El mandamás de los medios de comunicación fue expulsado del Senado en el año 2013, tras ser condenado por fraude fiscal, lo que le impidió ocupar cargos públicos y presentarse a las elecciones durante varios años.
3. Las copas de Yeltsin
Boris Yeltsin fue el primer presidente (1991-1997) de la Federación de Rusia, tras la caída de la Unión Soviética.
Sin embargo, su figura histórica es más recordada por su alcoholismo, que lo puso en aprietos varias veces en público e incluso en cumbres importantes, y que finalmente terminaron complicándole la salud. Yeltsin falleció en el 2007.
Según cuenta la página Russia Beyond, su jefe de seguridad, Alexánder Korzhakov, contó en sus memorias que el mandatario ruso abusaba del alcohol a diario y que mandaba a sus asesores a comprarle vodka, pese a que la bebida se había prohibido en la cocina presidencial.
El expresidente estadounidense Bill Clinton le contó varias anécdotas con Yeltsin al periodista Taylor Branch, quien las plasmó en un libro.
Ahí cuenta que el presidente ruso estaba en Washington DC en una visita de Estado, pero que una noche bebió tanto que se escabulló en ropa interior de la residencia Blair -donde se hospedan los jefes de Estado que visitan la Casa Blanca- y fue encontrado por el servicio secreto en medio de la avenida Pennsylvania parando un taxi para comprar una pizza.
Pero, al parecer, para Yeltsin no fue suficiente. Al día siguiente, también con varias copas de más, se escapó hasta el sótano de la residencia y estuvo a punto de morir tiroteado pues un guardia de seguridad lo confundió con un borracho intruso.
4. Rajoy al son de ‘Raphael’
El expresidente del Gobierno Español, Mariano Rajoy, no es recordado precisamente por su carácter ameno. Su rostro serio fue la marca del Partido Popular durante los años en que estuvo al frente del Ejecutivo (2011-2018) y también como líder de la oposición.
Pero fue en el 2018 cuando cambió un poco la percepción que se tenía de él, pues apareció en un video bailando en una boda en Murcia al ritmo de “Mi gran noche”, de Raphael. Esa misma canción la bailó varias veces en otras ocasiones, en que también fue captado relajándose de sus responsabilidades gubernamentales.