Era el 12 de enero del 2010 y la tarde comenzaba a caer con su ajetreo sobre Haití.
El mercado Hippolyte, en el centro de Puerto Príncipe, era un hervidero de gente, cajas y carretillas.
Unos fieles entraban y otros salían con sus rezos de la catedral del Sacre Coeur y en la Plaza de Marte, unos soldados aburridos hacían guardia frente a las paredes blancas del Palacio Presidencial.
►Hay 1.2 millones de personas en riesgo de hambruna en Haití
Faltaba poco para que todo eso se volviera escombro y memoria trágica.
A las 16:53 hora local un terremoto de magnitud 7 sacudió la capital y gran parte de la empobrecida ciudad se vino abajo.
Más de 316.000 personas murieron, 350.000 resultaron heridas y más de 1,5 millones se quedaron sin hogar, según cifras del gobierno haitiano.
Las consecuencias todavía se sienten una década después: poco se ha levantado de lo que quedó en ruinas, la miseria, la inseguridad y la insalubridad son rampantes y Haití sigue haciendo trágico honor a su fama de nación más pobre del Hemisferio.
“Podemos decir que 10 años después Haití no se ha recuperado del terremoto”, asegura a BBC Mundo Robert Fatton, profesor de la Universidad de Virginia, en EE.UU., y autor de Haiti’s Predatory Republic: The Unending Transition to Democracy (2002) (“La República depredadora de Haití: la interminable transición a la democracia”)
“Su economía ha seguido muy débil, la mayoría de los productos que se comen o se venden son importados. El país ha tenido un liderazgo muy pobre y, a la vez, ha sido golpeado por numerosos desastres naturales en los últimos años que solo han aumentado la crisis”, agrega.
Sin embargo, Fatton y otros analistas consultados por BBC Mundo coinciden en que el sismo del 12 de enero de hace 10 años fue probablemente el más trágico -y geológico- de los temblores de todo tipo que han estremecido a la nación caribeña a lo largo de su historia.
Pero no el único.
“La situación que Haití vive hoy no es solo resultado del terremoto del 2010. Ha sido un proceso histórico y social más complejo. El sismo solo hizo agudizar y poner a la vista pública lo que ya se venía sufriendo desde años antes”, le dice a BBC Mundo Brian Concannon, director ejecutivo del Instituto de Justicia y Democracia en Haití.
Pero ¿cómo Haití, que era una de las colonias más desarrolladas del Caribe en el siglo XVIII, terminó convertida en el país más pobre del Hemisferio?
1-"Una nación paria"
Cuando se liberó de Francia en 1804, Haití no solo se convirtió en el primer país independiente de Latinoamérica y el segundo del continente (después de EE.UU.), sino la primera y única nación del mundo forjada por esclavos.
“Pero ahí comenzaron sus problemas: era un país independiente gobernado por exesclavos negros en un mundo regido por el poder colonial blanco y esclavistas. Eso hizo que a Haití nunca se le permitiera salir adelante”, señala Concannon.
De acuerdo con Fatton, a través de los años se fue construyendo una corriente basada en un argumento racial que consideraba a Haití como un Estado débil, gobernado por autoridades despóticas que de cierta forma lo convirtió en una “nación paria”.
Y si bien el país vivió una peculiar historia tras su fundación, salpicada por emperadores negros y actos horribles de violencia, su ejemplo de liberación también llevó a que los poderes coloniales vecinos no lo reconocieran como nación (por temor a de que pasara lo mismo en sus territorios).
Fatton considera que esto llevó a que se promoviera un “sentimiento antihaitiano”.
“Con la independencia surge también una corriente que llamo a la marginalización de Haití que no quedó en ese momento, sino que se ha mantenido a través de los años en diferentes circunstancias”, indica.
“A Haití nunca se le perdonó ser una nación negra libre y gobernada por negros. Ha sido su cruel destino”, agrega.
2- La deuda con Francia
La independencia le salió cara a Haití .
Para lograr cierto reconocimiento ante la comunidad internacional, el entonces presidente haitiano Jean-Pierre Boyer firmó en 1825 uno de los acuerdos más extraños -y lamentables- de la historia: la Real Ordenanza de Carlos X.
