“La inflación está en la cabeza de la gente”: ¿Cómo se explica que el presidente de Argentina dijera esa frase?

Y agregó: “La inflación es como que a uno le impide proyectar el futuro y, por lo tanto, es todo más difícil, y es cierto que lamentablemente los argentinos somos casi expertos en proyectar el futuro con la inflación y lo que tenemos que hacer es erradicar la lógica inflacionaria”.

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Así explicó el mandatario los “sostenidos aumentos de precios de productos y servicios” que caracterizan su Gobierno. Tal como lo apunta “France 24″, en el 2022, la inflación argentina “se duplicó”: según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Argentina (Indec), la acumulada llegó hasta “94,8%, una cifra no vista desde 1991″.

Pero parece que Fernández no sabe de autocrítica: la culpa no es de su gestión sino de su predecesor, Mauricio Macri, y de los ciudadanos. “El tema es que esta fascinación por el dólar hace que los argentinos hayan encontrado un nuevo desarrollo con inflación”, se excusó.

¿Excusas sin sustento?

Para Juan Negri, director de la carrera de Ciencia Política y de Estudios Internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella, lo primero a tener en consideración es que esta situación es repetida. Parece que el presidente Fernández no ensaya sus intervenciones y “se deja llevar por sus impulsos”. Y, claro, esa dinámica le ha jugado malas pasadas.

Todavía se recuerda cuando dijo:

“Escribió alguna vez Octavio Paz que los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros, los argentinos, llegamos de los barcos. Y eran barcos que venían de Europa. Así construimos nuestra sociedad”.

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Lo segundo pasa por entender que el régimen de Fernández suele buscar culpables para “justificarse”. “Sistemáticamente y dependiendo del tema, se enfoca en los medios de comunicación, en el Poder Judicial, en el Fondo Monetario Internacional, pero su propia gestión nunca está en la lista. En este caso, encontró un argumento económico”, dice Negri.

El periodista argentino Nicolás Poggi apunta que la postura de la gestión de Fernández demuestra su “incapacidad y la de gobiernos previos para controlar la inflación”. “Es verdad que culturalmente los argentinos corremos a refugiarnos en el dólar, pero eso es porque hemos pasado muchas frustraciones económicas que no pueden ser controladas por los presidentes de turno”.

Negri es más benévolo. Para él, Fernández utilizó un argumento que existe y que “es bastante intuitivo” porque, en efecto, “la inflación tiene mucho de la expectativa de los actores económicos”. Un ejemplo: saber que la inflación está por el 100% hace que los comerciantes ajusten sus precios, incluso sin confirmar si esa es la cifra correcta. Se trata, explica el especialista, de una “especie de remolino donde están metidos todos”.

Él sostiene: “Él habló de la inercia inflacionaria, según la cual todo tiene que ver con expectativas, pero lo manifestó de la manera más infeliz posible. Decir que la inflación está en la cabeza de la gente es incorrecto”.

Y añade: “¿Qué busca? Trata de darle un sentido a lo que pasa en el país, a justificarse frente a la opinión pública eligiendo la peor combinación de palabras. Y termina por quedar como un ridículo”.

Poggi recuerda que este año hay elecciones presidenciales -el calendario se publicará en marzo, según “La Nación”- y que parece que Alberto Fernández se presentará a la reelección. “Por un spot reciente, que fue en clave electoral, todo indica que lo hará. Fernández apuesta por la polarización y toma como referencia la gestión anterior, que también fue un desastre en temas económicos, para venderse como mejor opción”.

“Pero no creo que esta frase genere mucho impacto negativo porque, justamente, se sitúa dentro de un eslabón de frases desafortunadas sobre economía, cultura e historia”, concluye.