Un montón de desechos plásticos que se recogen en Haití se aplastan, se pulverizan, se lavan y se convierten en hilo para hacer ropa.
Así es a grandes rasgos el proceso con el que la compañía del estadounidense Ian Rosemberger busca convertir la basura plástica en un negocio rentable que ayude a comunidades pobres.
Su compañía busca ganancias: la tela que obtiene a partir del plástico de Haití se vende a marcas de ropa y accesorios que buscan mejorar su perfil de responsabilidad social.
En Haití, emprendedores locales organizan la recogida de los desperdicios plásticos que luego venden a la empresa de Rosemberger.
Según explica el creador, la idea ha dado sus frutos, aunque los dos últimos años no han sido fáciles.
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