En 2004, Darina Eyre, de Lancashire, Inglaterra, dirigía un negocio de operadores turísticos en el extranjero cuando le diagnosticaron cáncer de color. Por aquel entonces, los médicos le dijeron que sus síntomas se debían a una mala alimentación.
Más tarde le dieron la noticia de que el tumor maligno había avanzado a la etapa tres, lo que significaba tratarse de inmediato a fin de evitar que el cáncer se propagara fuera del intestino y complicara otros órganos.
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La familia de Eyre estaba furiosa con su médico de cabecera porque había tardado mucho tiempo en tomar en serio los síntomas de la mujer, y no le quedaba otra opción que someterse a una cirugía y comenzar quimioterapia.
“Como familia, estábamos tan desconsolados y enojados cuando me diagnosticaron por primera vez porque había ido a los médicos cada pocos meses”, contó al portal británico Metro.
Una Navidad diferente
Darina reveló que la diagnosticaron el 5 de diciembre de 2004, poco antes de Navidad y en ese momento su hija esperaba a su nieta en solo tres semanas, por lo que sabía que iban a ser unas fiestas muy tristes.
“A mi hija le habían regalado unos zapatitos y me pidió que los colgara en el árbol de Navidad. Ese fue el momento más difícil de mi vida porque mis manos estaban absolutamente sudorosas y temblaban y no sabía cómo iba a hacerlo”, dijo.
El nacimiento de su nieta, Olivia Grace, hizo que luchara con todas sus fuerzas contra la enfermedad y juró que saldría libre para compartir momentos con ella.
“Tenía miedo de tener que decirle lo mal que estaba, pero logré colgarlo en el árbol de Navidad. Cuando nació mi nieta y la abracé, juré que estaría aquí para ella hasta que yo una abuela vieja”, continuó.
Libre de cáncer
En 2008, Darina fue diagnosticada con cáncer de hígado y se le dijo que, dado su estado avanzado, que era posible que solo le quedaran de tres a seis meses de vida.
Luego, los médicos encontraron un bulto canceroso en el pulmón de la mujer, por lo que se requirió otra cirugía para extirparlo.
“Estaba absolutamente desconsolada. Mi hija, también llamada Darina, estaba embarazada y cuando miré a mis hijos pensé que no les podía hacer esto. Soy una persona muy fuerte”, dijo.
Casi dos décadas después de su primer diagnóstico, Eyre puede decir que finalmente está libre de enfermedad tras los últimos exámenes. “Ni siquiera puedo describir el alivio cuando los médicos dijeron ‘Darina, te damos de alta’”.
Ante la experiencia que vivió, la madre de dos hijos instó a las personas a no ignorar ningún síntoma y acudir al médico lo antes posible.
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