La tranquilidad en los Balcanes siempre pende de un hilo. Y otra vez las rencillas y las viejas diferencias vuelven a resurgir, ante el temor de que una pequeña chispa incendie nuevamente la pradera. Serbia ha puesto a su Ejército en el máximo nivel de alerta de combate tras semanas de escaladas de tensiones con Kósovo, su exprovincia a la que no le reconoce su independencia.
Para Serbia, los kosovares se están preparando para atacar y retirar por la fuerza a los manifestantes serbokosovares que viven en el norte del país, quienes protestan en la ciudad de Mitrovica desde mediados de diciembre por lo que consideran “acciones discriminatorias”.
Mitrovica es una de las cuatro localidades donde se concentra la minoría serbia en el norte de Kósovo, limítrofe con Serbia.
En un comunicado, el ministro de Defensa serbio, Milos Vucevic, informó de que la alerta “hasta el nivel de uso del potencial armado” ha sido ordenada por el presidente de su país, Aleksandar Vucic. Desde el 10 de diciembre, el tráfico en el norte de Kósovo está bloqueado por las barricadas de camiones cargados de arenas y guijarro que mantienen serbokosovares en varias carreteras, y han intercambiado disparos con la policía de Kósovo tras la detención de un expolicía serbio.
“Debemos abogar por los intereses del pueblo serbio [en Kósovo], ellos no están en las barricadas por nada”, dijo el martes el presidente Vucic a la prensa. El mandatario acusó a Pristina de restringir los derechos de la población serbokosovar y violar o incumplir los acuerdos logrados, aventurando que el objetivo del Gobierno central es lograr que los miembros de esa minoría abandonen el territorio kosovar.
“Es precisamente Serbia, influenciada por Rusia, la que ha elevado un estado de preparación militar y está ordenando la instalación de nuevas barricadas, con el fin de justificar y proteger a los grupos criminales que aterrorizan (...) a los ciudadanos de etnia serbia que viven en Kósovo”, dijo por su parte el ministro del Interior de Kósovo, Xhelal Sveçla.
Independencia: Kosovo, de mayoría albanesa, declaró su independencia de Serbia en el 2008 tras la guerra desatada en 1998.
Su relación con Serbia: Serbia no reconoció la independencia de Kosovo y la sigue considerando una región autónoma dentro de su territorio, aunque no interviene en su administración desde 1999.
Reconocimiento parcial: Actualmente Kosovo es reconocido como Estado soberano por 97 de los 193 miembros de Naciones Unidas, entre ellos Estados Unidos y la mayoría de países de la Unión Europea.,
Fuera de la ONU: Kosovo no es miembro de la ONU. Rusia, aliado histórico de Serbia, sigue bloqueando su entrada.,
Población: En Kosovo viven 1,8 millones de personas: el 92% son de origen albanés y solo el 6% son serbios. Alrededor de 50.000 serbios viven en la parte norte de Kosovo y se niegan a reconocer a ese Gobierno.
El motivo: placas de autos
Entender las complejas relaciones de la región no es sencillo, pero esta última tensión se generó por una situación aparentemente menor: el Gobierno Kosovar quiso obligar a los serbokosovares de Mitrovica a cambiar las matrículas de sus autos.
Estos serbokosovares siguen utilizando placas serbias, pues no reconocen a Kósovo.
Como recuerda la BBC, unos 600 miembros de la policía kosovar de etnia serbia dimitieron en noviembre por los planes de sustituir las matrículas serbias por matrículas locales.
Ante la situación, la Unión Europea tuvo que negociar un difícil acuerdo: Kósovo renunció a imponer multas a los que no cambien sus placas y Serbia aceptó dejar de emitir registros con las iniciales de las ciudades de Kósovo.
Pese a ello, la tensión se ha vuelto a disparar pues los serbokosovares no han cesado de levantar barricadas, mientras las autoridades locales intentan desalojarlos por la fuerza. Entre tanto, desde Belgrado -la capital Serbia- han estado enviando en los últimos días más militares en la frontera.
Así, un asunto de placas de autos ha reavivado el viejo conflicto étnico y geopolítico en una de las zonas más tensas de Europa.
Un complejísimo conflicto histórico
¿Entonces, esto podría derivar en un conflicto mayor, incluso a nivel militar?
“Sí, tomando en cuenta que la independencia de Kósovo sigue sin ser reconocida del todo. El escenario se complica ante la inestabilidad política en la región”, señala a El Comercio la analista internacional Arlene Ramírez Uresti, académica de la Universidad Iberoamericana de México y articulista de la revista “Forbes”.
De una opinión similar es el internacionalista Francesco Tucci, docente de la UPC: “No se puede excluir una escalada de la violencia así como de la tensión en la zona. Serbia nunca reconoció la independencia de Kósovo y la confrontación desestabiliza el área de los Balcanes”, comenta a este Diario.
Kósovo, de mayoría albanesa, declaró su independencia de Serbia en el 2008 con el respaldo de las potencias de Occidente, luego de una guerra en 1998-1999 en la que la OTAN intervino.
Pero los fantasmas de la guerra de los años 90 no se han disipado con el transcurrir de los años. “La solución al conflicto en aquel entonces fue empujada por la OTAN y hay grupos internos que perciben una imposición occidental más que una mediación en el conflicto. El conflicto siempre ha sido más étnico que territorial”, precisa Ramírez.
“Por ello, es posible que revivan las viejas tensiones, las cuales nunca desaparecieron. El Gobierno Serbio anima a los 120 mil serbios que viven en Kósovo a desafiar las autoridades locales”, agrega Tucci.