Tras cuatro días de manifestaciones violentas que dejaron cerca de 100 muertos en todo el Irak, y a la espera de nuevas protestas tras el llamado de un influyente líder a la dimisión del gobierno.(Foto: AFP)
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Redacción EC

Bagdad. La capital de se despertó este sábado sin toque de queda pero en medio de una fuerte tensión, tras cuatro días de manifestaciones violentas que dejaron cerca de 100 muertos en todo el país, y a la espera de nuevas protestas tras el llamado de un influyente líder a la dimisión del gobierno.

La iniciativa del clérigo chiita Moqtada Sadr podría cambiar la situación: o bien reaviva la movilización, que reclama la caída del poder, o bien impulsa los debates en el Parlamento hacia una salida del gobierno.

► I

Está previsto que el Parlamento se reúna por la tarde, aunque el inicio de los debates se aplazó después de que los 54 diputados de la coalición de Moqtada Sadr, primer bloque de la asamblea, la boicotearan.

El movimiento de protesta, surgido en las redes sociales, denuncia la corrupción, el desempleo y la falta de servicios públicos en un país que salió hace menos de dos años de casi cuatro décadas de conflicto.

El sábado por la mañana, los comercios abrieron normalmente en después de que se levantara el toque de queda impuesto el jueves. Sin embargo, el acceso a internet seguía bloqueado.

La gente se instalaba en los cafés, mientras empleados municipales limpiaban los restos de neumáticos que quedaron durante los actos violentos de la noche.

En el centro de Bagdad, las calles que van a parar a la plaza Tahrir, de donde salió la protesta, estaban sin embargo cortadas por un importante despliegue de las fuerzas de seguridad y vehículos blindados.

Violentas protestas se han producido en Irak durante la última semana.  (Foto: AFP)
Violentas protestas se han producido en Irak durante la última semana. (Foto: AFP)
/ AHMAD AL-RUBAYE

— “Mucho peor” —

Tras los enfrentamientos violentos entre manifestantes y fuerzas de seguridad el viernes en la capital, y abundantes disparos durante todo el día, los habitantes temen nuevas movilizaciones.

Si las condiciones de vida no mejoran, las protestas se reanudarán aún más y la situación será mucho peor”, advirtió Abu Salah, de 70 años.

Según un último balance el sábado de la comisión gubernamental de derechos humanos iraquí, 93 personas murieron desde el martes, en su mayoría manifestantes, y 4.000 resultaron heridas.

Gran parte de los fallecidos fueron por bala, según fuentes médicas, que también indicaron la víspera que seis policías perecieron durante los cuatro días de altercados.

Las autoridades han pedido tiempo a los manifestantes para poner en marcha una serie de reformas que mejoren las condiciones de vida de los 40 millones de habitantes del país, devastado por la guerra, el desempleo y la corrupción.

Moqtada Sadr pidió el viernes la dimisión del gobierno del primer ministro Adel Abdel Mahdi, en el poder desde hace un año, “para evitar nuevos derramamientos de sangre”, y la organización de elecciones.

Según un último balance el sábado de la comisión gubernamental de derechos humanos iraquí, 93 personas murieron desde el martes. (Foto: AFP)
Según un último balance el sábado de la comisión gubernamental de derechos humanos iraquí, 93 personas murieron desde el martes. (Foto: AFP)
/ AHMAD AL-RUBAYE

— “Manifestantes antisistema” —

En la calle, los manifestantes critican duramente a los políticos. “Nadie nos representa, traen a tipos, les ponen un traje y los instalan en el Parlamento”, dijo el viernes uno de ellos, con una bandera de Irak en la cabeza.

No queremos más partidos, no queremos a nadie que hable en nuestro nombre”.

Los responsables iraquíes, muchos de ellos en el poder desde hace 16 años, han visto surgir un fenómeno inédito, explica Fanar Haddad, especialista en Irak.

“Son manifestaciones antisistema”, afirma, bien distintas de las tradicionales protestas para reclamar electricidad y agua potable.

“Es la primera vez”, añade este investigador, “que se oye a gente reclamar la caída del régimen”, que se basa en un reparto de cargos confesional y étnico, pero que se ha alimentado de nepotismo y clientelismo.

Fuente: AFP

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