El pacto, promovido por el imperio francés, le prometía a Haití reconocimiento diplomático a un precio: la nación caribeña se comprometía a
- un arancel del 50% de reducción a las importaciones francesas
- y una indemnización de 150.000.000 francos en oro, supuestamente, para compensar a los antiguos colonos por las propiedades que habían perdido.
“Esa indemnización, en el valor actual, fue de entre 12.000 y 20.000 millones de dólares”, cuenta a BBC Mundo la historiadora Carolyn Fick, experta en Haití en la Universidad de Concordia, en Canadá.
“Su pago paralizó literalmente la capacidad de los haitianos para invertir en infraestructura, educación pública y el funcionamiento general de los servicios gubernamentales”, agrega.
De acuerdo con Fatton, esos 150.000.000 francos equivalían a los ingresos anuales del país multiplicados por 10, lo que llevó al gobierno haitiano a pedir numerosos préstamos -y endeudarse-con bancos franceses, estadounidenses o alemanes.
“Se creó una espiral de deudas sin fin para pagar esa indemnización a Francia y, aunque se renegoció, para cuando se terminó de pagar en 1893 Haití había pasado ya casi un siglo desde su fundación sin poder invertir en su desarrollo y estaba altamente endeudado con bancos de todos lados”, recuerda.
3- Las políticas de Estados Unidos
Según los expertos consultados por BBC Mundo, más allá del conflicto con Francia que llevó a la independencia y a la estocada de la deuda, la relación internacional que más ha marcado la historia -y el presente- de Haití sea probablemente la que tiene con EE.UU.
“Fueron las dos primeras naciones independientes del continente, pero Estados Unidos no reconoció la independencia de Haití hasta más de 60 años después”, recuerda Concannon.
El reconocimiento coincidió con una etapa en la que Washington buscaba consolidar su posición como poder principal de la región.
La historiadora Carolyn Fick explica que por esos años se da un proceso de penetración de capital y adquisición de empresas haitianas que tendría uno de sus puntos culminantes en el control del Banco Nacional de Haití por los intereses de EE.UU.
La experta considera que fue a partir de entonces cuando “todo comenzó a desmoronarse” para la nación caribeña.
Haití entró al siglo XX con un creciente proceso de inestabilidad política: varios de golpes de Estado consecutivos y asesinatos políticos se sucedieron en muy pocos años.
Fue entonces cuando EE.UU. decidió intervenir el país para “para salvaguardar los intereses de sus corporaciones”, según dijo el entonces presidente Woodrow Wilson.
La ocupación se extendió por casi dos décadas, desde 1915 hasta 1934.
“Durante la ocupación los representantes de EE.UU. reescribieron la constitución haitiana para permitir, por primera vez desde la independencia de ese país, que potencias extranjeras pudieran poseer tierras en Haití”, explica Fick.
De acuerdo con la experta, la ocupación implicó la expropiación de grandes cantidades de propiedades campesinas para construir plantaciones para satisfacer a las empresas de EE.UU.
“Al final, todo esto fracasó, pero EE.UU. siguió controlando las finanzas haitianas y no fue hasta 1947 que la deuda externa de Haití con EE.UU. finalmente se eliminó”, indica.
Según Fatton, hubo otro elemento de esos años de intervención que marcaría la catástrofe futura de Haití.
“La ocupación estadounidense no resolvió ninguno de los problemas fundamentales que tenía el país pero sí creó un ejército muy poderoso, que tenía una influencia muy grande en la política y que jugaría un papel decisivo en el subdesarrollo de Haití”, comenta.
Fue esa fuerza, dice, la que realmente controló el país durante décadas y la que llevaría al poder a uno de los dictadores más déspotas que ha dado el Caribe: François Duvalier.
4- La dictadura de los Duvalier
La llegada de 1957 marcó uno de los momentos más terribles para el futuro de Haití: una campaña populista y un acuerdo entre los sectores castrenses llevó al poder a Duvalier, quien impuso uno de los regímenes más corruptos y represivos de la historia moderna.
Estuvo en el poder durante 14 años y, según coinciden los historiadores, su paso por la historia de Haití -que fue seguido por el de su hijo Jean Claude, quien continuó su legado por otros 15- fueron una de las bases de la incapacidad para el desarrollo que todavía sufre la nación caribeña.
“Creo que no hay duda de que fueron los Duvalier quienes realmente destruyeron la economía de Haití”, indica Fatton.
