La auxiliar de vuelo Vesna Vulović no llevaba más de ocho meses en su trabajo cuando sucedió la tragedia. (FOTO: Guiness World Records, iStock).
La auxiliar de vuelo Vesna Vulović no llevaba más de ocho meses en su trabajo cuando sucedió la tragedia. (FOTO: Guiness World Records, iStock).

Alas 3:59 p. m. del 26 de enero de 1972 no había ninguna novedad reportada del vuelo 367 de la hoy extinta aerolínea Jat Airways.

Extrañamente, a las 4:01 p. m., se cortaron las comunicaciones del aeroplano que iba de Copenhague, en Dinamarca, a Belgrado, en la entonces Yugoslavia.

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Minutos después, Bruno Honke, un campesino de la poco habitada villa de Srbská Kamenice, en el norte de Checoslovaquia (actual Chequia), escuchó un fuerte impacto que interrumpió su rutina.

La estremecedora alarma de sus oídos fue profundizada por la primera imagen que vio: restos de avión y cadáveres por doquier.

En medio de esa escena, la voz de una mujer que lloraba desconsolada entre las ruinas captó toda su atención.

Luego, los medios de comunicación de Checoslovaquia informaron que los vestigios encontrados del modelo Douglas DC-9 eran del vuelo 367 de la aerolínea Jat Airways y que, aparentemente, el aeroplano sufrió una explosión mientras estaba en el aire.

Mientras se indagaban las causas, el balance era estremecedor: 27 de los 28 abordantes, incluyendo a la tripulación, murieron.

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¿Quién fue la única sobreviviente? Vesna Vulović, una azafata, de 22 años, que ni siquiera estaba programada para trabajar aquel día en ese avión.

Una auxiliar de vuelo motivada por The Beatles

El gusto por los aviones de Vesna Vulović, una mujer de Belgrado, hoy capital de Serbia y por entonces parte de Yugoslavia, nació de su amor por la música de The Beatles.

El deseo de aprender inglés en medio de la ola juvenil de finales de los años sesenta la llevó a estudiar en las tierras británicas de la icónica banda.

Luego, tras un fugaz paso por Estocolmo, a sus 20 años, Vulović volvió en 1970 a su ciudad natal.

Pero su retorno fue efímero porque, a ese punto, su mayor intención era estar cerca de The Beatles y no de su casa.

La mejor opción que encontró fue convertirse a principios de 1971 en azafata de la aerolínea estrella de Yugoslavia: Jat Airways.

”Así podría ir a Londres una vez al mes”, reconoció en una entrevista posterior.

Y aunque todo parecía idílico en su aventura, el 26 de enero de 1972, cuando no completaba siquiera 8 meses en su trabajo, un extraño suceso por poco termina con sus sueños.

Sobrevivir a pesar de estar en “el lugar equivocado”

En los planes de Jat Airways estaba que una auxiliar de nombre Vesna debía integrar la tripulación del vuelo 367. Sin embargo, no había claridad sobre el apellido de la auxiliar.

En esa confusión, la persona encargada de organizar el itinerario le dijo a Vesna Vulović que se sumara al equipo.

Y aunque meses después se supo que Vulović no era llamada a cumplir deberes, para entonces ella “estaba muy feliz” por conocer nuevos parajes.

El plan de vuelo indicaba que la ruta era Estocolmo-Belgrado con paradas en Copenhague y Zagreb (hoy Croacia).

Después de que el avión parara en la capital de Dinamarca, un hombre, aparentemente molesto, decidió no seguir en el camino a Belgrado.

En un principio, su ausencia no fue de importancia. Luego, cuando ocurrió lo inesperado, ocupó el centro de las suspicacias.

De acuerdo con la versión oficial, el avión Douglas DC-9 sufrió una explosión que partió su estructura en dos mientras estaba a más de diez mil metros de altura.

Producto de la descompresión descontrolada, los abordantes habrían ido a parar a la intemperie.

Al parecer, la única que quedó inmovilizada en el cuerpo del avión fue Vesna Vulović.

Se dice que quedó atorada en la cola del avión gracias a uno de los carros de ‘catering’.

Así, enfrascada en el avión, fue a colisionar contra un cuerpo de nieve en la villa de Srbská Kamenice.

Al parecer, el ángulo en el que impactó el suelo habría facilitado su supervivencia.

De acuerdo con la versión de Bruno Henke, el hombre que la encontró tendida en el suelo, según recogió la revista española ‘JotDown’, Vulović fue hallada a la altura de las alas y no en la cola del avión, como estableció el reporte oficial.

”Estaba cabeza abajo y con el cadáver de una de sus compañeras de tripulación sobre ella. Tenía la parte inferior de su cuerpo dentro del aparato y el tronco y la cabeza asomando fuera del fuselaje”, reportó el medio citado que dijo Henke.

En todo caso, la joven azafata sufrió fracturas en las piernas, en el cráneo, la columna y una fuerte hemorragia cerebral que la llevaron a pasar 27 días en coma. Luego, cuando logró despertar, no recordaba nada.

De ahí en adelante, ese hecho marcó su vida para siempre.

Los dilemas de sobrevivir en medio de disputas geopolíticas

Sobre las causas de la explosión que sufrió el avión de Jat Airways se han manejado dos teorías. Ambas relacionadas con el entorno de la Guerra Fría y la compleja existencia de la antigua Yugoslavia.

La primera habla de que el hombre que abandonó el vuelo en la escala había sido un nacionalista croata con motivos terroristas.

En ese sentido, habría sido él, un sujeto sin identificar, el responsable de dejar en su maleta el detonante que desató la tragedia.

La segunda, dada a conocer por una investigación periodística, expone que las fuerzas militares de la entonces Checoslovaquia derrumbaron el aeroplano por error.

Esta última sostiene que, inclusive, Vulović pudo haber caído de una altura mucho menor.

Por el aura geopolítica de ambas hipótesis, muchos la catalogaron como una “heroína de la Guerra Fría”.

En todo caso, 50 años después de que Vesna Vulović sobreviviera a la tragedia, lo único incuestionable parece haber sido el milagro de su supervivencia.

Así lo resume el premio por ser “La superviviente a la caída libre más alta sin paracaídas”, que le otorgó la organización de los Guinness World Records.

A mediados de los ochenta, Paul McCartney, uno de sus amados Beatles, fue el encargado de darle la distinción.

Aunque todo pareciera indicar que las cosas fueron en buen camino para Vulović tras sobrevivir, esa sensación está bastante alejada de la realidad.

La mujer quiso retomar su actividad como azafata, pero la aerolínea le delegó actividades de oficina.

Eso, después de haber quedado con vida tras semejante incidente, no era algo de gravedad.

Lo complicado fue que, según registró la prensa internacional, la mujer sufrió durante décadas del ‘síndrome del superviviente’, por el cual sentía ‘culpa’ de haber salido avante de la tragedia que acabó con la vida del resto de abordantes.

Tras años de luchas físicas y emocionales, el 23 de diciembre de 2016, en la víspera de Navidad, el cuerpo de Vesna Vulović fue encontrado sin vida en su apartamento en Belgrado.

Actualmente su legado hace parte de la memoria de varios libros. Y, sorprendentemente, también de personas.

El hecho de que la hija de Bruno Henke, el hombre que la encontró el día del incidente, lleve el nombre de ‘Vesna’ da cuenta de la trascendencia de su figura.

Una oda a creer en la posibilidad de lo imposible.

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