El Servicio de Seguridad de Ucrania (SSU) anunció hoy la apertura de una investigación por amenaza terrorista contra el sujeto que intentó secuestrar el viernes un avión de pasajeros.
El ciudadano ucraniano pidió que el avión –que viajaba desde Jarkov hacia Estambul, en Turquía- se desviara hacia la ciudad rusa de Sochi, sede de los Juegos Olímpicos de Invierno, aseguró en una rueda de prensa Maxim Lenko, jefe del Comité de Instrucción del SSU.
Según el código penal ucraniano, el sujeto podría ser condenado a entre 5 y 10 años de cárcel por amenazar con cometer un acto terrorista, y con entre 3 y 8 años por intento de secuestro de un avión.
El secuestrador exigió liberar a los rehenes en Ucrania y, en caso de que no se cumplieran sus exigencias, amenazó con volar el avión e insistió en que portaba un artefacto explosivo.
Al parecer, el secuestrador, que se encontraba en estado de ebriedad, aseguró que en Sochi "se encuentran (el presidente ruso, Vladímir) Putin y (el ucraniano, Víktor) Yanukóvich, que tienen las manos manchadas de sangre".
"Volamos a Sochi", grito el pirata, que también intentó acceder a la cabina del piloto del avión, de la compañía turca Pegasus, ante la sorpresa del resto de pasajeros.
"En torno a las 17.20 hora local, la torre de control en Ucrania informó sobre el secuestro del aparato. Los tripulantes lograron calmar al secuestrador al asegurarle que el rumbo del avión había sido modificado", comentó el funcionario.
“Cuando el pasajero se tranquilizó, los tripulantes lograron neutralizarlo y aterrizar el avión en Estambul flanqueado por dos cazas (F-18) de las Fuerzas Aéreas Turcas".
El avión aterrizó en un área apartada del aeropuerto, normalmente reservada para las tareas de deshielo de los aviones, y tras casi una hora de tensa espera, el piloto dio por terminado el secuestro al emitir una señal de que todos "estaban bien".
El secuestrador fue detenido por la policía turca. En el avión no se encontró ningún arma ni explosivo.