Con aproximadamente 100.000 policías, agentes de seguridad y soldados emplazados en Sochi, Rusia se ha comprometido a asegurar "las Olimpiadas más seguras de la historia". Pero los temores al terrorismo alimentados por recientes ataques de suicidas cargados con explosivos han dejado a atletas, espectadores y oficiales en todo el mundo nerviosos con respecto a amenazas potenciales.
El intento de secuestro de un avión hoy por parte de un perturbado ucraniano, que quería desviarlo de su ruta y llevarlo hasta Sochi, abona en la necesidad de mantener extrema vigilancia sobre los juegos, que fueron inaugurados hoy y que se extenderán hasta el 23 de febrero.
Expertos en seguridad advirtieron que rebeldes islámicos en el Cáucaso, quienes han amenazado con sabotear los Juegos de Invierno, podrían conseguir su objetivo escogiendo blancos no protegidos alejados de las sedes olímpicas o incluso fuera de Sochi.
Ataques suicidas registrados en diciembre contra una estación de ferrocarril y un autobús en Volgogrado, Rusia, a unos 640 kilómetros al este de Sochi, mataron a 34 personas y demostraron la habilidad de los rebeldes para atacar con una facilidad estremecedora. Un grupo musulmán involucrado en la guerra santa en Daguestán, núcleo de la rebelión islámica contra Rusia que ha engullido en el Cáucaso, se atribuyó la responsabilidad de los atentados en Volgogrado y amenazó, a través de un video dedicado al presidente ruso Vladimir Putin, con atacar en Sochi