“Su régimen fue muy corrupto y aisló la economía haitiana. Pronto el país perdió cualquier capacidad para industrializarse y las autoridades solo usaban el poder para obtener riquezas ilícitas. Nada se producía”, agrega.
De acuerdo con el académico, lo que sucedió entonces en Haití fue diferente a lo que acontecía en República Dominicana, que también sufría la dictadura de Rafael Trujillo.
“Trujillo era un corrupto y era también muy violento como Duvalier, pero apostó por desarrollar cierta infraestructura para Dominicana y cuando Trujillo fue asesinado, había algo. Cuando Duvalier muere, deja a su hijo de 19 años el que era ya el país más pobre de América Latina”, sostiene.
En 1986, Estados Unidos le retiró su apoyo a Jean Claude Duvalier y, casi automáticamente, fue derrocado por un golpe de Estado.
Durante los años de dictadura, la población de Haití se había triplicado y la mayoría de ellos vivían en condiciones de extrema pobreza.
Las malas condiciones de vida habían llevado a que los haitianos cortaran árboles para hacer carbón y cocinar, lo que convirtió al país en el más desforestado de América Latina.
Esto lo hizo aún más vulnerable al paso de los huracanes y tormentas tropicales que lo sacuden casi todos los años.
5- La ayuda internacional
Incluso antes del sismo de 2010, Haití era conocido como la “República de las ONGs”, por ser uno de los países del mundo con mayor presencia de organizaciones internacionales.
Un informe a pocos meses del terremoto del Instituto para La Paz de Estados Unidos revelaba la preocupación por la presencia de estas organizaciones y el cuestionado impacto que estaban teniendo en la recuperación tras el terremoto.
“El dinero para la reconstrucción de Haití no fue a parar al gobierno sino a organizaciones internacionales. La idea era que el gobierno era demasiado corrupto para manejar la ayuda, lo cual también era cierto, pero al final esta política tuvo un impacto negativo”, opina Fatton.
En criterio del académico, esto llevó no solo a que el gobierno haitiano se volviera más ineficiente y perdiera toda capacidad de operación, sino que fomento un extrañó mecanismo en el que las ONG tomaban el dinero pero ayudaban poco o nada a la recuperación del país.
“Así vemos que Haití sigue en ruinas 10 años después y uno se pregunta qué pasó con todo el dinero que donó la comunidad internacional para su reconstrucción. Pues bien, fue a parar a estar organizaciones que han demostrado históricamente su ineficiencia”, opina Fatton.
Pero de acuerdo con Concannon estas limitaciones en la cooperación no solo se ha limitado a las ONGs.
En su criterio, ha habido también una serie de ayudas y medidas de la comunidad internacional que han limitado la capacidad de la nación caribeña para salir adelante.
“Con Haití se han practicado políticas comerciales que han impedido el desarrollo local, la más obvia es la incapacidad para producir comida”, señala.
Uno de los casos más emblemáticos, recuerda el experto, fue la política de subsidios al arroz estadounidense bajo el gobierno de Bill Clinton que llevó a que la producción de ese grano en Haití prácticamente despareciera y que la población campesina emigrara a las ciudades, especialmente a la capital.
Y es que tras el golpe de Estado en 1994 que derrocó al primer presidente elegido democráticamente, Jean Bertrand Aristide, los países occidentales alentaron a Haití a liberalizar su economía.
Al reducir los impuestos a las importaciones, su propia producción de arroz, de la que era prácticamente autosuficiente, se desplomó.
“Hoy prácticamente toda la comida que se consume en Haití es importada, incluso productos como el azúcar y el arroz que los producía sin necesidad de importaciones”, indica Futton.
Pero como en el caso de Aristide -que EE.UU. volvió a poner en el poder-, Concannon señala que en varias ocasiones, la comunidad internacional ha tratado de evitar gobiernos de corte progresista en Haití.
“Podemos decir que la comunidad internacional se propuso hacer que Haití no pudiera ser un experimento exitoso y hasta ahora parece que ese objetivo se ha logrado”, afirma.
“Esto no significa que ha sido Estados Unidos o la ayuda internacional son los que han creado esta situación. Haití fue siempre un país de mucha desigualdad, exclusión, con poder político concentrado. Pero sin lugar a dudas, sí han contribuido a agravarla”, agrega.